En el sexto día de la creación, Dios puso sobre la Tierra a Adán. Cuando se percató que así como había luz y oscuridad o ruido y silencio, el hombre necesitaba de una contraparte. Entonces de la costilla de Adán inventó a Eva, su compañera en el Paraíso Terrenal, territorio donde gozaban de todas las comodidades y de una convivencia pacífica con los animales a los cuales dominaban. Pero ambos traicionaron los designios de Dios al comer de un supuesto fruto prohibido que les reveló verdades que hasta entonces desconocían.
Este mito forma parte de las religiones judía, cristiana y musulmana. Según el mismo, así es como supuestamente inicia la procreación de la especie humana a partir de estos padres primigenios, cuyos primeros hijos fueron Caín y Abel. Esta historia siempre se ha contrapuesto a las teorías evolucionistas de Charles Darwin, las cuales afirman que el ser humano evolucionó a partir de otras especies que dieron forma a los homínidos que conocemos ahora.
A través de los años, ciencia y religión han protagonizado una disputa donde la razón de la primera y la fe de la segunda han querido explicar la eterna pregunta sobre los orígenes del hombre. Las evidencias, mismas que presentamos en las siguientes líneas, indican que la ciencia lleva la delantera: son muchas las pruebas que ha presentado para argumentar que el binomio a partir del cuál nace la historia de Adán y Eva es sólo una metáfora o bien, un relato fantástico que forma parte de la mitología de distintos pueblos y no una verdad científica:
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Dos personas no podrían poblar el planeta entero
Hace 60 mil años aproximadamente, el ser humano salió de África para hacer una migración a Europa y de ahí al resto del mundo. Un grupo de científicos estableció que al menos se necesitaron de 2 mil 250 personas en edad madura al mismo tiempo para llevar a cabo ese viaje que continuó hasta Asia y Oriente Medio. Tuvieron que permanecer en África unas 10 mil para seguir poblando dicho territorio. La variación genética y los índices de población que se observan en el presente no hubieran sido posibles con una población resultante de un hombre y una mujer como únicos habitantes de la tierra.
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Para prosperar se necesitan genes diferentes
Si la única línea genética de la población mundial fuera la de Adán y Eva, los daños y desórdenes genéticos serían considerables. Para hacer posible el desarrollo que la humanidad presenta hasta nuestros días y evitar la aparición de alteraciones mentales o anomalías físicas producto del incesto fue necesaria una carga genética procedente de varios círculos de poblaciones y no de uno solo.
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Nos sentimos atraídos por genes opuestos a los nuestros
La ciencia ha confirmado que nuestro organismo se siente atraído por aquellos que tienen una carga genética diametralmente opuesta. Esto es una reacción natural debido a que la supervivencia de la humanidad basa gran parte de su éxito en la mezcla de genes de diferente procedencia, los cuales dan paso a la variabilidad genética. Sólo así se garantiza la creación de seres más fuertes y con predisposición a la vida. Si se mezclaran genes muy parecidos todo el tiempo, las discapacidades mentales y físicas o las enfermedades hereditarias serían una constante en la población, que incluso nos estaría condenando a nuestra extinción.
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La historia de los padres creadores de la humanidad debe tomarse como un relato que busca aterrizar dilemas morales y no ser una explicación real acerca del origen del hombre. La Biblia es básicamente una guía espiritual, por lo tanto, tomarla como una verdad científica sería incurrir en un error. La ciencia ha dado pruebas concluyentes y suficientes acerca del origen de la humanidad en contraposición a la religión, cuyos argumentos no siempre gozan de soportes creíbles.
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