A diferencia de Freud, para Carl Jung el inconsciente estaba condicionado por un aspecto social y cultural: todo lo que nuestros antepasados construyeron en forma de costumbres, tradiciones, formas de pensamiento y su aplicación a nivel social terminó convirtiéndose en símbolos e influyendo en el comportamiento de un individuo. Estos fenómenos ancestrales, capaces incluso de determinar ciertas patologías mentales, fueron definidos por Jung como arquetipos.
Toda manera de vivir, filtrar los recuerdos o reaccionar ante determinada experiencia está influida por los modelos culturales del pasado y los arquetipos son la manera en que todo ello se manifiesta en una persona en forma del habla, el comportamiento y sus sueños. Son una base cognitiva que se manifiesta a través del tiempo de las mismas maneras. Esto demuestra que existe un inconsciente colectivo que se comparte en las distintas sociedades sin importar el espacio ni el tiempo.
Los arquetipos serían, por ejemplo, el culto a ciertas divinidades, la presencia de la vida después de la muerte, el papel sagrado de la mujer, la figura del sabio, el culto a la sangre o el miedo a ciertos elementos de la naturaleza que diferentes culturas han compartido y representado de manera muy particular, pese a estar separadas por un espacio geográfico y temporal. Mencionaremos algunos de los arquetipos más populares que Jung desarrolló como parte de su teoría del psicoanálisis:
La Persona
Es la imagen que se quiere proyectar a los demás con todas sus virtudes y pocos defectos. Todo individuo busca crear una especie de personaje reconocible para la sociedad con el que sea identificado y de ser posible admirado.
–
El Padre
Es la guía que sabe cómo se hacen las cosas, la protección que usa su fuerza mental y física para cuidar de los suyos, el modelo que busca educar a los demás en torno a su filosofía. El padre quiere replicar su figura en su descendencia y en aquellas personas que tenga a su alrededor y sobre las cuales pueda crear una influencia.
–
La Madre
En muchas sociedades, la figura de la madre representa la sombra sagrada sobre la cual giran los cultos y la admiración en el seno familiar. Mientras más fuerte sea su influencia, mayor será su poder sobre los demás.
–
Ánimus y Ánima
En este arquetipo yacen los roles de género e incluso las tendencias sexuales: ánimus encarna la parte masculina del ser y ánima, la femenina. Todo ser humano tiene ambos en mayor y menor medida, definiendo de esta manera su visión acerca de sí mismo.
–
La Sombra
Es en ella donde se esconden aquellos miedos que la persona quiere cubrir o los defectos más vergonzosos del ser. Traumas, debilidades y miedos son la parte más oscura de cada persona, aquellas que a toda costa quieren evitar su salida a la luz.
–
El nacimiento
Todo tiene un principio en el universo, un instante en que completa su forma natural y se encuentra listo para ver la luz. La revelación de todas las cosas y el momento en que debe comenzar la experimentación del mundo viene de la mano del nacimiento.
–
La muerte
Ya sea por causas naturales o inducidas, la muerte es el estado donde toda vida llega a su final de manera irremediable. Para diversas culturas sólo es el paso a otro tipo de existencia donde el alma tendrá una oportunidad de redimirse o evolucionar en busca de la perfección.
–
Puer aeternus
Representa el deseo a nunca crecer, a permanecer joven por siempre y con un apego a las emociones infantiles, incluyendo un apego a la figura materna o paterna. Las personas con esta tendencia se niegan a madurar y a tomar responsabilidades propias de su edad.
–
Mandala
Es una representación a escala del universo sagrado externo e interno de una persona, con un orden lógico de los elementos. Por lo general cada elemento se representa con una variación geométrica que le da un carácter único y reconocible. Tras estudiar los mandalas budistas e hindúes durante 20 años, Jung escribió un ensayo sobre ellos.
–
El héroe
Todo héroe es una figura que se repone de la adversidad, le hace frente y termina derrotándola. A costa de un gran sacrificio, que incluso le provoca dolor y pérdida, el héroe encarna los valores más valerosos de la sociedad, ya que él es el elegido para encontrar tanto el orden como la justicia en el caos y la desesperación. Es por un lado el Padre que protege y la Madre que se convierte en una figura sagrada.
–
Carl Jung en sí mismo es un símbolo y un universo de ideas aparte que arroja una luz distinta a los misterios del inconsciente. Sus ideas distintas no son aceptadas por los psicoanalistas de la escuela clásica, pero es importante saber que resultan útiles y se pueden aplicar para dilemas tan comunes como aprender a cerrar ciclos o en la llegada de la vejez.