Es irónico. Los humanos inventamos las palabras, o desarrollamos el lenguaje para expresar ideas y sentimientos, y ahora nos parece difícil utilizarlas. Preferimos usar cualquier cosa menos las palabras para decirle a una persona que la amamos, que no existe nada que destruya las emociones que tenemos o que queremos pasar el resto de nuestra vida junto a ella.
Callamos porque los sentimientos nos abruman. Nos sentimos idiotas, nos frustramos y desperdiciamos tiempo valioso tratando de crear algo que pueda, al menos en un mínimo nivel, convencer a esa persona de que nunca nos iremos de su lado. Algunos nos dicen «¡Es sencillo, sólo dile que la amas!», pero ¿y si eso no resume todo? ¿Y si utilizamos mal las palabras?
Hemos visto cómo muchas personas desperdician sus «Te amo» y sus «Te quiero» con el primero que se encuentran y por eso dudamos en usarlas. Sabemos que el tiempo ha desgastado esos términos y los han modificado para su conveniencia; para engañar, mentir y crear una fantasía breve y pasajera con el fin de complacer sus naturalezas demandantes.
Quizá por eso el hombre también creó arte. Paralelamente al lenguaje, las personas dibujaban para expresar sus ideas, y aunque esas creaciones llegaron primero, nunca han dejado de hacerlo. Ahora dejamos que las emociones corran por los brazos y en una danza mágica sean expulsadas a través del movimiento de las manos, y mientras las palabras flotan y se van, esas creaciones pueden quedarse, al menos hasta que sean desechadas.
Por ejemplo, las imágenes de este artículo, hechas por un artista que firma bajo el nombre de Risfloat, no son más que representaciones humanas que muestran, en un sentido abstracto y surrealista, distintas representaciones del amor, o de emociones a través de líneas minimalistas. El artista muestra a las dos personas en danzas, en uniones extrañas metafísicas que representan el amor y no necesita de más para expresar lo que desea. Mirarlas provoca melancolía y nos hace sentir esas emociones, impulsando –en algunos casos– que hagamos nuestra propia visión.
Quizá la magia del arte es que cada quien puede darle su interpretación y sentir distintas cosas, mientras que las palabras son muy precisas y sólo pueden significar una cosa. Dibujar nos ayuda a expresarle a alguien lo que deseamos y permite que el dibujo cobre vida.
Te amo, te quiero, te deseo, quiero que te quedes, nunca te vayas, muero por ti, me haces feliz, no existe nadie más que tú, moriría junto a ti, me fascina todo sobre ti, quiero dormir el resto de mis días escuchando tu voz, estrujarte entre mis brazos hasta que ninguno de los dos pueda respirar, hasta que nos fundamos en uno solo y nos quedemos así, hasta que llegue nuestra hora y nos perdamos en el Universo como el polvo de estrellas del que hablaba Carl Sagan. Todo eso suena simple comparado con un dibujo. Las palabras no son suficientes.
No existe información sobre Risfloat. Sólo se sabe que es de Indonesia. Es curioso que sus ilustraciones parezcan tener cierta fuerza femenina, ya que es una prueba de que uno nunca sabe cómo saldrán las emociones a través de los dedos, como si fueran un hechizo de película. Su sensibilidad evoca completamente a lo que quisiéramos decirle a alguien pero que, por alguna razón, no podemos. Entonces preferimos tomar nuestro cuerpo, un lápiz o nuestra voz para tratar de expresar que nunca queremos separarnos de esa persona, y que lo amaremos por toda la eternidad.
Ve más de Risfloat en su Instagram.