En un breve escrito titulado Arte Social y Problemas de Género, el crítico y artista cubano Félix Suazo aborda de manera amplia la problemática del género, produce clasificaciones del trabajo de algunos artistas que manejan este tema e indica con certeza la ambigüedad que existe tanto en el tema como en los medios empleados en la modernidad.
El arte como medio para la expresión del ser ha permitido el abordaje de múltiples temas, como es el caso de la temática sexual, ya sea desde la representación simbólica o directa de los órganos sexuales o en la búsqueda de definir la identidad sexual; para Suazo, los artistas de “la modernidad” han emprendido una revolución contra las nociones morales y éticas que la sociedad dicta sobre los cuerpos, la sexualidad y la identidad sexual.
En estas tres vertientes, la respuesta de los artistas está siempre enfocada a la liberación de los preceptos que definen al cuerpo humano como un territorio privado, extraño, repugnante para los otros y limitado. En los lenguajes individuales de cada artista surge la inquietud de cómo abolir desde un enfoque crítico estas ideas hacia la liberación (¿libertinaje?).
De esta manera, Suazo crea ambivalencias al catalogar el trabajo de algunos artistas que son de su interés; por ejemplo, con el nombre “De la culpa a la castración”, abarca las obras de dos creadores que critican el aborrecimiento del propio cuerpo con visiones diferentes. Por un lado Nahum Zenil trata estas ideas con un lenguaje descubierto de ocultismos, expone los órganos sexuales masculinos y los asocia con el pasaje bíblico de la tentación de Eva en el Edén, en su obra Del Paraíso 1-4 (1990). Mientras en las acciones de Rudolf Schwarzkogler, el artista agredía su propio cuerpo evocando a la castración y represión sexual.
También es habitual en la comunidad artística la discusión sobre las identidades sexuales: lo femenino y lo masculino, clasificaciones cuyos límites se han ido desdibujando a través de la visión de algunos artistas, en la que recurren cada vez más a una identidad ambigua. En relación a esto, Suazo dice que esta ambigüedad también se ha hecho presente —de forma más usual desde la aparición de “los nuevos medios” en los años 20— en los medios de expresión, donde ya no hay pureza, sino que el objeto artístico está comprendido por varias “entidades” íntimamente relacionadas o que se complementan entre sí: video + performance + escultura/instalación, por ejemplo.
Así como se han hibridado los medios de expresión, han cambiado también las concepciones de lo deseable y lo estético, en una mezcla indivisible de lo real y lo fantástico. En esta mezcla surge el trabajo de Robert Gober quien relaciona en sus esculturas el cuerpo humano con objetos domésticos, creando un heterogéneo metafórico, donde el afecto entre el objeto y el individuo, es evidente por parte de un sujeto andrógino y anónimo.
Del mismo modo, artistas como Charles Ray exhiben el cuerpo desnudo en los espacios expositivos con una actitud sexual “natural” y sin censura; en el caso de este artista estadounidense, se agrega el hecho del autorretrato en sus obras, entendiendo al artista como protagonista de las escenas que conforman los cuerpos y que en la opinión de Suazo, oscila entre “el narcisismo masturbatorio y el homoerotismo”.
La ambigüedad presente en las obras de algunos artistas sobre las clasificaciones de identidad sexual, crean para el espectador un conjunto de imágenes trasgresoras de lo común, un verdadero enfrentamiento al imaginario tradicional. En artistas como Jana Sterbak lo “masculino” y “femenino” son identidades que no tienen diferencia alguna, como apreciamos en su obra “Camiseta Peluda” donde el cuerpo de la mujer se superpone a rasgos masculinos, unificándose en un sólo cuerpo las características que comúnmente designamos a cada género, provocando rechazo en el espectador ante la ambigüedad.
En consecuencia a estas visiones poco frecuentes del cuerpo, Suazo incluye en el debate las obras creadas para representar las voces acalladas y excluidas por la sociedad, debido a su orientación sexual o por enfermedades como el SIDA, asociada también al carácter sexual, se destacan obras como “The NAMES Project” para el reconocimiento de las personas fallecidas a consecuencia del SIDA, así como las creaciones de Félix González-Torres en la que la inclusión del espectador en sus obras interactivas nacen desde su experiencia personal como un excluido de la sociedad a causa de esta enfermedad.
En este cauce, el arte existe no sólo en la polémica sino en la sutilidad del discurso simbólico, la capacidad de generar discusiones en los individuos y a la sociedad por completo. Desde su ambigüedad, los “nuevos medios” que ya poco tienen de nuevos tienen la capacidad de acercarse cada vez más al espectador y volverse uno, como todos los aspectos físicos del ser humano en colectividad.
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La fotografía es otra medio de expresión artística que retrata las problemáticas sociales actuales, como lo hizo el fotógrafo que vistió a los hombres con la ropa de sus novias para hablar de equidad de género, también algunos han malentendido la lucha del feminismo, pues no se trata de segregar a los hombres de las mujeres sino de una búsqueda igualitaria por los derechos… lee más aquí.