Este artículo fue publicado originalmente por Diana Garrido el 21 de enero, 2019 y fue actualizado por Cultura Colectiva.
“Tizoc”, “Macario”, entre otras películas mexicanas, nos presentan compatriotas (especialmente indígenas) muy distintos a lo que son realmente. Pedro Infante o Pina Pellicer fueron actores atractivos cuya fama se debe en parte al físico. Su tez blanca y rasgos finos encajan a la perfección con la idea de belleza occidental que tenemos fija en el imaginario colectivo.
Sin embargo, el mexicano promedio no es así. Estrictamente, no encajamos en el ideal estético impuesto desde la conquista con la llegada de hombres europeos. El estereotipo del “mexicano atractivo” se refuerza con la llegada de Ximena Navarrete a Miss Universo o la repentina fascinación por Diego Luna.
Como en todo el mundo, somos producto del mestizaje que ha hecho de nosotros una raza única con estaturas, color de piel, complexiones y figuras distintas. Somos un país diverso en múltiples formas.
El fotógrafo mexicano Dorian Ulises López trabajó por mucho tiempo en la editorial de la revista Elle, en la que conocía cientos de modelos perfectos, incluidas personas consideradas socialité. Cuerpos estilizados y altos, de piel tersa, blanca y músculos moldeados. Personas que se mueven en planos de estratosféricas proporciones con pocas ganas de ayudar al mundo, son aquellos que López fotografiaba.
Como fotógrafo que trabajó para alguna empresa publicitaria o medio, asegura conocer el poder de la comunicación. Reproducir los cánones de belleza y los estereotipos es un básico, incluso es bueno hasta cierto punto ya que la idealización de vida que muestran es la que todos anhelamos o nos dicen que lo hagamos; sin embargo, el verdadero objetivo de López es disolverlos y mostrar la belleza ordinaria.
Sabe que una modelo sueca generará más impacto que cualquier chica que te encuentras paseando por la calle, no obstante, “creo que la belleza está en todos lados”, comenta. Por este motivo, su trabajo está plagado de personas tan comunes como él que van por la vida construyendo su camino entre lo ideal y lo bello muy a su manera. Sin necesidad de posar profesionalmente, López les hace sacar el lado sexy y atractivo que todos guardamos de formas distintas, ¿cómo? Parándose frente a la cámara seguros de sí.
Las fotografías son, principalmente, retratos. Gestos muy puros de la naturalidad con la que se presentan frente a una cámara. No hay mucho trabajo detrás, pero éste es el suficiente para advertir que tiene una gran propuesta que va más por el camino de la naturalidad que de la estética como la concebimos. Para Dorian, la subjetividad es primordial en el ejercicio de su profesión.
Retratar personas tan comunes como nosotros es para el fotógrafo una experiencia que viaja entre la belleza subjetiva y la historia de los protagonistas, puesto que cada uno tiene mucho que expresar y el lente de López lo sabe muy bien. Por este motivo, va en busca de rostros y gestos espontáneos que expresan sentimientos y formas de vida sin hablar. Ése es precisamente el objetivo y lo más importante de su obra.
Conoce a 10 fotógrafos mexicanos que están haciendo ruido y a estos otros 4 que retratan la moda en su obra.
LA VERDADERA BELLEZA MEXICANApor culturacolectiva
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