La bicicleta como símbolo de revolución femenina

La bicicleta como símbolo de revolución femenina

La bicicleta como símbolo de revolución femenina

Uno de los hechos que conmovieron a todo el mundo en 2015 fue que las mujeres votarían por primera vez en las elecciones de Arabia Saudita. Parece sorprendente que durante todo este tiempo no se les haya permitido elegir el rumbo de su país, sin embargo, es absurdo criticar con rabia las costumbres del otro lado del globo cuando en nuestra realidad inmediata, también existen graves problemas de género.

A lo largo de la historia, la sociedad occidental ha impuesto normas y costumbres absurdas (por no decir descabelladas) para las mujeres. Las reglas de vestimenta y comportamiento que siempre han estado presentes son apenas una muestra del dominio que aún hoy, el machismo ejerce sobre ellas. No debe sorprendernos entonces que a finales del siglo XIX las mujeres tuviesen prohibido algo que hoy parece tan rutinario, el medio de transporte personal por antonomasia, divertido y óptimo para ejercitarse: el uso de la bicicleta.


Entre las muchas razones de esta prohibición es que los médicos argumentaban que la fricción y la presión que se ejercía en la zona pélvica era perjudicial para la salud de las niñas ya que podía romperse el himen lo cual –según las costumbres de la época– la hacía perder su virginidad de inmediato. Al mismo tiempo, se mantenía en pie la ridícula creencia de que una mujer usaba la bicicleta con el único fin de obtener placer a partir del roce del asiento con los genitales.

Aunque eso argumentaban los hombres, las mujeres veían en las ruedas de la bicicleta una posibilidad para alejarse de la rutina de ser amas de casa y poder sentir el viento en sus rostros. De modo que bajo la premisa de que si una mujer puede pasar horas forzadas trabajando en una fábrica frente a una máquina de coser sin que alguien se preocupe por ella, también puede viajar en ese artefacto bajo las mismas condiciones. Después de inagotables actos de rebeldía contra el machismo y la moral imperante en la sociedad, las mujeres decidieron hacer frente y utilizar este medio de transporte con frecuencia y ahínco. La bici se había convertido en un símbolo de liberación femenina.

Como toda manifestación revolucionaria, la popularización del uso de este medio de transporte entre las mujeres escandalizó a cierto sector de la población, pues quienes lo usaban daban “una imagen poco femenina y demasiado insolente”, esto provocaba que las niñas pequeñas vieran en las chicas ciclistas un modelo a seguir creando poco a poco “mujeres promiscuas” y de modos “poco decorosos” debido a que para montar la bici tenían que levantar la pierna por encima del asiento lo que dejaba al descubierto buena parte del muslo.

Los grupos conservadores decidieron crear una serie de reglas para que las chicas pudieran utilizar la bici, no obstante las defensoras de los derechos de las mujeres decidieron usar pantalones bombachos, o bien, faldas más cortas para poder asegurar su comodidad al montar dichos artefactos. Quizá hoy reconozcamos a la bicicleta como un objeto de uso cotidiano pero como podemos ver, ésta desempeñó un papel muy importante en el proceso de liberación femenina.

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Fuentes:

BUST

The Atlantic

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