La escritora chilena Silvia Cuevas Morales nació en el seno de una familia obrera en 1962. El golpe militar de Augusto Pinochet en 1975 obligó a su familia a emigrar hacia Australia, donde adoptó la ciudadanía en 1983; sin embargo, ver a su pueblo mancillado y el dolor de abandonar su hogar se convirtió en una huella imborrable en la escritora. El exilio determinó el curso de su vida, y esto quedó evidenciado en su poema "11 de septiembre de 1973".
Yo vi
Mi hogar desaparecer en cuatro maletas desvencijadas
mis amigas
mis libros
mi infancia
todo se esfumaba mientras mi país se desangraba.
Yo vi
Aquella enorme nave que surcaría los cielos
los ojos llorosos
los pañuelos
y jamás volví a pisar lo que fue mi pueblo
Yo vi
Y aunque quedara ciega
nadie borrará jamás
el horror que ese día
hizo su nido en mi pecho.
En 1987 obtuvo con honores la licenciatura en Filología Hispana y en 1994 una Maestría en Estudios Europeos. Entre 1990 y 1995 se desempeñó como profesora de literatura y de lengua española en la Universidad de Monash y, posteriormente, en la Universidad de Victoria; pero algo que evidencia su obra es que siempre se ha sentido una extranjera:
Dislocada
desmembrada
desplazada
ida ida
¿olvidada?
Un pie aquí
un pie allá
Búsqueda eterna
de un lugar familiar.
En 1996 decide volver a emigrar, esta vez se establece en España donde reside actualmente; no obstante, durante los primeros años su experiencia se vio empañada por la burocracia y la xenofobia:
¿Cómo no ahogarme con la ira
y las lágrimas
ante este monstruo burocrático,
justicia injusta,
madre patria racista
que me niega la entrada?
Silvia se ha desempeñado como traductora literaria y periodista independiente, pero también ha intentado visibilizar la contribución de las mujeres en libros como el Diccionario universal bio-bibliográfico de autoras que escriben en castellano Siglo XX (2003) y el Diccionario de centenarias ilustres: 100 mujeres que cambiaron la historia (2011).
Entre sus poemarios destacan Purple Temptations (1994), Respiro de Arena (1996), South/Sur Poem(a)s (1997), Al filo de la memoria (1999), Canto a Némesis: poemas de una extranjera (2003), Rodaré maldiciendo: poemas y arte callejero (2008), Poliamora (2010), Desarraigo y otros poemas (2012), Pienso, luego estorbo... (2014); obras en las que se evidencia con mayor énfasis su preocupación por la experiencia de ser mujer en una sociedad machista, entre ellas su denuncia a la violencia de los hombres contra las mujeres en los espacios públicos, en el hogar, pero también aquella ejercida por las indolentes instituciones del Estado. Por ello, te invitamos a descubrir esta breve antología poética de una chilena exiliada:
Mujer mutilada
Nos cortaron la cabeza
por ser insumisas.
Las manos, ya que armas
no sabíamos manejar.
Nos extirparon el clítoris
para que no pudiéramos gozar.
La lengua
para no poder denunciar.
A algunas nos quemaron con ácido
por no querer ser propiedad.
Nos cosieron los labios
para que mantuviéramos la virginidad.
Nos dejaron rajarnos hasta el ano
en el famoso parto natural.
Y así nos han ido mutilando poco a poco
¿Y todavía hay algunos que osan decir
que existe la igualdad?
Razones para protestar (extracto)
Mientras eliminan centros de acogida
y cierran el Ministerio de Igualdad,
las mujeres siguen siendo asesinadas
por quienes supuestamente “las aman”
y las apalean en la privacidad de su hogar.
A veces sucede...
Que me canso,
me canso del hombre feo y gordo,
con un dedo en la nariz
que me mira insinuante
al creerse que lo miro por su belleza y
no porque sencillamente
tiene el dedo en la nariz.
Me harto de los viejos verdes
que acuden al Rastro, no para mirar el arte
sino para tocar traseros y frotarse contra el pecho
de jóvenes descuidadas.
Hay días que al ver un cura le daría un puntapié
o lo haría bailar salsa con la monja
para que ambos olvidaran el hábito
de ir por el mundo con mentiras.
Y días que le arrancaría los ojos
a aquellos policías que vigilan
pero que no cuidan,
aquéllos que escudriñan con la mirada
al árabe, al negro, al sudaca, al gitano...
Aquéllos prepotentes impotentes
que sueñan con el Viagra.
Pero también a veces sucede que me entristezco
al no ver a mi amigo “loco”, él del metro,
al ver al toxicómano, sentado en su lugar
con la jeringuilla en la mano, y los ojos idos.
Y miro a las ecuatorianas,
con sus niños a cuestas y sus hermosas trenzas
corriendo de los uniformados que intentan confiscar
su único modo de supervivencia.
Y a cada rato tropiezo con una mano extendida,
un cuerpo tirado en medio de la acera...
y me avergüenzo de ser persona
y a veces sucede que me canso
de tener que oír esa palabra
¡EXTRANJERA!
Mientras los pro-vida...
Mientras los pro-vida luchan por la vida
de los no nacidos,
los recién nacidos luchan por vivir
y no morir de hambre en este mundo mal parido.
¡Estoy harta!
Estoy harta de tus besos que no besan
harta de mendigar unas horas para salir sola,
cansada de mirar el techo y permanecer quieta
cuando buscas tu placer a toda costa.
Cansada de tus abrazos de propina
fatigada de dormir siempre alerta
aterrada con los portazos que me despiertan...
Abatida de ocultar mi mirada delatora
ofuscada de censurar las palabras.
que sueñan con salir a gritos de mi boca.
Avergonzada de esconderme de los míos
para que no vean las huellas que me dejas.
Hastiada de amoldarme a tus caprichos,
ahíta de tus falsas excusas
cuando recurres a la humillación
a la violencia.
Perturbada al sentirme tan indefensa
asfixiada estoy de tu prepotencia,
que a todas horas me anula
me controla me desespera.
Pero a pesar del miedo
no has logrado arrebatar toda mi fuerza.
Introduzco mi vida en una maleta
y con mano firme,
abro la puerta.
¿Qué será de mí cuando llegue a vieja?
¿Qué será de mí cuando llegue a vieja?
¿Llevaré el cabello plateado,
bailando en una blanca trenza?
¿O lo llevaré corto,
cubierto de una capa falsa
de algún color prestado?
¿Qué será de mi piel,
de mi rostro de líneas profundas?
¿Gritarán al mundo joven e irónico
mi larga historia?
¿Qué será de mis pasos -
Arrastraré los pies cansados,
o daré pasos cortitos e inciertos
como los primeros pasos de un infante?
¿Y mis pechos de mujer sana y fuerte -
se volverán tristes y flácidos?
¿Y mi vientre redondo y suave -
se convertirá en una almohada dura y áspera de años?
¿Se me olvidará el otoño, la poesía, las lenguas?
¿Empequeñeceré?
¿Llevaré una sonrisa perfecta?
¿Sufriré de varices, reumatismo, incontinencia?
¿Qué será de ti cuando envejezcas?
¿Llevarás aún tus gafas
o te abandonarás al placer incierto
de ver lejos lo que se encuentra cerca?
¿Te pondrás taciturna
o continuarás tu conversación
que tanto deleita?
¿Qué será de mí y de ti
cuando la vejez nos envuelva?
Sólo espero que tú estés a mi lado
para recordarme este poema
y decirme que aún me quieres
a pesar de las arrugas
y tantas historias diversas.
Otro macho
Asesina a su mujer
pero España va bien.
Les queman las casas a los emigrantes del Ejido
pero aquí reina la democracia de partido.
Una colombiana es violada con brutalidad
sí, en la madre patria, ¿dónde más?
Cientos de mujeres son prostituídas
pero en las carreteras no hay policías.
Los africanos perecen en pateras
y el gobierno alardea de perdonar la deuda externa.
Los españolitos se conmueven al ver la miseria en la tele
pero igual dan la espalda al que a emigrar se atreve.
Día Internacional de la Mujer
¿Cuántas mujeres se desangrarán hasta la muerte
en algún piso cochambroso
en manos de cualquier carnicero
en forzada clandestinidad?
¿Cuántas cuchillas infectadas
mutilarán la tierna piel de una niña
en algún pueblo abandonado
incluso en la gran ciudad?
¿Cuántos pechos flácidos y vacíos
enfrentarán el rostro de un niño hambriento
que gracias a la desidia del mundo
hoy de nuevo ayunará?
¿Cuántas niñas temerán
la llegada de la noche
con sus sombras aterradoras
que sus sueños perturbarán?
¿Cuántas adolescentes
ofrecerán esta noche
su guardado tesoro a algún príncipe
que las convencerá con falsas promesas
de amarlas hasta la eternidad?
¿Cuántos moratones se esconderán
bajo falsos pretextos
y excusas de caídas en la oscuridad?
¿Cuántos idiotas con un ramo de flores marchitas
en vano intentarán hacerse perdonar?
¿Cuántas más celebraciones
del Día internacional de la Mujer
hasta que realmente podamos celebrar
esa tan añorada igualdad?
Sin título
Un día te despiertas
—y con algo de cautela—
comienzas a quitarte
los insultos de encima,
como trozos de corteza.
Te vas quitando la ansiedad
como finas gasas de seda.
Te arrancas el menosprecio
que se fue incrustando en tus venas.
Te enfrentas al espejo
como si fuera la vez primera.
Vistes tu cuerpo con capas de ternura
y perdonas.
No queda tiempo
para arrojar piedras.
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Las fotografías que acompañan el texto son de Liviliosa