Corrían los años 20 cuando Hans Riegel Bonn fundó la fábrica de dulces HARIBO. Fue él mismo quien 2 años más tarde inventó una figura de textura gomosa con forma de osito bailarín a la que llamó “Dancing Bears”. Casi 100 años después seguimos disfrutando de estas ricas golosinas que, con el paso del tiempo, diferentes marcas y empresas han perfeccionado de tal manera que hoy no sólo se puedan adquirir como un producto, sino también como piezas de arte.
Daniela Edburg, fotógrafa mexicana, utilizó estas figuritas en su exposición “Drop Dead Gorgeous” simulando a hormigas atacando a una persona que disfruta de un picnic. El trabajo de Daniela se centra en una crítica hacia el consumismo y el capitalismo. A lo largo de esta colección, la artista retrata, al igual que a los ositos, otras marcas de manera irónica.
Jerome Salomon es otro creativo, y amante de los dulces, quien encuentra en las golosinas de osito una forma de realizar arte, pues desarrolla su línea de joyería llamada ROMEINGPANDA, colección que además de ser original, ha obtenido popularidad entre las celebridades amantes de la cultura pop como Katy Perry, Chris Brown y las Victoria´s Angels.
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Kevin Champeny realizó para la compañía de muebles Jellio, una pieza llamada Chandelier (candelabro) formada con alrededor de 3 mil ositos que ocupan un diámetro de 78 cm y que en su totalidad tiene un peso de 20 kg. Si estás interesado en tal pieza te recomendamos ahorrarle, pues tiene un precio estimado de 6 mil 500 dlls.
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Johannes Cordes es otro artista quien no puede resistir su tentación por las golosinas y encuentra divertido el recrear pinturas famosas y retratos con estos animalitos de azúcar.
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Sin duda, la divertida golosina se ha vuelto parte de la cultura pop y hoy no sólo disfrutamos de su sabor, sino de su estética que, aplicada en el arte, se vuelve algo realmente provocador.
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