En 1990, se estrenó la tercera parte de “The Gofather” y en ella una de las protagonistas era la hija de Francis Ford Coppola, Sofia, quien ya había aparecido en las dos entregas anteriores siendo uno de los muchos bebés irreconocibles. A pesar de que la mala recepción de la película no tuvo que ver con su actuación, ella sí fue duramente criticada. La palabra “nepotismo”, surgió de la boca y pluma de distintos críticos y aunque la actriz asegura que lo que dijeron sobre ella en esa cinta no la afectó, nunca volvió a ser el rostro principal en una película.
Para Sofía, fue una gran experiencia en un momento en el que no sabía qué hacer de su vida: “una mejor que la universidad” en su opinión, y aunque continuó actuando en algunos videos musicales y con papeles esporádicos en cintas independientes, descubrió que su carrera en verdad estaba enfocada para seguir los pasos de su padre. La dirección es lo que la apasionaba y en 1999 se lanzó al estrellato con “The Virgin Suicides”.
Una película acerca de la figura femenina. No la figura física, sino la psíquica. Mujeres protagonistas, problemas femeninos y ambientes cálidos; todo se ejecutó de forma perfecta para darle un trágico pero romántico tono a la cinta. Todo excepto el soundtrack. No todos los directores tienen el poder y el tiempo para inmiscuirse en cada aspecto de la cinta, pero parece que quienes lo hacen en la música, la convierten en un elemento que resalta –como Stanley Kubrick o Quentin Tarantino-, y Sofia Coppola lo hace a la perfección.
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“The Virgin Suicides” se convirtió en una gran obra por la forma, el fondo y la música anempática (cuando las escenas tienen una carga distinta a lo que escuchas en la música). Las cuidadas escenas de la película, ambientadas en una zona rural, contrastan con la música ejecutada por Air, quienes toman elementos del space rock, el downtempo y la psicodelia para ejecutar sus piezas.
Coppola creció y su filmografía también. Entre los altibajos que ha tenido destacan “Lost in Translation” que fue elogiada por los expertos y el público o “The Bling Ring”, con la que decepcionó a ambos. Pero algo con lo que ella siempre ha logrado resaltar es con su efectiva, ecléctica, inesperada y atinada selección musical. No se trata de poner un ambiente para la cinta, es acerca de generar una reacción contraria que resulte tan natural que nadie vaya a cuestionar lo que están escuchando.
Tal vez el ejemplo perfecto es “Marie Antoinette”. La película habla acerca de la aristócrata francesa del siglo XVIII, su llegada a la cima y eventual caída, pero en lugar de sonorizar la cinta con música de la época, New Order, The Strokes, Siouxsie and the Banshees y muchas bandas más son las que dan vida a la película de Coppola.
Incluso en ese filme rompe las reglas temporales visualmente, pues en una escena podemos observar unos Converse Chuck Taylor en el fondo. No se trata de un error de producción, es la directora estableciendo que ella puede hacer lo que quiere con su cinta. Es su mundo, es su imaginario, es su escenografía y claro, es su música.
Además, podría ser considerada una de las mejores DJs del cine.
Su cinta “Lost in Translation” sucede en la gran ciudad de Tokio, pero la música está adornada por la mejor música alternativa y los clásicos estadounidenses. Death in Vegas, Phoenix, Happy End y claro, cómo olvidar la escena del karaoke en el que el personaje de Bill Murray canta ‘More Than This’ de Bryan Ferry.
Con muchos críticos en su contra, Coppola ha logrado algo que nadie: retratar la vida aburrida que la elite estadounidense vive. Sus cintas son en su mayoría, obras que están cercanas al cine contemplativo, pero no lo logran por completo. Mucho de lo que ayuda es el soundtrack. Nadie puede retener visualmente algo de una película contemplativa mientras escucha a The Jesus and Mary Chain de fondo.
“Somewhere”, parece una película con temática Nietzscheana en la que los personajes están condenados a repetir una y otra vez lo mismo, pero es difícil analizar todo eso con T. Rex, Foo Fighters o Gwen Stefani sonando a lo largo de la película.
Podrá ser considerada una directora repetitiva y tal vez su trabajo esté en la selección musical (claro que nadie la está alentando a convertirse en DJ al estilo Sasha Grey o Paris Hilton), pero mientras Hollywood continúe teniendo fe en ella, sus películas continuarán llegando a las salas de cine. A pesar de que su último trabajo en dirección rayaba entre su característico estilo y la comedia, la música continuaba teniendo un importante rol. Miley Cyrus, Chris Rock, Bill Murray y muchos más cantaron en su especial de navidad exclusivo para Netflix.
Mientras Coppola siga dirigiendo, la gente seguirá viendo sus películas y habrá quienes la critiquen por aburrida, tediosa y vacía, pero nunca podrán decir algo en contra de los soundtracks tan atinados que forma para sus películas.
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