La obra de arte que Justin Bieber hizo y subastó en Instagram

La obra de arte que Justin Bieber hizo y subastó en Instagram

La obra de arte que Justin Bieber hizo y subastó en Instagram

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Tenemos que hablar de Justin…

Como si fuera un patrón que se repite con cada artista que vemos en la televisión, a todos les llega el momento de “devolverle al mundo todo lo que les ha dado”. Se vuelven ambientalistas, veganos, se dedican a limpiar focas bebés llenas de petróleo, organizan conciertos masivos a favor del medio ambiente —aunque éstos terminan produciendo más basura que una ciudad de ratas— e incluso, en el más ingenuo de los casos, cambian de religión para mostrarle al mundo cuánto han cambiado.

Diez años después de su memorable desplante de 2007, Britney apareció renovada y con la aparente intención de demostrarle a todo el mundo que su espíritu artístico y creativo estaba tan fresco como cuando “Baby One More Time” saltó a la radio por primera vez. Por supuesto que la reaparición de la antes “Princesa del pop” fue una sensación, aunque quizás el impacto que obtuvo no fue precisamente el que esperaba. Después de publicar un video en Instagram de ella misma pintando lo que parecía ser un campo lleno de flores, las redes no destacaron su talento sino su aparente inestabilidad mental.

¿Ya la viste bien? Ok, si quieres regresa a ella y trata de no reírte o enojarte después de leer lo siguiente: alguien pagó 10 mil dólares por ella. Unos meses después, otra estrella pop quiso incursionar en el caprichoso mundo del arte con una pieza menos amigable pero igual de ridícula. Tras los incendios forestales en California en los que decenas de familias resultaron dañadas, el canadiense Justin Bieber decidió hacer su parte y donar algo que al menos él y sus fans consideraron invaluable. Esto:

La tenebrosa pintura que J. B. presumió en su cuenta de Instagram a la que tituló “Calvary” es precisamente eso, un calvario para el arte que simplemente no termina de lacerarse la espalda cada que a un miembro de la cultura popular le sale su lado “más creativo”, porque siendo sinceros ¿de verdad vale la pena dar más de dos dólares por algo que bien pudimos haber encontrado pegado en un refrigerador? Más allá del clásico y juicioso comentario de “esto pude hacerlo yo”, estamos hablando del daño que estas personalidades le están haciendo al arte.

Como si ésta no estuviera ya bastante dañada por los mismos artistas que al parecer compiten por ver quién produce la pieza más ridícula en las ferias más importantes del mundo, ahora vienen estos íconos de la cultura popular a decir, por la gracia y peso de sus nombres, que ellos también pueden ejecutar una obra digna de ser colgada en un museo al lado de autores como Warhol, Picasso o Dalí.

No podemos descalificar tampoco sus ansias de ayudar, porque si algo une los trabajos pictóricos de Justin y Britney es que ambos nacieron como proyectos destinados la beneficencia; pero quizá la mejor manera en que ambos pudieron haber ayudado era dando un concierto de beneficencia. Finalmente, era casi seguro que un montón de personas hubieran pagado por ver a Britney brillar una vez más o que los boletos para Justin se hubiesen agotado al igual que lo han hecho desde 2011. Aunque la culpa también corresponde un poco a quienes compran estas pinturas, pues definitivamente era más sencillo donar directamente el dinero que contribuir a este escupitajo en la cara del arte, que de por sí ya estaba más sucia que de costumbre.

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