Muchos creen que el arte no está en los museos, sino allá afuera, en la gente. El arte está en quien crea y en quien observa, o al menos eso defiende este festival de arte. Burning Man —que se traduce como “hombre en llamas” en español— es un festival masivo de arte contemporáneo, celebrado durante una semana al año en el desierto de Nevada, Estados Unidos. Éste cobra vida en la ciudad de Black Rock, un espacio social efímero habitado únicamente durante el festival. Black Rock City no es un municipio de Nevada, ni un espacio geopolítico en sí; ganó su título porque actualmente hospeda alrededor de 50 mil asistentes de todo el mundo. Para el caso, podríamos hablar de éste como un espacio “geo-cultural”. El festival resalta el valor del arte altamente interactivo, impulsado por colectivos, con obras que permitan a los asistentes involucrarse en su concepción, creación y exhibición. Arte creado por la comunidad y para el beneficio de la comunidad.
El origen del colosal evento se remonta a los años 80. En sus inicios, sólo era una costumbre entre amigos; una fiesta a la orilla de la playa nudista Baker Beach, Nevada, organizada por Larry Harvey y Jerry James. Durante el solsticio de verano, año con año se reunían para beber, convivir y finalmente quemar una escultura de madera con forma humana. Cada fiesta concluía con un “hombre en llamas” de mayor tamaño que el anterior, con el tiempo se hizo peligroso quemar efigies monumentales en la playa y se acarrearon problemas con la policía estatal. Por lo anterior, la fiesta del hombre en llamas en la playa fue cancelada y tuvo que trasladarse a una nueva sede.
Para1990, los artistas Kevin Evans y John Law planeaban un festival dadaísta independiente en el desierto de Black Rock, donde se presentarían diversas obras de arte antes de ser incineradas. El evento fue anunciado como Zone Trip #4. Bad day on Black Rock, en homenaje a la película homónima —titulada Conspiración de silencio en Latinoamérica. En ese contexto, ambos eventos se fundieron en uno que fue creciendo a pasos agigantados hasta nuestros días.
Por supuesto, la organización de un evento tan exitoso se torna muy complicada. Por ello, se formó un consejo que decretó 10 normas fundamentales para evitar mayores percances durante el festival y, lo más importante, que el espíritu de libertad expresiva y comunidad que alumbró al hombre en llamas se mantuviera bajo cualquier circunstancia:
1. Inclusión radical: Todo el mundo es bienvenido, sólo necesitan su entrada y seguir las explicaciones del manual de supervivencia.
2. Regalar: Burning Man encuentra su devoción en el acto de regalar. Se espera que los participantes del festival subsistan a través de una economía del regalo sin esperar nada a cambio.
3. Desmercantilización: Se busca crear un ambiente social fuera de todo proceso comercial o publicitario; el objetivo es protegerse de la cultura de explotación que, consideran, deriva de estas actividades. Este es un festival sin ánimo de lucro.
4. Autosuficiencia radical: Burning Man induce al individuo a descubrir sus recursos internos y el valor que uno mismo posee.
5. Autoexpresión radical: Se espera que los participantes se expresen libremente a través del arte, dejando la ropa como algo opcional. El nudismo es practicado comúnmente.
6. Esfuerzo comunal: Promover la producción y protección de la comunidad, basándose en los valores de cooperación, colaboración y ayuda mutua.
7. Responsabilidad cívica: Los participantes deben actuar de acuerdo a la ley local, federal y estatal y asumir la responsabilidad por sus acciones dentro del festival.
8. No dejar rastro: No dejar ninguna huella ni rastro de que se haya producido evento alguno en la región; los asistentes deben tener cuidado de no dejar basura o de recogerla en caso de encontrarla.
9. Participación: La gente debe participar en toda actividad y no limitarse solamente a observar desde lejos.
10. Inmediatez: La inmediatez es la piedra angular de la cultura del festival, se busca superar las barreras que existen entre el mundo y reconocernos a nosotros mismos y a la realidad que nos rodea.
El festival Burning Man se compagina con el pensamiento de teóricos del arte que enfatizan en la dimensión histórico-social de la realidad; desde clásicos como Hegel, pasando por Marx y Walter Benjamin, hasta pensadores de contextos más cercanos al nuestro, como Ulises Carrión, Bolívar Echeverría o Gerardo Mosquera. Estos filósofos coinciden en la idea de que los sistemas artísticos existen para satisfacer necesidades sociales y espirituales. Incluso, para extender su misión más allá de los límites de Black Rock City, se creó el proyecto The Burning Man Global Art Grants, que patrocina la creación de obras de arte que se alinean con la cultura del hombre en llamas alrededor del mundo.
En los lineamientos del Burning Man, el trabajo del artista aparece como medio para satisfacer “la necesidad del hombre de humanizar el mundo que le rodea y de enriquecer con el objeto creado su capacidad de comunicación… el hombre siente la necesidad de una afirmación objetivada de sí mismo que sólo puede encontrar en el arte” (Sánchez Vásquez, 1979). El arte, como el juego y la fiesta, son una fuga del tedio en la rutina, del dolor emocional, del estrés y otras dolencias típicas de la vida moderna; se remedia el sinsentido subyacente en la vida cotidiana.
Esta función social del arte entra en contradicción con el principio de la propiedad privada, al que queda sometido cuando es transformado en mercancía por el sistema de producción capitalista. En él se desvanecen sus cualidades espirituales frente al valor de cambio que le es asignado. En espacios como Burning Man Festival, sin embargo, la obra de arte se instituye como agente social puro; con la “desmercantilización” entre sus normas de organización se generan las condiciones para desligar radicalmente el arte del mercado. Entonces queda libre el placer de la experiencia estética, acompañado por la euforia de la fiesta.
La imagen de portada que acompaña este texto fue tomada de Aol.
**
Las innovaciones tecnológicas han transformado la forma en la que hacemos arte. Te recomendamos estos 3 cortometrajes en realidad virtual que te harán sentir dentro de la historia. Además, conoce estos 5 festivales de realidad virtual a los que deberías ir por lo menos una vez en la vida.