Ateo convencido e incansable divulgador de la ciencia. Con toda probabilidad, Stephen Hawking fue el hombre más brillante vivo durante buena parte del siglo XX y XXI. El autor de A Brief History of Time (1988) no sólo nos enseñó lo que había dentro de un agujero negro ni las posibles formas de viajar en el tiempo; también nos dejó lecciones de vida que van mucho más allá de su inalcanzable labor intelectual. Aquí las 5 enseñanzas más valiosas que nos dejó el físico británico, que partió el 14 de marzo de 2018 a los 76 años:
A no rendirnos nunca
Hawking fue diagnosticado durante su juventud con una grave enfermedad degenerativa, esclerosis lateral amiotrófica, y a partir de ese momento cambió su panorama sobre la vida y sus aspiraciones para siempre; sin embargo, eso nunca fue un obstáculo para él ni su mente.
Desde entonces, el físico comprendió que debía afrontar la vida con una actitud diferente y a pesar de que la enfermedad le arrebató gradualmente su capacidad de caminar, moverse e incluso hablar, gracias a ella tuvo la oportunidad de dedicar su tiempo completamente a la investigación sobre lo que de verdad le apasionaba, lejos de cubículos, lecturas con grupos de nuevo ingreso o charlas desgastantes y aburridas con integrantes del lobby especializados en el área.
Que no todo se aprende en la escuela
Stephen Hawking con su esposa Jane Wilde Hawking en su boda.
Según los cálculos de Stephen Hawking, durante su estancia en Oxford, el físico invirtió alrededor de mil horas al estudio fuera de clase. Esta cifra dividida entre sus días en la universidad da un total de una hora diaria, un promedio insignificante para lo que se supone que un universitario debería estudiar.
Hawking afirmaba que esforzarse al máximo en cada materia, tratando de obtener las mejores calificaciones y leyendo cada texto que se planta frente a ti es una real pérdida de tiempo. Lo mejor es dedicarse a las pasiones, concentrarse en el campo de estudio y tratar de poner cada enseñanza en práctica en la vida real, no sólo reflejado en lecturas y miles de hojas.
A ser realistas, por más duro que sea
Como un hombre de ciencia, Hawking se condujo con el más duro escepticismo durante toda su vida. Sabía que el día de su muerte llegaría y, sin embargo, no tenía evidencia alguna para creer que al final de su vida le esperaría un ser omnipotente ni algo similar. En su lugar, era un hombre profundamente agradecido por esta vida y la oportunidad de conocer un poco más del Universo a partir de la ciencia:
«Cada quien es libre de creer lo que quiera y según mi punto de vista, la explicación más simple es que no hay Dios. Nadie creó el Universo y nadie dirige nuestro destino. Esto me lleva a una profunda realización: probablemente no hay cielo ni vida después de la muerte. Tenemos una única vida para apreciar el gran diseño del Universo y estoy muy agradecido por eso».
Las amenazas a nuestro planeta y cómo cuidar de él
Stephen Hawking durante un vuelo de gravedad cero en un Boeing 727. En la foto también aparecen: Peter Diamandis, Byron Lichtenberg (astronauta a la izquierda) y Nicola O’Brien, enfermera de Hawking. / Foto: NASA – Wikimedia Commons.
Hawking fue un hombre consecuente que mantuvo una voz crítica en todo momento. Durante sus últimos años de vida, el físico de Cambridge no dudó en afirmar una y otra vez en cada una de sus presentaciones públicas cuáles eran los riesgos que podían poner en peligro la civilización. A saber del científico, la humanidad estaría cerca de un posible escenario apocalíptico que podría darse con 4 hechos distintos, todos provocados por nuestra propia especie: el calentamiento global, una guerra con armas nucleares o biológicas y la nula regulación y control en la creación de Inteligencia Artificial.
El sitio más bello de todo el Universo es nuestro planeta
El sitio donde apareció la primera molécula orgánica, célula, ser vivo y el desarrollo de algo tan complejo como la consciencia humana junto con todas sus dudas e invenciones fue sin lugar a dudas, el lugar favorito de Hawking en todo el Universo. La Tierra siempre será el punto de partida para una especie que creció a pasos agigantados y comprendió algunos fenómenos que la rodean, mientras su curiosidad innata la lleva a pensar que habrá más allá de las estrellas.
Santa Barbara, California es el sitio que Hawking siempre llevará consigo en sus recuerdos, pues en él pasó una temporada muy feliz junto con su familia antes de que su enfermedad degenerativa le provocara pérdidas motrices.
Te puede interesar:
Qué pasa dentro de un agujero negro Según Stephen Hawking
Stephen Hawking: la muerte no es el final, sino el comienzo de un nuevo ciclo
10 frases de Stephen Hawking sobre Dios y el futuro que dejó antes de morir