Polaridad social, escasez de educación digna y otras causas de la delincuencia juvenil en México

Polaridad social

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Esta mañana, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México detuvieron aun joven de 16 años, identificado como Jahir “N”, y quien lideraba una “minicélula” de la “banda del mazo”, dedicada al robo de tiendas departamentales del sur de la urbe.

Y Jahir “N” es reincidente, esta es la tercera vez en los últimos seis veces que fue detenido por delinquir. Lo responsabilizan de, al menos, cuatro robos. Generalmente, él y sus compañeros hurtaban consolas de videojuegos, celulares, tabletas y otros artículos electrónicos.

Su captura abre (¿o reabre?) el debate sobre la delincuencia juvenil en México, que en años recientes ha alcanzado números alarmantes: cada vez más menores de edad terminan tras las rejas o forman parte de organizaciones criminales. Y esto debe verse y enfrentarse como un fenómeno social y de salud pública no sólo como un incidente recurrente.

La delincuencia juvenil es un fenómeno social y un problema de salud pública. (Foto: El Heraldo de Veracruz)

En entrevista con CC News Maria Luisa Gonzalez Berra, maestra en Psicoterapia Humanista, explica que hay varias razones detrás de esta tendencia delictiva. Al tratarse de jóvenes o adolescentes, muchas veces el origen se encuentra en el núcleo familiar, pues muchas veces son chicos que vienen de familias desintegradas, que «sólo han conocido la violencia y la carencia».

También, a los papás del siglo XXI les cuesta mucho trabajo establecer limites claros a los niños y jóvenes. El tema de delito esta muy relacionado con las adicciones, ya que muchas veces los jóvenes que comenten delitos se encuentran devorados por las drogas, por eso es un tema también de salud publica, hasta que se convierte en un fenómeno social.

A decir de González Berra, otros factores son la polaridad social, la falta de oportunidades y el escaso acceso a una educación de calidad, que va desde la educación formal escolar hasta la educación emocional, que permita obtener habilidades emocionales para relacionarse y crear una conciencia de responsabilidad individual y social.

La educación y la desigualdad social fomentan la delincuencia a temprana edad.

Al respecto, en una entrevista para el diario El País, la socióloga española experta en educación Amparo Tomé coincide con que la delincuencia juvenil poner en evidencia la “enorme crisis” de los modelos educativos. Entonces, es en las aulas donde se erradican o se fomentan esas acciones delictivas.

Las normas que rigen la socialización surgen de las familias, escuelas, medios de comunicación y amigos. La escuela es el único ámbito que podemos reglar de todos ellos y habrá que hacer una fuerte reflexión cuanto antes sobre cómo estamos construyendo la identidad de los niños y de las niñas.

Si tomamos en cuenta que la delincuencia es un fenómeno social, es importante atacarlo desde la sociedad misma y, lo más importante,cimentar las acciones cotidianas con políticas públicas que garanticen una educación digna (y dignificante) para todos, y que poco a poco vayan minimizando dicha polaridad social. En ese sentido, Tomé asegura:

Existe una responsabilidad también de la sociedad. Hay cuatro agentes que forman identidades, más la ciudad donde se desarrollan todas ellas. La ciudad debe ser educadora.[…] La ciudad debe cuidar el buen vivir. No se pueden cambiar las flores todos los días cuando hay barrios con necesidades. Y así la ciudad también educa para el cambio.

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