50 cosas que tienes que hacer en México antes de cumplir 30

Supongo que simplemente no fui hecho para estos tiempos.
-Brian Wilson

¿Cuántos de nosotros no quisiéramos tener una experiencia similar a la que presenta Woody Allen en la película “Medianoche en París”?

Es común que más de una vez expresemos la línea “quisiera haber nacido en ese entonces”, refiriéndonos a una época en específico con la que sentimos cierta conexión. Vemos belleza en el pasado y creemos que encajaríamos sin problema alguno, disfrutaríamos la música, las personalidades y posiblemente veríamos a artistas y genios de otros tiempos –que admiramos con mayor fervor que aquellos que viven en la actualidad–. Pero, ¿qué tienen de malo nuestros tiempos?
Sí, a comparación del pasado parecemos ver mayor crueldad y locura en el mundo, pero eso es sólo porque tenemos pantallas que transmiten esos hechos todo el tiempo. Nos informamos al instante, mientras que en el pasado era más factible dedicarse de lleno a la vida en lugar de concentrarse en lo que pasa alrededor del globo.
Bajo ese contexto, no hay nada malo con el presente. Nosotros le atribuimos características negativas, pero nos rehusamos a mirar la belleza que tenemos y el poco tiempo que nos queda para disfrutarla.

Muchos tenemos la fortuna (percibida como infortunio) de vivir en México. El país norteamericano es uno de los más diversos en cuanto a flora y fauna en todo el mundo. Si miramos más allá de la gente desinteresada que hace del lugar un poco horrible, notaremos que existen cientos de cosas que podemos hacer para disfrutarlo y hacer nuestros recuerdos aún mejores.
La lista que presentaremos es esencial para aquellos que aún no cumplan los 30, pues es un conjunto de actividades básicas y populares que todos deben realizar para tener al menos un indicio de lo que significa habitar una de las naciones más hermosas del planeta. Y quizá después, vendrá un tour más grande.

Éstos son los puntos:

50. Visitar el Mercado de San Juan en la Ciudad de México.

49. Tomar una nieve en el “Güero Güera”, Centro de Veracruz, Veracruz.

48. Comer las tortas ahogadas de “El Tío Juan” en Guadalajara, Jalisco.

47. Embriagarte de mezcal artesanal en Oaxaca, Oaxaca.

46. Pasar una noche estrellada en las faldas del Iztaccíhuatl.

45. Conquistar el Pico de Orizaba.

44. Comer papatzules en Mérida, Yucatán.

43. Perderte en el laberinto del Ajusco, Estado de México.

42. Degustar un cabrito en el Restaurante San Carlos en Monterrey, Nuevo León.

41. Hacer el recorrido en el tren Chepe de Chihuahua, Chihuahua.

40. Admirar la vista desde el teleférico de Zacatecas, Zacatecas.

39. Comer una deliciosa hamburguesa al carbón en “La Cabaña de Fuentes” en la zona de Satélite, Estado de México.

38. Disfrutar de la naturaleza desde uno de los cenotes en la Riviera Maya.

37. Tener una experiencia en la playa nudista Zipolite en Oaxaca.

36. Hacer un recorrido por el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.

35. Hacer una gira por las iglesias importantes de los diferentes pueblos mágicos como Chignahuapan o Atlixco en Puebla.

34. Ir de fiesta hasta perderse en el antro Janis en la Ciudad de México.

33. Tener un momento de romance en Cuetzalan, Puebla.

32. Aprender y disfrutar de los espectáculos drag underground en Mérida, Yucatán.

31. Tener un fin de semana con amigos en las Islas Marietas en Puerto Vallarta.

30. Sentirse un explorador en el Sótano de las golondrinas en San Luis Potosí.

29. Ir con tu pareja al Callejón del beso en Guanajuato.

28. Consumir ayahuasca y tener un viaje espiritual en Tepoztlán, Morelos.

27. Subir el cerro del Tepozteco y cargar energía.

26. Ir con tus amigos al cervantino.

25. Ver un atardecer en las costas de Acapulco.

24. Esperar el año nuevo en un bar cercano a las costas de Veracruz.

23. Hacer el tour de peyote en Oaxaca.

22. Callejonear en alguna ciudad colonial del bajío de México.

21. Hacer la ruta del vino y el queso acompañado del amor de tu vida en Querétaro.

20. Visitar el Cañón del sumidero y contemplar la insignificancia de nuestra existencia en Chiapas.

19. Emborracharte con extraños y mariachis en Garibaldi (con extrema precaución).

18. Ligar a un extranjero en un antro de Cancún, Quintana Roo.

17. Pasar el día de muertos en Mixquic.

16. Andar en cuatrimoto en las dunas de Baja California.

15. Tener una borrachera con música antigua en la Pulquería “Las Duelistas” en CDMX.

14. Hacer un tour por los principales museos de la CDMX.

13. Visitar las zonas industriales de Monterrey y ver la segunda ciudad más grande del país.

12. Entrar al Acuario mágico mundo marino de Acapulco, Guerrero para admirar la belleza del universo bajo el agua.

11. Ir de pesca y sentirte en contacto con la naturaleza en las playas de Nayarit.

10. Caminar por la calle de Reforma durante un atardecer en otoño en CDMX.

9. Comer en “Birriería el Saucito” en Tijuana, Baja California, para conocer el verdadero sabor de la zona.

8. Hacer un tour por la capital de Durango y descubrir con tu pareja las decenas de restaurantes alternativos que han comenzado a surgir en la zona.

7. Pasar todo un día recorriendo Teotihuacán con los amigos en un día nublado sin pedir ayuda de un guía para conectar con nuestras raíces.

6. Ir al menos una vez al Auditorio Nacional para conocer la arquitectura que le proporciona más belleza a las artes escénicas.

5. Visitar Tamaulipas y dejarse encantar por su increíble variedad gastronómica.

4. Gritar en alguno de los campos abiertos que se encuentran entre los estados de la República.

3. Detenerse en al menos cinco lugares que ofrecen comida entre los pasajes de carretera y platicar con los lugareños.

2. Conversar con los indígenas del sur de México para aprender su manera de vivir y no sólo viajar para disfrutar.

1. Descubrir los lados positivos y negativos de viajar en México

0. Notar que vivimos en uno de los lugares más diversos y hermosos del mundo.

Podríamos desear ir a Europa, Asia o hasta África, pero visitar esos lugares sin aprovechar la diversidad de México nos alejará de nuestras raíces y de la percepción positiva que podríamos tener del lugar que nos vio crecer. Claro, existen aspectos que nos hacen querer escapar, pero con todo lo que tenemos para disfrutar, es difícil decir “adiós”.

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