El arte urbano, como su nombre lo dice, es el arte de la calle. Es el modo de expresión, casi siempre ilegal, que se lleva a cabo fuera de las instituciones de los museos y galerías, y en la que los artistas generalmente tienen que trabajar de incógnito. Es el arte que entra en contacto directo con el exterior, que no tiene un público selectivo, que no alude a jerarquías. Y son, los artistas callejeros, quienes a sabiendas de que el arte suele ser selectivo, buscan hacer un arte para todos. Un arte incluyente, atractivo, y a veces con tintes políticos.
Charles Leval (1988) un artista parisino con estudios en Artes Visuales, valiéndose únicamente de papel y tinta, decidió inundar las calles de París de escenas surrealistas que cobraran vida al entrar en contacto con los elementos urbanos.
Su obra se integra en las avenidas, puentes y esquinas. Son instalaciones en las que el espacio público entabla un discurso con la obra, y de la misma manera con el entorno y con los peatones. Los personajes interactúan con la arquitectura, con la que vemos se crean situaciones absurdas y surreales. Las imágenes sorprenden a los transeúntes, están llenas de humor y nos cuentan historias. Hacen de las calles de París una gran instalación en la que todos participan de ella. Los cables, cajas de correos, rejillas, esculturas, plantas y otros elementos dan rienda suelta al artista quien puede así contar nuevas historias.
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Charles Leval