Sydney Sweeney ya no solo es sinónimo de glamour, alfombras rojas y escenas icónicas en Euphoria, en los últimos años, la actriz ha dejado claro que también está dispuesta a llevar su cuerpo y su mente al límite con tal de contar una historia que se sienta real. Y justo eso fue lo que pasó con ‘Christy’, la película que la llevó a uno de los procesos más intensos y dolorosos de su carrera.
En un mundo donde muchas producciones dependen de dobles, efectos especiales y coreografías súper cuidadas, Sydney decidió irse por el camino difícil. El de entrenar de verdad, el de recibir golpes reales y el de transformar su físico sin filtros, lo que parecía “solo” un papel terminó convirtiéndose en una experiencia tan extrema que incluso le dejó una conmoción cerebral.
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Todo esto salió a la luz durante una conversación con Ethan Hawke, quien también sabe lo que es exigirse físicamente por un personaje. Y aunque ambos hablaron del boxeo casi como una anécdota entre risas, lo que contó Sydney dejó a más de uno con la boca abierta.
Sydney Sweeney reveló que las peleas en ‘Christy’ fueron reales y hasta sufrió una conmoción cerebral

Para interpretar a Christy, Sydney Sweeney se sometió a un entrenamiento brutal, boxeaba dos veces al día, todos los días, y subió alrededor de 16 kilos de músculo. Para ella, el proceso fue tan intenso que incluso llegó a cuestionarse su futuro como actriz, en sus propias palabras, entrenar la hizo sentirse viva, fuerte y conectada con su cuerpo de una forma completamente distinta a lo que había experimentado antes.
Pero lo más impactante no fue el cambio físico, sino lo que pasó durante las grabaciones, mientras Ethan Hawke contaba cómo una sola pelea real fue suficiente para que él se alejara del boxeo, Sydney soltó la bomba: los golpes que se ven en la película no fueron actuación, fueron reales. Tan reales que terminaron provocándole una conmoción cerebral.
“Me encantó… entrenaba dos veces al día, todos los días. Subí 35 libras (16 kilos) para el papel, fue como si volviera a la vida, pensaba: ‘Creo que voy a dejar la actuación y empezar a boxear’”, dijo la actriz.

Lejos de decirlo desde el drama o la queja, la actriz lo contó con una mezcla de orgullo y asombro. Explicó que las escenas de pelea se basaron en combates reales de la verdadera Christy, replicando exactamente las combinaciones que ella usó en su carrera y no solo eso: Sydney pidió explícitamente que los golpes no se suavizaran.
Según contó, habló con las chicas encargadas de las escenas de riesgo y les dijo que quería que le pegaran de verdad, ellas aceptaron, con la condición de que también podían devolverle los golpes. El resultado fue una serie de escenas crudas, intensas y completamente reales: narices ensangrentadas, cuerpos adoloridos y cero simulación.
Este tipo de decisiones abren un debate interesante sobre hasta dónde deberían llegar los actores por un papel, mientras algunas personas aplauden el compromiso de Sydney Sweeney y la ven como una actriz que no le tiene miedo a ensuciarse las manos, otras se preguntan si realmente vale la pena poner en riesgo la salud por una película.

‘Me dio una conmoción cerebral y estaba orgullosa de eso… me encantaron las secuencias de lucha en la película. De hecho, tomamos todas las peleas reales de la vida de Christy, así que cada pelea que viste en la película tenía las combinaciones exactas que ella usó en esas peleas’, explicó Sydney Sweeney.
Lo cierto es que este proyecto marca un antes y un después en la carrera de la actriz. Christy no solo muestra una versión más fuerte y ruda de Sydney, sino que también confirma que no quiere quedarse en la zona cómoda de Hollywood, está dispuesta a transformarse, a incomodarse y a ir más allá de lo que se espera de ella.
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