Cosas que te enseñó el porno pero que nunca debes hacer con tu pareja

Cosas que te enseñó el porno pero que nunca debes hacer con tu pareja

Cosas que te enseñó el porno pero que nunca debes hacer con tu pareja

Las mujeres se excitan tan rápido como los hombres, así lo confirmó una investigación de la Universidad McGill. El estudio se publicó en el Journal of Sexual Medicine para desmentir que el género femenino padecía alguna disfunción sexual que les impedía encenderse al ver pornografía o experimentar cualquier otro estimulante físico o visual. Para realizar estas pruebas los investigadores decidieron colocar cámaras de visión térmica que midieran las reacciones de las mujeres y hombres que participaron. Ellos fueron monitoreados para analizar el progreso de su temperatura al ver una variedad de videos que iban desde lo cómico, hasta un contenido sexual explícito.

Los resultados arrojaron comprobaron que los filmes pornográficos excitaban a hombres y mujeres por igual. Ambos se excitaron a los 30 segundos de haber comenzado el video y los dos alcanzaron la cumbre de su estimulación a los 10 minutos aproximadamente. Al comparar el tiempo y la forma en que ambos sexos conseguían sentirse agitados y motivados por las imágenes, el estudio reveló que no había ninguna diferencia.

Sin embargo, el hecho de obtener cierta satisfacción al ver porno, no significa que recrearlo resulte tan buena idea. La mayoría de las escenas –casi circenses– que vemos en películas o videos pornográficos, son poco factibles para una pareja común. A partir del material erótico podemos aprender mucho, pero existen ciertas actividades que por seguridad y/o comodidad no debemos repetir con nuestra pareja.

Aplicar dolor

El sadomasoquismo resulta emocionante para muchas más parejas de las que imaginamos. No obstante, no es lo mismo excitarnos a través de un video protagonizado por un dominador y su sumisa, que lastimar a nuestra pareja o dejar que nos lastimen. Las nalgadas, mordidas o jalones de cabello resultan divertidos para algunos, pero existen técnicas en la industria pornográfica –como las quemaduras, la asfixia o la penetración con objetos– que en el plano real no precisamente provocan excitación y mucho menos placer.


Escupir o usar saliva como lubricante

Aunque parezca una táctica sensual que utilizan muchos en los videos XXX, la saliva es uno de los lubricantes más desfavorables. Por alguna razón cuando se secan nuestros labios, lo último que debemos hacer es chuparlos ya que la saliva reseca aún más cualquier mucosa. Es decir, escupir para lubricar o simplemente para obtener placer, es lo más antinatural que podemos hacer al momento de tener relaciones. Inclusive resulta repugnante par muchos, pues en la boca se aloja un sinfín de bacterias.


Posiciones incómodas o raras

Así como hay películas románticas o de horror, hay cintas porno de todo tipo y para todos los gustos. En algunas de ellas podemos encontrar las posiciones más raras e imposibles, mismas que pueden causarnos mucha curiosidad pero también muchos problemas si las intentamos de verdad. Desde alguna torcedura o calambre hasta una fractura de pene, es lo que algunas parejas han sufrido al intentar imitar las sesiones sexuales de las estrellas porno; quienes están más que preparadas par llevar a cabo estas producciones eróticas.


Tener sexo anal y después alguna otra práctica sexual

Una de las bacterias más peligrosas es la que podemos llevar de un lugar a otro al practicar sexo anal y después intentar la penetración vaginal, o bien, un oral. Aunque el porno nos ha enseñado que una buena rutina sexual consta de 10 posiciones diferentes y una combinación de movimientos, jamás debemos dejar que nuestros genitales tengan contacto después de haber tenido sexo anal. Eso sólo provocaría una fuerte infección a alguna o ambas partes.

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Si te interesa saber más sobre la industria pornográfica, lo que puedes aprender de ella y lo que definitivamente nunca debes imitar lee: ¿Cómo funciona la industria porno en Internet? y conoce a la actriz porno que critica la hipocresía de una sociedad sin educación sexual.David Marín

Referencias

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