Esto se trata de recordar y entregarnos a la danza. De rendirnos a eso que todos movemos, a lo que le damos expresividad, significación y fin; aquello que inventamos para apoderarnos de un espacio único e irrepetible en el lenguaje humano y sus movilidades o transitoriedades –como quiera vérsele. Pensar la danza nunca es un ejercicio fácil, pero siempre es necesario. Así como lo expresa el maestro Dallal, siempre es urgente reconocer que en ese movimiento perenne se encuentra enfrascado nuestro mundo, todo lo que es humano.
“Por cuatro años la maestra Gladiola se dedicó a recuperar la documentación suficiente como para narrar una vida de coreografías, clases e innovaciones en el espacio que definió a la revolución dancística en México”.
En conversación con la maestra Gladiola Orozco, una de las grandes bailarinas en México, se hace obvio que somos afortunados en el país por haber contado –y seguir bajo una línea de herencia– con la evolución de un arte tan vasto, total, colectivo, individual, introspectivo y orgánico, como el que se dio lugar en el Ballet Teatro del Espacio (BET). Esa compañía, ese hogar para la danza contemporánea y sus experimentaciones, que hoy es tremendamente necesario recobrar en nuestra memoria.
Reunidos en su casa, con la personalidad fuerte y mística que siempre le ha caracterizado, Orozco es modesta y un tanto reservada, no habla de su trayectoria ni de su formación, se remite esencialmente al acto de recordar mediante el objeto hallado y formar un archivo compartido en vez de fomentar un anecdotario personal. Ama tanto al Ballet Teatro del Espacio que es incapaz de pervertir su historia con relatos propios; prefiere que los programas, carteles y reseñas de periódico hablen por todo lo que ha sido, todo lo que es.
“Omitir en nuestra historia el paso de ese ballet sería renunciar a la dignidad, a la belleza, al esfuerzo, al derecho de poseerse y de abrir la vida ante cualquier voluntad”.
“Memoria”, como es llamado sin complicación alguna este compendio de recuerdos y recortes, es un libro en tres tomos que no busca ser una crónica novelizada ni el registro de los secretos que en el ballet existieron, sino que persigue una utilidad y un impacto como archivo artístico de la nación, para no perder de vista a uno de los capítulos más significativos en el avance de la danza mexicana. Por cuatro años la maestra Gladiola se dedicó a recuperar la documentación suficiente como para narrar una vida de coreografías, clases e innovaciones en el espacio que definió a la revolución dancística en México.
50 años después de iniciar un reto de gran belleza y rutas creativas, la maestra Gladiola se acerca estéticamente de una manera diferente a aquello que pareció en sus principios un simple proyecto y nada más. Hoy, ese acercamiento se reúne a partir de un lenguaje diverso con ese trabajo que más allá de una profesión, fue el sentido completo de su existencia y no tiene razón alguna para perderse en el recuerdo de la gente.
Para todos aquellos que se encuentren interesados en la danza o el estudio de las artes en México, “Memoria” es un recuento de las piezas que conformaron a la compañía que nos hizo cerrar los ojos, percibir todos los movimientos con el corazón, hallar el diálogo del cuerpo y hacernos conscientes de que cualquier límite puede quebrarse cuando se está impregnado de amor, satisfacción e intensidad.
La enciclopedia en tres tomos de este especial grupo es tomar el pasado y advertir su grandeza; esos años en que no sólo innovaban dentro de sus propios escenarios, sino que, de acuerdo con Maurice Dejean –quien nos acompañó en los últimos minutos del encuentro–, siempre se preocupó por crear un público mexicano para la danza. Siguiendo sus anécdotas, el colectivo no se dedicaba exclusivamente al espectador iniciado, también daban funciones para primarias y secundarias del país con el fin de educar un poco la mirada, el corazón.
Omitir en nuestra historia el paso de ese ballet sería renunciar a la dignidad, a la belleza, al esfuerzo, al derecho de poseerse y de abrir la vida ante cualquier voluntad; recuperar el archivo de lo que fue Teatro del Espacio es un anuncio de victoria, de persistencia, es seguir de pie y encontrar un nuevo reto que sea útil para las nuevas generaciones.
El vestigio de esos años entregados al arte, de trabajo y empuje en el ser completo de Gladiola Orozco, el maestro Descombey y compañía, es según palabras de la maestra, mostrar el recuerdo de un muerto, un cuerpo que no podrá volver a la vida; coreografías y personalidades que, atendiendo a la unicidad y no repetición de la danza, sólo puede acercarse a un intento por recuperar la emoción distante.
La maestra Orozco invita a los lectores a un viaje en el tiempo, un recorrido emocional que debe dar justicia a ese maravilloso espacio que bajó sus telones en 2009, pero vivirá por siempre en los anales del arte mexicano, en nuestra alma artística; la cual, cabe mencionar, espera que las nuevas direcciones del INBA honren a nuestros héroes con acciones como ésta para poder sepultar, de una vez y por todas, esas viejas y malas administraciones del país. Mismas que orillaron al BET, a esa máquina de sueños y noblezas, a cerrar sus puertas físicas.
Un aplauso para el INBA por esta atinada iniciativa de expiación y un abrazo afectuoso a la maestra Gladiola, quien nos brindó una escuela de primer mundo, un método de primera calidad y las bases para una disciplina que marcó el danzar por venir. También puedes visitar Bombardear un museo en México: La única alternativa del arte y El arte de convertir tu título universitario en un avioncito de papel para comprender otros capítulos del arte en nuestro país.
