Gaslighting, el abuso emocional que puedes sufrir sin darte cuenta

Gaslighting

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«No me tomes de la mano en la calle. Me da pena que me vean contigo», eso se lo decía Ricardo a Angélica cada que salían a comer o a caminar. Cuando ella se lo reprochaba, él le hacía creer que no lo había dicho, que se lo estaba imaginando: «Tu cabeza te está jugando chueco, otra vez estás pensando tonterías».

 

Angélica, consciente o inconscientemente, estaba siendo víctima del gaslighting, un abuso emocional que se caracteriza por hacer dudar a una persona de su propia percepción o memoria. Ricardo, su novio, la manipulaba, le hacía creer cosas todo con el fin de tener el control en la relación. «Yo no era fea, y lo sabía», cuenta la joven a CCNews, «pero él me lo repitió tanto que llegué a creérmelo».

 

Esta forma de violencia es mucho más difícil de reconocer que, por ejemplo, el abuso físico o el verbal. La manipulación emocional es consecutiva y hasta cierto punto imperceptible, por eso creemos que no la estamos padeciendo. Incluso, si familiares o amigos se dieran cuenta de ello, la reacción inmediata es negarlo pues las víctimas no perciben que están siendo violentadas emocionalmente.

La manipulación es una de las características del gaslighting. (Foto: Psicólogos en Escazú)

El término viene de un clásico cinematográfico de 1944 llamado Gaslight, en donde Paula Alquist, interpretada por Ingrid Bergman, es manipulada mentalmente por su esposo, Gregory Anton, caracterizado por Charles Boyer, para robarle de esta manera su fortuna.

 

Lo que los abusadores hacen es tener un comportamiento controlador en el que, a través de la manipulación, hacen creer a la víctima que hay algo malo en ella misma. Tal y como le pasó a Angélica, la hizo dudar de su propia percepción, de sus propias vivencias, creando un precedente que genera duda e indecisión.

 

Pero, cuenta Irene, quien nos pidió el anonimato, cuando hay duda, es cuando más se debe estar alerta para evitar ser víctima del gaslighting. «Mi bisabuela decía: “si se te ocurrió, si lo llegaste a sospechar, si tan siquiera se te presentó la idea, entonces no dudes, lo más probable es que tengas parte de verdad”». Y la duda que ella tenía sobre todo lo que su pareja le hacía creer fue lo que le permitió salir de esa relación de abuso emocional. La característica más peligrosa del gaslighting es que a la víctima la hacen creerse victimaria, de ahí la modificación de la realidad y su percepción.

El abuso emocional consiste en hacernos creer lo que no somos. (Ilustración: Pinterest)

Irene también fue víctima del gaslighting durante cinco años. Su pareja le hizo creer una versión de ella misma muy diferente a la que realmente era. «Muy dentro de mí quedaba un resquicio de sospecha», relata Irene. «¿En serio soy una persona tan sensible, histérica, olvidadiza, egoísta y, de alguna forma también, insensible, seca, obsesiva y encimosa?». Fue entonces que recordó el consejo de su bisabuela y se permitió creer que ella no era la persona que por mucho tiempo su pareja le hizo creer que era.

«Reconocerme como víctima le quitó poder a mi abusador, me ayudó a reconocer los patrones de cada uno, a aceptar mis miedos y soñar en superarlos», afirmó Irene. «A partir de ese momento fue también mi responsabilidad analizar cuánto tiempo y bajo qué condiciones yo quería seguir con esa relación».

 

Las estrategias de quienes utilizan el gaslighting para la manipulación consisten en decir mentiras flagrantes, en negar todo a pesar de que la víctima tenga pruebas, de utilizar halagos para crear confusiones, de agotar anímicamente a la otra persona hasta hacerla creer que está sola y que la única persona que tiene a su lado es quien la manipula.

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