Seguí esta rutina para calmar mi ansiedad nocturna (y siento que me funciona)

Seguí esta rutina para calmar mi ansiedad nocturna (y siento que me funciona)

Seguí esta rutina para calmar mi ansiedad nocturna (y siento que me funciona)

¿Has caminado con una piedra en el zapato? La ansiedad es algo similar, pero la piedrita está en tu mente y cada uno de tus pensamientos pasa sobre ella. A mí me sucede seguido. En el transcurso del día, entre el trabajo, la casa y las prisas es más fácil ignorarla, pero conforme el ajetreo cesa y la oscuridad se instala, la sensación se hace más grande hasta ocupar varias de mis horas de sueño.

Cansada de estar cansada, busqué artículos y vlogs con tips para dormir mejor. Intenté con meditaciones, rituales de belleza de 117 pasos y posiciones de yoga que nadie con todas sus costillas podría lograr, y después de ver tantas rutinas contra la ansiedad entendí que la fórmula para dormir es precisamente esa, tener una rutina que le dé estructura a mis desordenados pensamientos. Hice la prueba tomando los tips que más se adaptaban a mis hábitos y personalidad y los ordené en una rutina de 10 pasos: 

1) Acepto que, por ahora, la ansiedad me acompaña

Descubrí que al preocuparme por sentirme ansiosa lo único que lograba era, precisamente, aumentar la ansiedad. Entonces dejé de luchar contra esta sensación y la invité a que nos lleváramos mejor a través de pequeñas acciones ordenadas y estructuradas que contribuyeran a mi tranquilidad. Inicio mi rutina cada día a las 10:30pm. 

2) Escribo todo lo que voy a hacer al día siguiente

A esa hora dejo de pensar en el “qué pasará mañana” y me concentro simplemente en prepararme para dormir. Así que todos los pendientes que revoletean en mi cabeza los anoto en una libreta y los ordeno de acuerdo a su prioridad. Esto me tranquiliza porque siento que los guardo en un cajón que no abriré hasta el día siguiente. 

3) Pongo mi celular en modo avión

Calculo dormirme a las 11:30pm, así que 45 minutos antes me desconecto de todo para que ninguna notificación, chisme, ni comentario se cuele en mi mente y se quede por allí haciendo ruido. 

4) Compré un ukulele

Practico todos los días, 15 minutos. No, no he descubierto ningún talento musical oculto, pero concentrarme en algo que nunca he hecho antes me ayuda a llegar a otros lugares de mi mente que no están ocupados por pensamientos que le estorban a mi sueño.

5) Me hago un tecito

De valeriana, tila o manzanilla. Algo calientito siempre ayuda a relajar el cuerpo, excepto el café, ese nunca se lleva bien con la ansiedad nocturna. 

6) Me veo a la cara

Paso un rato frente al espejo y con toda la calma del mundo me desmaquillo, me pongo cremita en la cara, aceite en el pelo y dedico un largo tiempo a lavarme los dientes y limpiarme la lengua. Siento que ese momento sirve para retirar todo lo que está demás en mi cuerpo y ese ratito de cuidado y vanidad le suma puntos a mí autoconfianza.

7) Respiro

Las meditaciones guiadas no son lo mío y nunca puedo parar de interrumpir a la voz que me dice que ponga la mente en blanco. Así que solo me acuesto con la mano en el estómago y respiro profundamente concentrándome en cómo sube y baje mi mano. Es un movimiento suave y arrullador. Tip: Si quieres conocer otro nivel de respiración, compra un vaporizador.

8) Hice de mi cuarto un lugar sagrado

En alguno de los vlogs que vi dijeron que tu habitación solo debería servir para dos cosas: para dormir y para no hacerlo (guiño, guiño). Una vez que entro a mi santuario toda distracción (incluido Netflix) se queda afuera.

9) Hago un diario mental de cosas positivas

Cuando era niña la oscuridad me daba miedo. Con los años entendí que esto me sucedía porque la penumbra evoca lo desconocido y esa incertidumbre es el origen de la ansiedad. Así que ahora cuando anochece, hago un recuento de las cinco cosas que más me gustaron de mi día, aunque sean simples, como haberme comido un helado. Esos cinco pensamientos son como encender la luz al entrar a un cuarto oscuro. 

10) Me aburro

Y no es queja. Ya quedamos que 45 minutos antes de dormir me desconecto de todo. Las otras actividades de mi rutina no son particularmente estimulantes, así que mi cuerpo se pregunta, “¿para esto me quiero quedar despierto?” y poco a poco va cediendo al cansancio del día.

Empecé a seguir estos pasos hace un mes y está funcionando.  Si bien la ansiedad no ha desaparecido por completo, creo que ahora nos llevamos mejor y he tenido noches de absoluto reposo.  Quizá a otras personas les funcionaría meditar, leer o llevar un diario, y está bien. La idea es establecer una rutina que responda a nuestros gustos y necesidades y ser constantes en ella. Cada noche que dedico tiempo a cuidar mi descanso siento que me quito otra piedrita del zapato y me hago más fácil el camino, supongo que a la larga muchas noches así pueden ser el secreto de una vida tranquila.

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