El oscuro dios celta que le cantaba a los espíritus en su camino hacia la muerte

El oscuro dios celta que le cantaba a los espíritus en su camino hacia la muerte

El oscuro dios celta que le cantaba a los espíritus en su camino hacia la muerte

Dios de lo verde / Señor del bosque / Te ofrezco mi sacrificio / Te pido tu bendición.

Tú eres el hombre en los árboles / el hombre verde del bosque / quien trae vida a la primavera naciente / Eres el venado en celo / poderoso Cuerno del Uno / que deambula por el bosque de otoño / el cazador dando vueltas alrededor del roble / las astas del ciervo salvaje / y la sangre que se derrama por el suelo cada temporada.

Dios del verde / Señor del bosque / Te ofrezco mi sacrificio / Te pido tu bendición.

Oración Wicca a Cernunnos

 

Su imponente cornamenta de ciervo daba muestra de su poder y virilidad. Era el Señor de la fertilidad y el Amo de los bosques. Para los celtas era el dios de toda la naturaleza y estaba emparentado con el dios Pan, el sátiro griego. Los animales tanto terrestres como acuáticos le honraban y lo veían como la máxima figura de autoridad, ya que los bendecía y les otorgaba la energía necesaria para sobrevivir en la vida salvaje. Pero así como era dios de la vida y la naturaleza también lo era de la muerte. Los celtas creían que su canto servía a los muertos para tranquilizarlos cuando experimentaban la angustia de transitar hacia el Otro Lado. Su voz los reconfortaba y los hacía aceptar su destino. Es Cernunnos uno de los principales dioses de la cosmogonía celta. Los druidas, un grupo de sabios y filósofos celtas, lo conocían como Hu Gadarn, el Dios Astado de la fertilidad.

Los celtas lo conocían también como El Hombre Verde o El Guardián del Mundo Verde. Sus grandes astas o cuernos también manifestaban la grandeza de la ramificación de los árboles, los cuales para el dios representaban lo más sagrado de la naturaleza: eran un símbolo de sabiduría y poderío que todo hombre debía respetar. Sin embargo, desde lo más grande hasta lo más “insignificante” era protegido por el dios. Los celtas elevaban oraciones a Cernunnos para que la cacería fuera fructífera y las cosechas abundantes. El culto a esta figura se extendió desde Irlanda hasta Rumania.

De manera errónea, sobre todo por religiones como el cristianismo, Cernunnos fue visto como un demonio debido a su representación cornuda y un pene grande y erecto. Las pinturas del siglo XIX en las que se plasmaba a Satanás de esa forma le dieron ese carácter siniestro y diabólico al dios celta. Es en las Islas Británicas y en el oeste de Europa donde mayores representaciones de Cernunnos se han hallado. Casi siempre se le ve como un hombre anciano de larga barba con las piernas cruzadas, sentado sobre la hierba, portando un torque, una especie de collar con forma de herradura, en el cuello y una de sus manos, el cual era una pieza que distinguía a las altas clases de los celtas.

En la otra se ve aferrando el cuello de una serpiente con cuernos de carnero. Otras representaciones lo han puesto con cabeza de carnero, como la del Caldero de Gundestrup, un recipiente ritual hallado en Himmerland, Dinamarca en 1891, considerado una de las piezas más valiosas donde se recoge el testimonio de la adoración a este ser. En él aparece rodeado de varias diosas de origen desconocido. También se han visto otras variantes donde porta una bolsa llena de monedas o donde alimenta a animales que lo rodean sacando alimento de un costal.

Se sabe de su nombre gracias a una pieza hallada en la actual ciudad de París, antes Lutecia en tiempos de los romanos, en un pilar dedicado al dios Júpiter en el siglo I d.C. En él se observa a un ser anciano con cuernos y arriba su nombre: Cernvnnos. En esta pieza el dios aparece en combinación con otras deidades celtas y romanas, muestra de que los romanos absorbieron varios dioses ajenos para la conformación de su propio panteón divino. En el presente, las religiones neopaganas —la más notable de ellas es la Wicca— manifiestan una franca admiración hacia esta deidad reviviendo incluso el culto a ella mediante ceremonias y cantos especiales.

La escritora Margaret Murray escribió en 1931 una obra fundamental para conocer los orígenes de la brujería y la adoración a Cernunnos: El dios de las brujas. En esta obra antropológica nos sitúa en la figura del dios astado presente en muchas culturas europeas que practicaban el paganismo antes del arribo del cristianismo. En esta obra se postula que las brujas de los celtas y otros pueblos de la Antigüedad adoraban a Cernunnos, cuya figura fue siendo deformada por el cristianismo hasta representarlo como el macho cabrío que hoy está asociado con Satán. Sin embargo, la figura de Cernunnos siempre estará relacionada a la magia y el misterio de los bosques donde aún habita aguardando la oportunidad de su resurrección.

El hombre siempre ha sido una especie necesitada de dioses para sentirse protegido y también para castigar a los infractores. Por ello es que inventaron 4 castigos eternos de los dioses en la mitología griega para aleccionar a su población y conservar el orden en la sociedad. México también tuvo una cosmogonía rica en figuras, ejemplo de ello son los dioses prehispánicos que podrían atormentar tus sueños esta misma noche.

Salir de la versión móvil