Salvo la opinión de los doctos en la contemplación de los Felis silvestris catus, los gatos domésticos cumplen con más de una función. No se trata únicamente de ese pequeñín motorizado que hipnotiza incluso a los más indiferentes con su ronronear, sino un verdadero cazador de hombres… A menos de que perezcan y renazcan convertidos en un helicóptero.
El artista holandés Bar Jansen mostró que esto es posible. Tan sólo unos días después de que su gato Orville fuera asesinado por los neumáticos de un automóvil frenético, Jansen decidió honrar su felina vida transformándolo en una pieza de arte denominada “Oh, cómo amaba los pájaros”. El resultado final obtuvo las miradas estupefactas del público y la confirmación de que lo extraño y lo artístico tienen una relación sumamente estrecha.
Este vínculo también puede admirarse en el terreno pictórico. Algunos de los cuadros más reconocidos en el mundo del arte han pasado a la historia gracias a su calidad técnica y por el perturbador contenido de sus imágenes, algunas veces violentas y otras tantas grotescas.
Esa mágica fragancia despedida por lo extraño, en el mundo del arte, día con día cosecha más seguidores y motiva más cuestionamientos al respecto de una característica que pareciera se aleja de lo ordinario para aproximarse cada vez más a la locura… Por esa razón, Cultura Colectiva se ha dado a la tarea de reunir algunas pinturas que muestran lo aterrador que puede ser el arte en determinadas circunstancias.
12. Peter Paul Rubens, Saturno, 1636
Realizada especialmente por solicitud del Rey Felipe IV de España, Rubens retrató el momento en que Saturno desgarra la piel de uno de sus hijos al enterarse de que será remplazado por alguno de ellos. La pintura muestra al propio Saturno devorando al pequeño mientras se apoya en su guadaña.
11. Johann Heinrich Füssli, La pesadilla, 1781
Esta pintura, realizada por un exponente ubicado entre el neoclasicismo y el romanticismo, está basada en “El sueño de Hécuba” de Giulio Romano. En él se aprecia una mujer poseída por un incubo, demonio asociado a los sueños eróticos. En segundo plano aparece la cabeza de un caballo perturbador observando la escena. La mujer retratada es Anna Landoldt, hija de su mejor amigo y por quien Johann estaba perdidamente enamorado.
10. William-Adolphe Bouguereau, Dante y Virgilio en el infierno, 1850
Localizado en el museo Orsay de París, el cuadro alude a un pasaje de la “Divina comedia” de Dante. En él se describe la entrada del poeta Virgilio y el mismo Dante en el octavo círculo del infierno, donde se encuentran los falsificadores. El alquimista condenado, Capocchio, es mordido por Gianni Schicchi, un personaje real que vivió en Florencia en el siglo XIII y quien fuera enviado al infierno por suplantar a otras personas.
9. Theodore Géricault, Partes anatómicas, 1819
Se trata de una serie de imágenes concebidas por el pintor francés quien, sin darle mayor importancia, empleó restos humanos de la morgue más próxima para hacer de sus pinturas un trabajo más real. Géricault llevaba distintas partes de los cuerpos hasta su casa y cuando no estaba pintado, se sabía que guardaba varias cabezas, brazos y piernas debajo de su cama o en el techo.
8. Francis Bacon, Estudio del retrato del Papa Inocencio X de Velázquez, 1953
La pieza es una visión distorsionada del “Retrato de Inocencio X”, elaborado por el español Diego Velázquez en 1650. La pintura forma parte de una serie compuesta por 45 variantes que Bacon realizó por más de dos décadas. Cuando el artista fue cuestionado sobre su manía por pintar tantos cuadros del mismo tema, declaró que no tenía nada en contra de los papas y sólo buscó una excusa para usar estos colores.
7. Otto Rapp, Deterioro de la mente sobre la materia, 1973
La escena describe un cráneo humano en descomposición, al interior de una jaula de pájaros diabólica. Con mucha atención, se observa la sangre y algunos restos de carne en la base de la extravagante prisión. El artista plasmó su visión acerca de la pérdida del razonamiento humano en favor de la frivolidad y la falta de compromiso a una causa.
6. Savator Rosa, La tentación de San Antonio, 1645
La imagen representa al demonio de la tentación atacando, como su nombre lo indica, a San Antonio. Esta pieza de Salvator Rosa es considerada un ejemplo tácito de su predilección por lo antinatural y la magia. La figura del demonio, de acuerdo con los críticos, es casi ajena a la época de Rosa, sobre todo por su gesto y fisonomía.
5. Artemisia Gentileschi, Judit decapitando a Holofernes, 1612-1613
Realizada entre 1611 y 1612, esta obra se exhibe en el Museo de Capodimonte en Italia. La pintura muestra la crudeza de la decapitación del general Holofernes a manos de Judit, la mujer que logró seducirlo en un día y aprovechar sus encantos para asesinarlo durante la noche. La representación de la sangre dota al lienzo de un toque enigmático y realista. Además, esta pieza está inspirada en el cuadro de Caravaggio hecho en 1599.
4. Tiziano, Castigo de Marsyas, 1570-1576
También conocida como “El desollar de Marsyas”, incorpora una serie de lienzos con temas mitológicos que Tiziano realizó durante sus últimos años. La imagen muestra, tal y como se menciona en el título de la obra, el desollamiento de Marsyas, el acompañante de Dionisio que se atrevió a desafiar al dios Apolo. La escena fue inspirada por Marcantonio Bragadin, comandante veneciano que murió desollado por los otomanos.
3. Jheronimus Bosch (el Bosco), El jardín de las delicias, 1500-1505
La escena corresponde a una pintura que expone una serie de tres imágenes. La última de esas pinturas, ubicada en la parte derecha del retablo original, se caracteriza por su alto contenido simbólico y es considerada una de las más fascinantes y enigmáticas pinturas en la historia del arte. Actualmente forma parte de la exposición permanente en el Museo de Prado de Madrid.
2. Peter Paul Rubens, La masacre de los inocentes, 1611-1612
Considerado por la crítica como una pieza de aprendizaje del pintor durante su viaje a Italia, entre 1600 y 1608, Rubens pintó tres versiones de este cuadro. La primera, se estima, fue realizada en 1611 y retrata el pasaje bíblico relatado en el “Nuevo testamento” en el Evangelio de Mateo, que consiste en la orden que dio Herodes I de ejecutar a todos los niños menores de 2 años.
1. Zdzisław Beksínski, Sin título
Perteneciente a un estilo que el propio artista ha denominado barroco o gótico (pero ha sido calificado por la crítica como parte del realismo fantástico), Beksínski jamás tituló alguno de sus cuadros y es el único artista polaco con exposiciones en el Museo de Arte de Japón. El artista preservó el momento en el que dos cuerpos se funden en un abrazo hasta convertirse, poco a poco, en dos esqueletos entrelazados.
Lo extraño y lo fantástico son dos términos que ocupan un lugar privilegiado en el mundo del arte. El encanto de estos cuadros no corresponde a tonos pastel ni mucho menos figuras atractivas para lo cánones de lo hermoso. No obstante, las piezas retratan escenas o pasajes que han inquietado a sus autores de una manera más allá de nuestra comprensión. Después de todo, el arte ha demostrado que cualquier tema es clave si se aborda con ingenio.
Referencia:
VIRALNOVA