La identidad de un pueblo a partir de la literatura de un rebelde y sus contradicciones

Una de las premisas que abarca la concepción del individuo se conforma alrededor de la identidad y cómo éste la crea, transforma, y la moldea con relación a una inquietud o voluntad según los tiempos, movimientos sociales o capacidades que posea.
El ser humano se ha cuestionado sobre su identidad desde hace más de 3 mil años, pero también lo ha hecho sobre el medio que envuelve su existencia, ya que todo individuo a través del movimiento que ejerce en un medio, cambia la significación del espacio, incidiendo y dejando un rastro más allá de lo físico. En esta ocasión la cuestión que nos interesa abordar pretende acercarse a la identidad de un pueblo a partir de su configuración literaria para saber de dónde procede ésta, tanto a nivel individual como colectiva.

Para ello, he tratado de acercarme al manifiesto cubano de José Martí: “Nuestra América”, e identificar aquellos componentes que pretenden ejercer elementos performativos (la capacidad de algunas expresiones de convertirse en acciones y transformar la realidad o el entorno) dentro del discurso que aglutina y da forma al inicio de la literatura nacional de su país, cuyo objetivo parte de dos intenciones, por un lado, la lucha contra el colonialismo norteamericano y, por otro lado, fundar una nueva identidad que los denomine como Nación.

Martí articula el texto desde las primeras líneas poniendo el foco de atención sobre las dos identidades nacionales que conviven en Cuba: el criollo y el indígena, desplazados de los centros de voz y poder hacia ámbitos socialmente relegados. De este modo, alude al discurso de la unión para progresar y luchar contra un enemigo en común; sin embargo, obvia un pasado demasiado reciente y exclusivo, formado a través de los distintos conflictos entre los nichos de poder criollo y la resistencia indígena, cuyo modo de subsistencia únicamente tiene cabida desde la lucha armada.

A raíz de ello, el discurso de poder pretende reconducir la lucha contra un enemigo común y por una causa mayor: la Patria, ya que ésta puede caer en manos del mercantilismo imperialista norteamericano. En consecuencia, Martí trabaja sobre la idea de aparcar el individualismo para forjar una lucha unitaria y de sentimiento común, acusando de provincianismo a sectores que hasta entonces habían sido masacrados por el poder socioeconómico, por tanto, el discurso se configura a partir de la reintegración de un sector social (en términos propios del siglo XXI), cuya praxis deriva más de la necesidad de la lucha frente a un conflicto bélico, que a la voluntad filantrópica de conformar una nueva sociedad que aglutine las distintas identidades que construye el paisaje sociopolítico cubano.

Este recurso aparece también en la obra del argentino José Hernández, donde expuso el mismo concepto mediante la figura de su protagonista en “El gaucho Martín Fierro”, en la que el hombre errante, maltratado y vilipendiado es posteriormente recuperado por el gobierno de Sarmiento para luchar, en este caso, contra los indígenas. El uso por parte del poder de colectivos que se sitúan al margen de la sociedad, sea el indígena, el negro, el gaucho o las mujeres en tiempos de conflicto, denota claramente una voluntad performativa que cumpla con distintos requisitos dentro de los discursos fundacionales: la cuestión armada, el discurso literario y la capacidad de formar la Patria.

Cabe destacar cómo estos discursos trabajan en dos líneas de investigación; por un lado, la unificación hacia un objetivo nacional igualitario, y por otro, la formación de un género literario que sirva a su vez para identificar a un pueblo con un texto. La construcción de la identidad nacional mediante la literatura pretende redirigir hacia un nuevo camino a la sociedad, basado en los principios de la Ilustración, progreso y modernidad, alejándose del concepto de barbarie que los ancla en el pasado, siendo este punto en el cual surgen los distintos problemas de identidad de los países americanos de finales de siglo XIX, por ejemplo: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, y sobre todo, ¿hacia dónde vamos? Martí parte de la concepción de indígena colonizado, la asume y continúa a través de la cultura, una idea tremendamente modernista.

Por lo tanto, nos encontramos ante un discurso que pretende establecer la bases de una nación, que unifique a criollos e indígenas porque va a necesitar de sus recursos pero, al mismo tiempo, pretende desprenderse de un pasado que los ancla en la rusticidad y que los desvincula del progreso del pensamiento. Las ideas deben estar por encima de la barbarie, del provincianismo, mediante la cultura se llega a la civilización y el indígena ni forma parte de ella, ni tiene aparentemente cabida.

Esta senda de contradicciones ideológicas que pretenden construir una identidad nacional con base en la performatividad de un discurso que incluya y no excluya, surge en contextos muy particulares, concretamente el americano, donde no se ha “establecido” una identidad nacional propia, que rehuyen de un pasado y que no saben hacia dónde se dirigen, y cuya única seña de identidad posible es la unión frente a un enemigo común a través del discurso nacionalista, dotado en sí mismo de una configuración marcadamente ideológica y partidista.

Es por tanto, la construcción nacional, un concepto creado a posteriori, forjando a su vez el de colectivo, de una identidad que se va pensando y escribiendo al mismo tiempo, de una Nación elaborada a través de lo que nos es contado, efecto de una forma de afiliación social y textual narrada que ha perdurado hasta el día de hoy en América Latina, puesto que la identidad colectiva como continente, y el espíritu de Bolívar, siguen aún vigentes dentro de un inconsciente colectivo que debe configurar sus límites en referencia a una identidad y a una territorialidad.

Finalmente, cabe destacar que sobre esas narraciones se crean las diversas identidades que integran la nacionalidad, configurando sus límites en relación a una territorialidad, el espacio cubano como microcosmos del macrocosmos que es América Latina, un espacio donde entran en juego los conflictos centrales en el proceso constitutivo de la nación, civilización y barbarie, cultura y naturaleza, pasado y futuro.

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