En 1970, a la par del surgimiento de los grupos en México, emergió una segunda ola del movimiento feminista en la que algunas mujeres participaron simultáneamente de los dos movimientos. Lo que empezó como una queja hacia el gobierno terminó como un complejo movimiento social, siendo por ejemplo María Bustamante (1949) una de las primeras feministas que participaron tanto de los grupos como del feminismo en México. La frustración frente al machismo y la política mexicana, llevaron a un grupo de mujeres mexicanas a revelarse sobre su situación.
El feminismo fue, y sigue siendo, una respuesta necesaria a un mal mayor; hasta cierto punto utópica y positivista. ¿Quiénes son las mujeres que pueden/pudieron alzar la voz? Las que tuvieron los medios para hacerlo; las artistas, poetas, escritoras o esposas/pareja de artistas. A veces, el gran sector marginal de la sociedad, es decir, la clase de escasos recursos es la que más fuerte siente este tipo de discriminación machista, y el feminismo, puede llegar a nutrirse de ello para decorar sus propuestas.
El año pasado, se pudo leer en un artículo del periódico El País, que México, era uno de los peores países del G-20 para ser mujer, según un reciente estudio publicado por la Fundación Thomson Reuters: “La violencia física y sexual, el machismo y el complicado acceso al sistema de salud de las zonas rurales sitúan a México en el puesto 15 de los 19 países analizados, solo por delante de Sudáfrica, Indonesia, Arabia Saudí e India. El informe compara la situación de las zonas más marginadas de México con las comunidades más olvidadas de África o Asia”.
Sin duda, estos datos hablan de una parte del machismo. Pero la otra, la que ocurre silenciosamente día a día y afecta a todavía más, es de la que se encarga en verbalizar u objetivar Lorena Wolffer (1971), artista de gran importancia que trabaja directamente con la situación actual en México, y entra en contacto con ella para su obra y para su discurso.
Lorena Wolffer
Con sus performances y con su creatividad, ella hace una investigación sobre las formas en las que la sociedad construye las nociones de mujer; sobre el cuerpo femenino y la feminidad. Ella parte de su propio cuerpo como un receptáculo de información política y social, y busca símbolos arquetípicos y metáforas que revelan nuestra condición como miembros de la sociedad en constante crisis. Hace proyectos de arte en espacios públicos, como Encuesta de violencia a mujeres y Soy totalmente de hierro.
“Por medio de diez espectaculares colocados en distintos puntos de la ciudad, esta ¨contracampaña¨ buscaba cuestionar y contestar las representaciones estereotípicas femeninas adoptadas por la campaña publicitaria Soy Totalmente Palacio (de la tienda departamental El Palacio de Hierro) y por otras tantas que irrumpen en el entorno urbano”.
En cuanto a la violencia de género, vemos en su trabajo cómo se mete de lleno en la sociedad y participa de las opiniones y relatos de las mujeres. Es decir, de la cotidianidad y de sus problemas existentes para abordar a modo de denuncia su obra. En Evidencias, la artista hace una intervención cultural que consiste en recolectar y exhibir objetos domésticos, a primera vista inofensivos, pero que han sido empleados para ejercer todos los tipos y las modalidades de violencia contra las mujeres.
Entre estos objetos aparecen almohadas, collares y correas de perros, encendedores, baldes de agua y botecitos de saliva, entre otros. Con esta recolección aparentemente inofensiva, la artista busca darle voz a los problemas que generalmente no salen del ámbito doméstico; por miedo o por rechazo, las mujeres no denuncian. Sin embargo, Wolffer, al ejecutar toda la investigación desde un punto de partida anónimo, permite lidiar con estos problemas sin evidenciar a nadie en particular, pero sí a una sociedad misógina y machista en general.
“En México la discriminación aumenta a medida que disminuye la capacidad adquisitiva y que se oscurece el color de la piel. Las cifras que dibujan la situación de la mujer se disparan cuando se estudia a la población indígena, que supone el 6,7% de la población total. El analfabetismo de las mujeres que hablan lenguas indígenas supera el 33%, mientras que en los hombres no llega a un 20%. Los datos contrastan con un país en el que una mujer fue candidata a la presidencia en las elecciones de julio de 2012 y otra dirige con mano de hierro desde hace años el sindicato de maestros, el más poderoso de la República”.
Su obra es de gran importancia en la actualidad por hacer una denuncia abierta de la sociedad en la que vivimos, por lo que crea conciencia y nos adentra en el ámbito de lo privado para conocer una realidad que dista mucho de las utopías feministas y de lo que debería ser.
***Referencias:
– Monsiváis, Carlos. Misógino Feminista. : México D.F.,:Editorial Oceano, 2013
– Hundido en su pozo machista. Artículo de El País, publicado el 12 de enero de 2013. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/01/12/actualidad/1358014746_928638.html
-Wolffer, Lorena. Sitio web oficial. Disponible en línea: http://www.lorenawolffer.net/00home.html
-http://revista-red.pueg.unam.mx/entrega1/wolffer_lorena.html