Las historias de adolescentes portándose mal, teniendo una vida desenfrenada y viviendo al límite, siempre son atractivas para el público juvenil que está transitando por esa etapa de la vida. Y aunque hay ficciones totalmente exageradas, algunas toman hechos de la vida real, tal es el caso de Baby, una producción italiana de Netflix que trata sobre “adolescentes europeos ricos comportándose mal”, que generó polémica por haber retomado un escándalo de prostitución infantil ocurrido en Italia hace unos años.
En Baby, dos estudiantes de una escuela privada de Roma (Chiara, la hija única de una pareja exitosa y Ludovica, la hija de una madre soltera con dificultades económicas) viven en una de las zonas más ricas de la ciudad, aburridas de sus vidas privilegiadas, las adolescentes deciden convertirse en prostitutas para salir de su vida cotidiana.
Tanto Chiara como Ludovica buscan independencia de sus familias, y la forma en la que lo conseguirán será teniendo una segunda vida, “si tienes 16 y vives en el suburbio más bonito en Roma, eres afortunada, pero necesitas una vida secreta”, advierte Chiara en el primer episodio de esta historia que involucra drogas, sexo e ilegalidad
Caso “Baby Squillo”
Los eventos reales que inspiraron a Baby son similares, en 2013 dos jóvenes Agnese y Angela, de 14 y 15 años del distrito de Paroli (en Roma, Italia), fueron descubiertas dentro de un centro de red de prostitución en la que estaban involucrados empresarios, políticos y policías italianos.
Angela, de 15 años, es la hija única de una familia adinerada de Roma; y Agnese, de 14 años, es la hija de una madre soltera con una vida económica difícil. En la serie Baby de Netflix, Angela estaría representada como Chiara y Agnese es Ludovica.
Las chicas llevaban una doble vida; por el día acudían al prestigioso instituto, mientras por la tarde acudían al barrio de Parioli para prostituirse, y así obtener dinero para comprarse todo que deseaban y tener una vida llena de lujos que siempre habían soñado.
Dinero fácil
Angela y Agnese cayeron en la prostitución luego de buscar “dinero fácil” en Google en julio de 2013, siguieron un anuncio que las llevó a una página donde se ofrecían servicios sexuales, fue allí donde contactaron a Mirko Ieni y el oficial del ejército Nunzio Pizcalla, los proxenetas se encargaron de establecer un apartamento con dos habitaciones en Viale Parioli, donde las chicas se reunían con los clientes después de la escuela.
Ambas ganaban entre 500 y 600 euros por día, y comenzaron a gastar sus ganancias en ropa de diseñador, maquillaje y teléfonos celulares, al fin tenían la vida de lujos a la que aspiraban, sin depender de nadie más que de ellas mismas.
De acuerdo con la información que trascendió en los medios italianos, el escándalo sexual de Parioli, conocido en Italia como “Baby squillo” (prostitutas infantiles), la doble vida de las jóvenes fue descubierta gracias a la madre de una de ellas, que denunció los hechos ante la Policía al sospechar del estilo de vida de su hija, además de detectar que consumía cocaína.
Red de prostitución
Cuando la fiscalía italiana investigó el caso, descubrió a través de llamadas interceptadas entre las adolescentes y algunos de los clientes, entre ellos empresarios y políticos, la manera en cómo se manejaba la red de prostitución así como la complicidad de la madre de una de las chicas. En una de las llamadas, las autoridades descubrieron que la madre de Agnese, alentó la carrera de su hija y fijó un precio de 300 euros por cada encuentro después de la escuela. Incluso en las llamadas telefónicas se escucha a la madre de Agnese regañar a su hija por no trabajar. Después de haber encontrado a la madre culpable de prostitución infantil, fue sentenciada a 6 años de prisión.
Posteriormente, comenzaron el proceso de identificación de los clientes de las adolescentes para procesarlos legalmente, de acuerdo con la ley en Italia, la prostitución es legal, sin embargo pagar por tener relaciones sexuales con una menor de 18 años es ilegal. En la declaración de Ieni, uno de los proxenetas de Angela y Agnese, confirmó a las autoridades que los clientes sabían muy bien que las chicas eran menores de edad y dijo que la edad de las niñas “era el verdadero atractivo que ayudó a atraer clientes”.
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Escándalo
En 2014, la policía reunió una lista de al menos 50 clientes, incluidos políticos, abogados, empresarios, y miembros del personal de la ONU. El escándalo mediático del destape de esta red de prostitución se convirtió aún más sensacionalista cuando se reveló que uno de los involucrados era el oficial de la policía Mauro Floriani, quien estaba casado con Alessandra Mussolini, una senadora del partido de derecha Forza Italia y nieta del líder fascista Benito Mussolini.
Cuando Angela y Agnese fueron detenidas, las jóvenes de 14 y 15 años, reconocieron decidieron prostituirse para poder obtener dinero y así comprarse ropa de diseñador y lujos. En su declaración, Angela dijo por qué había decidido comerciar con su cuerpo: “Quería un montón de dinero y no quería dejar de tener nada”. Baby, la serie italiana de Netflix basada en estos hechos, ya está disponible en la plataforma de streaming.
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