Si los estudios científicos demostraran que una pequeña dosis de LSD diaria puede hacerte más feliz, ¿lo probarías?
En 2011, el director Rupert Wyatt, con su película “El origen del planeta de los simios”, trató de retratar levemente el papel tan importante que tiene la ciencia médica en el tratamiento de enfermedades relacionadas con la mente humana; en este caso, el Alzheimer, al que intentan atacar con una especie de retrovirus que regenera las células neuronales evitando su muerte y por consecuencia, la pérdida de memoria generada por esta terrible enfermedad.
A pesar de que la vacuna desarrollada por el científico interpretado por James Franco no es funcional en seres humanos debido a cuestiones de inmunidad, queda rondando la incógnita de cómo y qué está haciendo la ciencia para resolver los problemas relacionados con el funcionamiento del cerebro. No sólo en cuestiones de memoria a largo plazo, sino en su funcionamiento cotidiano: ése que tiene que ver directamente con las acciones que realizamos cada día y que, a veces, un simple dolor de cabeza puede atrasar o simplemente dejarlas de lado.
Si bien es cierto que el funcionamiento del cerebro aún es un misterio, nuestro comportamiento nos da ciertas señales de cómo responde este órgano ante diferentes impulsos o contextos. Por ejemplo, no se necesita ser un experto para saber que en situaciones positivas como el enamoramiento o un estado de confort total, el punto de operaciones de nuestro sistema nervioso central manda señales a nuestro cuerpo para que éste pueda relajarse con la seguridad de que nada a su alrededor puede dañarlo.
Por el contrario, con la presión que genera la vida en las ciudades, el cerebro tiende a estresarse y, en algunos casos, a bloquearse por completo como un mecanismo de defensa ante la posible amenaza de una sobre carga de ideas. Este hecho preocupa a cada vez más personas que están conscientes de que escapar de todas las responsabilidades no es una opción cercanamente viable, tienen que soportar someterse a estos ritmos tan acelerados de vivir.
Lo que muy pocos saben es que la solución podría estar en aquellas sustancias que durante años la sociedad se ha encargado de satanizar: las drogas psicotrópicas. Conociendo los efectos que éstas tienen sobre el organismo, algunos científicos y pacientes alrededor del mundo están experimentando con pequeñas dosis de estos compuestos para hacerle frente a sus problemas. Tal es el caso de la escritora Ayelet Waldman, quien a sus 52 años ha decidido probar microdosis de LSD para contrarrestar los efectos de la menopausia.
LSD: Una terapia benéfica
Usar ésta sustancia como una terapia equivale a apenas 10 microgramos cada tres días. A pesar de que no existen estudios concisos sobre el tema, el investigador James Fadiman afirma que con este tipo de consumo es posible mejorar el estado de ánimo, la concentración y la creatividad, lo cual tendría repercusiones positivas al ritmo de vida de quien decida someterse a este tipo de tratamientos.
En el Reino Unido, un hombre conocido como Dylan ha decidido una forma más natural de someterse a este tratamiento utilizando “hongos mágicos”, tomándolos con su desayuno y sintiendo casi los mismos efectos que Waldman, ya que el hombre asegura tener un ritmo de vida más relajado que el que llevaba antes de usar las pequeñas setas que eliminaron sus problemas de ansiedad y depresión.
A pesar de que aún hay muchos científicos que sostienen que sólo se trata de placebos, la realidad es que cada vez más personas están convencidos de que el uso medido de este tipo de sustancias es la solución a muchos de sus problemas a los que años de terapia y medicamentos ni siquiera le han podido dar señales de desaparecer. De comprobarse sus efectos benéficos en el organismo, el debate a favor del uso medicinal de estas drogas podría tomar un nuevo giro que llevaría a la medicina a explorar otros terrenos.
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Referencias:
BBC
The Huffington Post