Tras varias semanas de preparación, promoción y suspiros al aire, se realizó con éxito la novena edición de Hellow Festival. Con actuaciones entrañables como la de Weezer, la frescura de Sofi Tukker y la pólvora en las rimas de Kendrick Lamar, el evento fungió como un elixir en el desierto de carteles homogéneos y sin sorpresas, provocando una sensación de júbilo en más de 76 mil asistentes que desde las 2:30 pm llenaron de color un área del Parque Fundidora.
Teniendo de fondo el histórico Horno Tres de Fundidora, los escenarios gemelos aguardaban impacientes con los instrumentos de las primeras bandas. El horario de mano anunciaba a Neon Indian justo a las 3:30 pm, sin embargo, al rebasar la hora acordada se presentía un retraso inevitable. La espera sirvió para que los asistentes pasearan por los diversos rincones del parque y conocieran los otros dos escenarios, las activaciones y el mercadito.
Sin importar las altas temperaturas de un sol cubierto por las nubes, los fans que esperaban frente a la valla soltaron un grito de sorpresa al notar que la banda de Alan Palomo salió del escenario vecino. La confusión o cambio al último momento hizo que miles de personas corrieran para ver de frente a su artista favorito. Así fue como inició la primera banda del Hellow Festival, con canciones de alegres sintetizadores y un bajo con un estilo funk inconfundible. Rápidamente los bailes del vocalista crearon una sonrisa en los espectadores y la fiesta inició.
Aunque fuera el primer grupo del cartel, Neon Indian fue visto por un gran número personas. A unos metros de distancia, cruzando por el pasillo de mercancías, bebidas y comida, se encontraba el Bacardí New Latin American Sounds Stage, donde se podía escuchar la voz de Girl Ultra. Al fondo del Parque los beats se hacían presentes en el Bud Light EDM Stage y el show de Dombresky.
En punto de las 5:30 pm, Neon Indian se encontraba en el cierre de show y en el escenario vecino salía The Horrors. El pequeño empalme obligó a cerrar con tapujos al proyecto de synth pop para darle paso al inconfundible Faris Badwan y su banda que, a pesar de los 32 grados centígrados, portaban ropas oscuras, su sello distintivo. Quienes los apreciaron desde fuera de la aglomeración dicen que el sonido era sucio, pero las personas que estaban frente al grupo, entregándose a canciones como “Still Life” y “Sea Within a Sea”, aseguran que fue un momento casi sublime.
En New Latin American Sounds Stage subió Teen Flirt para mezclar trap y nuevo R&B, sonidos que van sumando seguidores de una forma rápida y sorpresiva. Elegancia urbana y movimiento durante un set de una hora, cuyo punto más alto dejó al público ansioso por el show de Jesse Baez. Esta dulce desesperación no se experimentaba en el EDM Stage, pues al ser todos DJs no había necesidad de hacer una pausa y entre fades aparecía Lione, Feed Me y Cash Cash.
De vuelta a los escenarios principales, The Horrors se despidió con las palabras “See you soon”, dando inicio a la movida presentación de Kinky, los consentidos del festival. Con algunos tropiezos al comienzo, Gil, Ulises, Omar y César lograron un emotivo concierto con clásicos como “Presidente”, “Más” y presentando canciones de su nuevo disco Nada vale más que tú. Con el sol ya oculto y algunos tantos litros de cerveza en el cuerpo, el festival subió de tono y alegría: Sofi Tukker, el grupo que radica en Nueva York, se encargó de grabar en la mente de los espectadores sus secuencias bailables, inocentes coreografías y la guitarra de Sophie Hawley-Weld que emitía melodías de seducción.
A partir de este momento un porcentaje considerable del total de asistentes se concentró en los escenarios gemelos puesto que se avecinaban dos figuras míticas: Weezer, la banda que colocó tantas canciones en el soundtrack de nuestras vidas y Kendrick Lamar, el nuevo rey aún sin coronar del hip hop. Teniendo en el centro a Rivers Cuomo, el grupo de Los Angeles abrió con “Hash Pipe”, seguido de “My Name Is Jonas” y “Pork and Beans”. A la mitad de la presentación sonó “Hey Ya!”, cóver de Outkast y otras joyas como “Quién como tú”. Conforme pasaba el tiempo la gente enloquecía a la espera de Kendrick y cuando sonó el último acorde de “Buddy Holly” y Weezer se despedía, una tensión se liberó en el ambiente, esa tensión que existe cuando se avecina algo grande y es imposible mantenerse ecuánime.
Así estalló la bomba de la noche; con un explosivo “I got, I got, I got, I got loyalty, got royalty inside my DNA”. En ese momento la gente parecía lanzarse al aire para tener una mejor visión del solitario Kendrick, quien con un escenario vacío y una pantalla con gráficos de fondo creó el mejor momento de la noche. Las palabras salían como una ráfaga de balas que, sorprendentemente, eran respondidas por el público que soltaba palabras tan rápidas y elocuentes como el mismo Lamar. Por momentos se le vía sonreír gustoso al rapero debido a la efusividad y entrega de los regios, pero no podía desviarse de su papel de profeta de las calles.
Así llegaron “Swimming Pools (Drank)”,”Money Trees” y “Bitch, Don’t Kill My Vibe”, como una droga que subía cada vez más a los espectadores que saltaban, bailaban y agitaban el brazo al ritmo del beat. Ya era una regla que entre cada canción, en algún lugar de la audiencia, se escuchara la frase regia “se la bañó”, la mejor forma de decir que Kendrick Lamar estaba dando un show tan alucinante que no había forma de describirlo con palabras normales. Y como un mago que hipnotiza, Kendrick condujo una versión a capela de “HUMBLE”, la cual fue cantada casi en su totalidad por el público, para terminar con la versión original y el momento que todos recordaremos.
“Be humble…, sit dow. Be humble…, sit dow”
Después de eso fue el silencio y la conmoción de haber presenciado un evento sin precedentes. Incluso después, cuando fue el turno de LCD Soundsystem, el público no logró elevarse tanto, pues ya habían liberado todas sus reservas de dopamina. Aún con el bajón, James Murphy encendió la pista de baile entre tenues luces de colores y la noche de fondo. Fue una presentación sólida, con temas de todas las décadas, desde “Daft Punk Is Playing at My House”, “Get Innocuous!” y “Tribulations” hasta los nuevos temas de “Call The Police”, “American Dream” y “Tonite”. El momento inolvidable llegó con “New York, I Love You But You’re Bringing Me Down”.
Llegando a este punto, las personas saciadas y contentas, empezaban a retirarse. Sólo algunos decidieron quedarse al EDM de DJ Snake que, sin duda, se quedó corto cuando se le compara con Kendrick Lamar y LCD Sounsystem, aun así la gente lo agradeció. Así concluyó una de las mejores ediciones del Hellow Festival y el momento más importante del año para miles de regiomontanos.
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Fotos: Chucho Contreras