Gracias a la revolución sexual de la década de los ochenta, la industria del porno alrededor del mundo se convirtió en un negocio extremadamente rentable. En ese tiempo se desarrollaron múltiples compañías que exploraban y estimulaban las pulsaciones sexuales de la personas, quienes ya no se conformaban sólo con el material audiovisual que se estaba produciendo, sino que también estaban totalmente dispuestas a pagar por algo mucho más explícito todavía.
Poco antes de que esta ola de voyeristas y adictos al porno comenzara a exigir mejores condiciones para su libido, un hombre llamado Richard Basciano se convertiría en el indiscutible rey de la pornografía neoyorquina tras inaugurar el Show World Center. Este sitio apareció frente a los ojos de se creador como una respuesta a la alta demanda que ya tenía el sexo para 1977; pues no sólo ofrecía un montón de productos capaces de excitar a cualquiera, sino también estaba diseñado para ofrecer otro tipo de entretenimiento sexual que no se ofrecía en ningún lado.
A diferencia de los dancing clubs que ya existían a lo largo de todo el país, el Show World Center ofrecía actos sexuales en vivo. Tal y como se podían observar en algunos cines para adultos, Basciano ofrecía a sus clientes espectáculos demasiado explícitos en los que incluso era posible ver a estrellas del porno como Tish Ambrose, Dian Hanson y Tamara Lynne como si estuviese filmando una película. La dinámica de estos espectáculos era privada hasta cierto punto, pues cada persona que pagara por ver el espectáculo tenía acceso a un cubículo desde el cual podía verlo
Si bien el sexo en vivo era su especialidad, el Show World Center también tenía un espacio para grabar sus propias producciones y otro en donde se realizaban sesiones fotográficas evidentemente enfocadas a la pornografía. En estas fotografías compiladas por el sitio The Rialto Report es posible apreciar un pequeño extracto de lo que significó el auge del imperio pornográfico de Basciano que se mantuvo abierto hasta mayo de 2017 cuando su creador murió a los 91 años.
Durante décadas, en jornadas ininterrumpidas, el Show World Center fue para la Calle 42 en Nueva York un testigo silencioso de una realidad que el gobierno trató de ocultar en distintas ocasiones. El negocio sobrevivió incluso a la barrida masiva que las autoridades neoyorquinas ordenaron para limpiar a la ciudad de prostitución y perversión. Incluso después de su cierre, el nombre del Show Center ha trascendido como leyenda.
Hoy, según el sitio Untapped Cities, el espacio que ocupó el Show World Center se renta para producciones teatrales que nada tienen que ver con el sexo. Sin embargo, estas fotografías y todos los testimonios que existen sobre su presencia en la Calle 42 quedan como un registro de la existencia de un imperio del porno durante los años ochenta.