La gripe española ha sido una de las peores pandemias por las que ha atravesado la humanidad, pero pocos saben que la crisis más severa de contagios (y por lo cual es recordada) fue la segunda en el mismo año, entre septiembre y noviembre de 1918, la primera fue en el verano.
Aunque no se sabe la cifra exacta, se cree que la gripe española provocó la muerte de más de 50 millones de personas en todo el mundo, un número superior a las muertos de guerra de la Primera Guerra Mundial. Esta terrible epidemia ha sido comparada constantemente con la reciente expansión del coronavirus; el uso de máscaras especiales, algunos síntomas, la improvisación de hospitales y la presencia de policía en las calles son algunos de los elementos que comparten estas enfermedades que curiosamente aparecieron con casi 100 años de diferencia.
La primera ola
Los primeros casos de gripe española, una enfermedad que se caracterizaba por fiebre elevada, dolor de oídos, cansancio corporal, diarreas y vómitos ocasionales, se registraron en marzo de 1918 en un campo de entrenamiento militar en Kansas, Estados Unidos, la enfermedad comenzó a propagarse rápidamente, pronto fueron un centenar de soldados contagiados, lamentablemente los movimientos masivos de las tropas provocaron que para el verano la epidemia se extendiera a Europa y Centroamérica. A este periodo se le considero la primera ola de la gripe española. Tan solo en la primera semana desde que se reportó en España, el 20 de mayo, hubo 30 mil casos registrados, un par de semanas después el número se elevó a 250 mil, muchos atribuyen el alto número de contagios a las festividades masivas como las de San Isidro en Madrid, la gente no le dio mucha importancia y afortunadamente la gripe española “había desaparecido” para finales de verano.
La segunda ola
Pero, al parecer, el virus (que por cierto se trataba de una cepa de la influenza AH1N1) sólo se estaba preparando para volver con más fuerza, un mes después, cuando ya no existían medidas preventivas para evitar los contagios, cuando la población daba por hecho que la pandemia de la gripe española era cosa del pasado. La gripe española comenzó a reaparecer en las regiones del centro peninsular y se fue extendiendo incluso hasta regiones que no habían vivido la primera ola de la gripe española. Para el mes de octubre el escenario era terrible, se habían registrado 260 mil muertes y el país atravesaba por una crisis social histórica, como lo cuenta el diario El Español;
«En Valencia, solo en octubre, se registraron casi 700 fallecimientos por la gripe española. En Barcelona se suspendieron todas las ceremonias religiosas y se cerraron los colegios. Además, las autoridades municipales montaron lavaderos portátiles y se repartió un litro de lejía a 4 mil familias pobres. La empresa de ataúdes, que ostentaba el monopolio de su producción, se vio desbordada tanto por el elevadísimo número de defunciones como por una huelga de los obreros. Fueron los militares los encargados de ayudar en la sepultura de los muertos. Las deficiencias tanto en material como en personal sanitario provocaron el colapso del sistema y la multiplicación de los cadáveres».
Gracias a las medidas extremas de confinamiento y cuidado de la salud que tomaron tanto España como Estados Unidos, el mes de noviembre comenzaron a descender los contagios, pero en febrero y marzo del año 1919 se registró una tercera oleada, afortunadamente no tan dramática como las primeras dos.
No queda más que aprender de la historia y no cometer los mismos errores que condenaron a cientos de miles de personas, recordar que aunque acaben los periodos de cuarentena y las cifras bajen, el virus sigue activo y por lo tanto debemos seguir extremando precauciones en nuestros hábitos.
En portada: El español
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