El multimillonario Alfred Bloomingdale tenía 54 años cuando conoció en Los Angeles a Vicki Morgan de sólo 18. El encuentro significaría para ambos un intenso amorío que duraría 12 años de prácticas sexuales anónimas, sadomasoquismo y rituales eróticos entre una chica y su dominador.
Vicki Morgan quería ser modelo cuando Bloomingdale, el padre del dinero de plástico, le entregó su sueño a cambio de una sola condición: ser su esclava sexual. Por más de una década, Morgan y el magnate mantuvieron encuentros en los que prácticas del Bondage, Disciplina y Dominación, Sumisión y Sadismo, y Masoquismo (BDSM) hacían las fantasías de Bloomingdale, y Morgan pronto se convirtió en el objeto de su dominador a cambio de una vida de lujos y excesos que el dinero de Bloomingdale costeaba. Morgan recibía del empresario 18 mil dólares mensuales para sus gastos, mismos que le aseguraban su presencia en un círculo de políticos, hombres de negocios, estrellas de cine y el jet set norteamericano.
Con Bloomingdale muerto de cáncer en la garganta y Morgan asesinada por su nueva pareja, el escándalo vino cuando salieron a la luz una serie de videos en los que supuestamente se podía ver a Morgan, Bloomingdale y otras personas con importantes cargos públicos en la administración del entonces presidente Ronald Reagan como parte de las fiestas sexuales organizadas por el magnate. Según testimonios de la propia Morgan, a Bloomingdale le gustaba jugar el rol Dom, y ser ella (y otras chicas) la sumisa. Las reglas, aunque establecidas en este tipo de práctica, las ponía él. La exhibición de quienes hubieran sido parte del gusto oculto de Bloomingdale suponía un peligro para la seguridad nacional, aseguró la prensa de la época. Los implicados en las prácticas sado de la pareja eran estrechos colaboradores del presidente, por lo que un juego de intereses comenzaría en el denominado “sexigate” cuando la noticia cambió a la desaparición de las cintas.
Esta historia de escándalo en los archivos del crimen supone una muestra de cuando el juego erótico se convierte en patología. Entre Morgan y Bloomingdale un pacto de no agresión daba al empresario carta abierta con la chica; ella aceptó el trato. Pero las reglas luego cambiarían a la flagelación y “la cesión”, el préstamo a otro de la persona pasiva, azotes y humillaciones que harían de Morgan una sumisa en el juego y una esclava entregada en cuerpo a su amo.
La práctica en el BDSM es de forma voluntaria; sin embargo, los papeles se basan en quién tiene el poder: alguien tendrá el rol dominante o activo “Doms” y la otra persona (generalmente la mujer) será el sumiso o pasivo. La pareja involucrada en esta práctica firma un contrato en el que el sumiso se pone a las órdenes de su amo, aceptando reglas previamente establecidas. Por otra parte, el amo firmará “amar y proteger” el cuerpo del sumiso.
The Pentagram Harness
Camisas de fuerza, jaulas, arneses, collares, látigos, vendas, mordazas y máscaras son algunos de los objetos que pueden, también, convertirse en fetiches para los practicantes del BDSM. En el Bondage, una persona se ve esclavizada por su pareja con una cuerda que le impide moverse con libertad y la somete a la voluntad del amo. Esta práctica de atar a o inmovilizar a otro con cinta, tela, cadenas o esposas resulta para algunos un juego erótico que potencializa el deseo entre la pareja. Pensarse atado o atar a otro genera en ambos una sensación de desprendimiento de las limitaciones en el terreno sexual y entrega total libertad sobre el cuerpo y la voluntad del otro.
The Cuffs
Los objetos se convierten en herramientas para producir o sentir placer porque alimentan la estética de la fantasía y atraen sensaciones físicas con su uso. Los juegos de sumisión (D/s) derivan de las prácticas sexuales ya sea sólo como una experimentación entre la pareja para estimular la libido, o como parte de una práctica más arraigada que responda a un fetiche superior.
The Collar Harness
The Basic Choker
En México, una marca de arneses y accesorios ofrece objetos de bondage hechos de piel en un proceso 100 por ciento artesanal. WICCA es el nombre del sello que incorpora la clase y el estilo en accesorios disponibles para utilizarse con la pareja en un juego de sumisión. Con diseños exclusivos, WICCA ofrece cuffs, máscaras, “O Ring” gargantilla y varios tipos de arneses todos elaborados en piel y con aplicaciones de detalle que aseguran la calidad.
En la Tienda en línea de Cultura Colectiva encuentra The Basic Choker, The Ears Headband y The Bunny Mask.
https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/the-belt.png https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/the-bunny-mask1.png https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/the-ears-headband.png https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/the-hexagram-harness.jpg https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/the-o-ring-choker.png https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/the-unicursal-harness.jpg
Haz tu compra aquí.