Es probable que en algún momento hayas caminado por las calles de Xola y el Eje Central Lázaro Cárdenas en la colonia Narvarte Poniente, y que hayas visto un edificio muy grande con unos increíbles murales adornándolo y dándole una mística muy especial a este espacio. Este impresionante complejo anteriormente fue la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), actualmente Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Corría el año 1953 cuando Carlos Lazo, ministro de la SCOP fue el encargado de llevar las oficinas de esta secretaría fuera del Centro Histórico. Para ello se eligió crear un edificio entero que fuera adornado con murales que le dieran personalidad y un mensaje fuerte. Colaboró en su proyecto con los arquitectos Augusto Pérez Palacios y Raúl Cacho para el diseño y adaptación del edificio con quienes ya había trabajado en la construcción de Ciudad Universitaria entre 1948 y 1952. Los artistas elegidos para plasmar su obra y visión en esta edificación fueron Juan O’Gorman, José Chávez Morado, Francisco Zúñiga y Rodrigo Arenas Betancourt.
La técnica elegida para los murales del edificio de la SCOP fue muralismo mexicano, consistente en armar una imagen con piedras distintas provenientes de diversas entidades del país y que cuenten una historia. Las temáticas elegidas consisten en temas de comunicación, transportes y movilidad a lo largo de las etapas más importantes de México: conquista, colonia y siglo XX.
José Chávez Morado hizo “Los Mayas”, “Conquista y Libertad” y “Los Aztecas”. Por su parte Juan O’Gorman hizo los murales “Canto a la Patria”, “Independencia y Progreso” y “Los Libertadores”. Asimismo se instalaron esculturas creadas por Francisco Zúñiga y Rodrigo Arenas Betancourt. Desgraciadamente el trágico terremoto del 85 dañó severamente muchas de estas obras que tuvieron que ser intervenidas por el Instituto Nacional de Bellas Artes para su rescate.
En la actualidad los murales de este edificio están envueltos en la polémica, ya que se están removiendo para ser resguardados en almacenes de la misma SCT, pues los daños sufridos a raíz del último gran sismo de la CDMX en septiembre de 2017 han afectado supuestamente el edificio (aunque en realidad, como lo mencionamos, los daños provienen desde 1985). Sin embargo, diversas fracciones de colonos aledaños piden revisar si en realidad esta decisión es por el bien del edificio y su patrimonio cultural o responde a intereses que buscan demoler el edificio para lucrar con una próxima construcción que se haga en ese terreno en forma de plazas comerciales o más departamentos que ya no hacen falta.
En una primera instancia se buscó llevar los murales y las esculturas al nuevo aeropuerto cuya construcción finalmente fue cancelada. Ahora se ignora cuál será el futuro del edificio y de estas obras de arte que forman parte no sólo del paisaje urbano de la ciudad sino del patrimonio cultural de esta ciudad y el país entero.
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