Miguel Ángel consideraba que el material con él que trabajaba, el mármol por ejemplo, contenía en sí la idea de lo que iba a representar. Con esta creencia, iba moldeando el mármol hasta darle esa forma que ya contenía. Con ello realizó obras maestras de tal magnitud y reconocimiento como El David o La Piedad, del año 1497 con la que trató de representar la belleza espiritual, que mantuvo por no haber pecado la virgen. En esta obra mundialmente reconocida no hay drama, no hay dolor, hay plenitud absoluta de estos dos seres que cumplieron con el destino que se les asignó. Todo ello se llevó a cabo por una mano experta y realista que buscó darle forma real al mármol; haciendo figuras casi humanas. En este sentido, Miguel Ángel era clásico; trabajaba la materia para hacer forma, para hacer obra de una manera convencional y para hacer un arte reconocible.
El escultor y poeta estadounidense Carl Andre (Quinzy, Massachusetts 1934) hace esculturas de una manera totalmente distinta. Es una de las figuras más importantes del movimiento minimalista, movimiento que reduce a lo esencial; que se despoja de todo aquello que “sobra”, que utiliza, como su nombre nos advierte, “lo mínimo”. Es un movimiento que simplifica hasta dejar en lo mínimo. Con la idea de trabajar con lo mínimo, Carl Andre sólo utiliza la materia para esculpir el espacio; lo verdaderamente importante en su práctica.
No se trata de esculturas monumentales, son piezas realizadas con materiales cotidianos tales como ladrillos, piedra caliza, madera, planchas de acero, y otros, pero que no se elevan mucho del suelo, y que invitan a ser recorridas tanto visual como físicamente. Hace intervenciones del espacio.
“El suelo no es solo el terreno exclusivo de su producción artística, sino también un espacio donde se entabla una compleja relación con el espectador” – Yasmil Raymond, curadora
Las esculturas de Carl Andre eliminan el pedestal, se expanden por el suelo y no hacia el cielo. Andre propone nuevas maneras de habitar el espacio. Sus esculturas hacen que el espectador pueda crear lugares en su mente, de la misma manera que con sus poesías lograba evocar emociones y sentimientos en los lectores. “Mi interés en los elementos o partículas en la escultura es paralela a mi interés en las palabras como partículas del lenguaje” – Carl Andre
Carl Andre 1958-2010, Vista de la exposición en el Palacio de Velázquez Joaquín Cortés/Román Lores