Aquí Espantan: la historia de la rata gigante de La Merced

Aquí Espantan: la historia de la rata gigante de La Merced

Aquí Espantan: la historia de la rata gigante de La Merced

La Ciudad de México está infestada de ratas. Las pocas que aparecen en vertederos de basura, parques y mercados y se dejan ver antes de lanzarse por una coladera son apenas una representación ínfima de lo que pasa en el alcantarillado: se trata de una inmensa red primaria de drenaje que recorre 30 mil kilómetros y tiene contacto directo con las calles, una ciudad oculta debajo de la megalópolis, un mundo subterráneo y húmedo donde millones de ratas se mueven a placer.

Dentro de todas las historias de la capital que involucran roedores, ninguna provocó tanto terror como la que vivió uno de los barrios más emblemáticos de la Ciudad de México. Entre callejones y templos, costales de chile y olotes tirados por el suelo, el rumor de que una rata gigante se escabullía entre los pasillos, bajaba a los túneles del metro y volvía a salir por la noches, cuando todo estaba en calma y conforme el ruido de los puestos y las llantas de los diablitos se detenía por unas horas comenzó a correr de boca en boca: era la rata gigante de La Merced.

El origen de esta criatura data de la década de los 80, cuando tanto locatarios como compradores coincidían en que un roedor de proporciones extraordinarias vagaba por las calles de La Merced. El temor era real y los relatos que hablaban de un roedor gigante royendo huacales de frutas y verduras, escondiéndose dentro en los túneles del metro y alimentándose de perros callejeros o mascotas cobró un interés inusitado. El cronista Jesús Rodríguez Petlacalco recoge el horror que sentía cuando era niño y debía ir a un mandado y rogaba por no encontrarse con aquél enorme animal:

«Ni se le ocurriera a mi madre mandarme a las tortillas a Juan Cuamatzin, o por la leche a Misioneros, o a ver al tío Gaby al mercado. Todo, todo aquello que implicara acercarse a los basureros de la Nave Mayor de “la Meche”, primero, me revolvía el estómago y después, me aterraba».

El clamor popular por dar con el roedor gigante fue tal, que la Secretaría de salud inició una campaña contra la fauna nociva del entonces Distrito Federal. Al mismo tiempo, la historia de una señora cuyo hijo estuvo a punto de ser devorado por la bestia de pelaje grisáceo y cola enorme, que igual roía cajas de cartón que utensilios de cerámica y barro. Durante meses, se llevaron a cabo exhaustivas fumigaciones en todos los rincones que se consideraban un foco de plagas en La Merced. Como resultado, aparecieron más de 700 mil cadáveres por todo el mercado durante los días siguientes.

A 40 años de la última fumigación masiva de la Ciudad de México, el horror por las ratas aún se mantiene en pie. Las versiones de locatarios y vendedores ambulantes sobre este mítico animal varían de tamaño, peso y sitios de aparición; lo único cierto es que se trata de una leyenda popular propia de todos quienes a diario marcan el pulso del Mercado más emblemático de la Ciudad de México, La Merced.

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Conoce cada domingo una nueva entrega de Aquí Espantan, historias de horror de la Ciudad de México en Cultura Colectiva Historia.

Ilustraciones de Luis Atilano para Aquí Espantan.

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