El Art Nouveau y la ruptura de siglo

El Art Nouveau y la ruptura de siglo

El Art Nouveau y la ruptura de siglo

Hacia finales del siglo XIX la Revolución Industrial generó una gran controversia tanto en la sociedad como en el mundo artístico. Surgió entonces un movimiento que buscada regresar a lo esencial, a la estética simplista y funcional.

El Art Nouveau es visto como la ruptura inscrita en el cambio de siglo (XIX a XX), como lo “nuevo” dentro de las artes plásticas. Dentro de este movimiento encontramos nuevas técnicas, expresiones y concepciones de la sociedad; a la vez tenemos el rescate del pasado místico-medieval por medio de las figuras orgánicas, inspiradas en ciertos grabados, pinturas y, en general, en el arte del medioevo.

Las características que permiten reconocer al Art Nouveau son, en general,  la inspiración en la naturaleza, formas redondeadas entrelazándose, la asimetría y el uso de la línea curva; las imágenes son, en su mayoría, femeninas en actitudes delicadas y gráciles, y adoptan una actitud de sensualidad que llega al erotismo.

Ya fuera en dibujos, grabados, carteles, revistas, pintura y poesía; en modelos en hierro, cristal, bronce o madera; arquitectura, poesía y artes aplicadas, el tema a desarrollar fue la sensualidad de la mujer: la voluptuosidad de un vestido, el vuelo de la cabellera, una figura semidesnuda, la belleza de la juventud y la blancura de la piel. Las flores, la hiedra, las mariposas, la naturaleza, nubes y animales místicos simbolizan el erotismo femenino en una nueva estética ornamental.

La homogeneidad del modernismo provocó una especie de relación entre las artes menores y artes mayores. Los griegos dividían las artes en estas dos ramas: Las Bellas Artes o “superiores” eran aquellas que permitían gozar las obras por medio de sentidos superiores como la vista y oído, siendo innecesario el contacto físico: arquitectura, escultura, pintura, música, poesía y danza (en la actualidad el cine es considerado parte de estas artes mayores); las artes menores, que eran aquellas que impresionan a los sentidos -gusto, el olfato y el tacto- como: orfebrería, cerámica, tejidos, entre otros.

A pesar que cada versión regional del Art Noveau tiene su propio sello e influencia, los representantes de este movimiento tienen en común la versatilidad, son nuevos humanistas cuyo quehacer abarcó más de una disciplina.

Como parte de esta innovación hacia un arte nuevo (como concepto, expresión, significación), se rompen con los paradigmas impuestos por las diferentes academias artísticas y se da una libertad para expresarse en el arte. Una de las características principales de esta corriente es que se adapta a las circunstancias de la vida moderna se halla íntimamente ligado a la producción industrial, desarrollándose principalmente en el diseño gráfico: carteles, postales, paneles decorativos, publicidad, estampados textiles y tipos de imprenta.

Entre los artistas más representativos se encuentran:

Alphonse Mucha (1860-1939)


Checo de nacimiento, produjo una gran cantidad de pinturas, pósteres, avisos, publicidad e ilustraciones, así como diseños para joyería, alfombras, empapelados y decorados teatrales (litografías), Sus trabajos introducían mujeres jóvenes hermosas en atuendos neoclásicos.

Aubrey Beardsley (1872-1989)


Pintor e ilustrador inglés. Su línea artística fue semejante a la de Mucha. La mayor parte de su obra son cuadros en tinta con temáticas mitológicas, erotismo y caricaturas. Su producción se caracteriza por amplias zonas negras en contraste con otras blancas, así como curvas del grabado japonés.

Théophile Alexandre Steinlen (1859-1923)


Pintor y litógrafo francosuizo. Colaboró especialmente para diversas revistas con ilustraciones y para libros como Le vagabond, de Maupassant, entre otros. A partir de 1885 se desarrolló como cartelista industrial, siendo el más conocido “Le Chat Noir”.

Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901)


Pintor y cartelista francés que se destacó por su representación de la vida nocturna parisiense. Su obra se caracteriza por la espontaneidad y la capacidad de captar el movimiento en sus escenas y personajes.

Gustav Klimt (1862-1918)


El pintor y simbolista austríaco encontró en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes de inspiración; sus obras están dotadas de energía sensual, herederos de los dibujos de Rodin e Ingres. La naturaleza abiertamente erótica de sus obras solía verse “suavizada” por un enfoque alegórico o simbólico que la hacía de algún modo más admisible para la opinión pública de la burguesía vienesa.

Kolo Moser (1868-1918)


El artista austriaco diseñó una amplia gama de trabajos artísticos: libros y gráficos, así como estampillas y viñetas para revistas, además de vitrales, porcelanas, cerámicas, vidrio soplado, vajilla, platería y mobiliario.

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