Guillermo Valdés, el mexicano que participó en el descubrimiento de las ondas gravitacionales

Guillermo Valdés

Guillermo Valdés

«Cuando cortejas a una bella muchacha, una hora parece un segundo; pero cuando te sientas sobre carbón al rojo vivo, un segundo parecerá una hora. Eso es la relatividad».

Albert Einstein así lo explicaba en términos más sencillos para quienes entendían poco de su famosa Teoría de la Relatividad, en donde descubrió que los objetos que se mueven en el universo producen ondulaciones en el espacio-tiempo (una especie de tejido en el que se desarrollan todos los eventos del universo), las cuáles se propagan por el espacio. Esas son las ondas gravitacionales.

*Foto: El Comercio.

Desde hace cien años se buscaba la comprobación de la existencia de esas ondas gravitacionales y fue hasta el 2015 que un grupo de más de mil científicos del Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (LIGO, por sus siglas en inglés) observaron por primera vez una presunta onda gravitacional.

Entre esos científicos se encuentran tres estadounidenses que fueron galardonados con el Premio Nobel de Física 2017, pero dentro de ese grupo de científicos también se encuentra el mexicano Guillermo Adrián Valdés, quien participó en este equipo de investigadores que descubrieron estas ondas gravitacionales.

*Foto: Sin Embargo.

Esta semana, los científicos Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne ganaron el Nobel de Física por sus contribuciones en la observación de las ondas gravitacionales, algo que describió el mexicano Valdés a la Agencia Informativa Conacyt como lo que es: un suceso sin precedente alguno. Su corazón latió fuerte cuando observaron por primera vez una onda gravitacional el 14 de septiembre del 2015, en punto de las 09:50 horas.

«LIGO utiliza cientos de sensores, micrófonos, sismómetros, magnetómetros y detectores de rayos cósmicos, que monitorean diversos fenómenos naturales, entre ellos la onda gravitacional», aseguró Valdés. «Si un fenómeno acontece, es detectado con mayor amplitud por estos sensores. Lo que registraron los sensores en ese histórico 14 de septiembre no podía ser otra cosa que una onda gravitacional».

Después de haberla observado, el grupo de científicos se esperaron hasta la junta que tienen todos los días a las 12:00 horas, en donde reportan todo lo sucedido hasta el mediodía para descartar que incluso pudiera haber sido una inyección, es decir, un movimiento forzado para monitorear la calibración del detector.

*Foto: El País.

Nadie festejó hasta que en la junta preguntaron: «¿alguna inyección se realizó durante este candidato a detección?» Cuando todos respondieron que no, entonces el júbilo, hasta ese momento contenido, estalló. «No fue sino hasta el día 11 de febrero del 2016 cuando David Reitze, director ejecutivo de LIGO, mencionó las palabras que han quedado grabadas en mi mente y corazón: “Ladies and gentleman, we have detected gravitational-waves, we did it!”, en ese instante todos reímos, brincamos y aplaudimos de la felicidad», sentenció un científico más que hace historia en el mundo de la física, ese que Albert Einstein se dedicó a estudiar de manera concienzuda. 

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