Por más que tus caricias aceleradas atrapen mi cuerpo, tus besos agresivos se coman mi boca, tus embestidas salvajes destrocen mi interior o tus palabras ensucien mi oído, no siento nada. Y es que he llegado a un punto de la vida que siempre temí: o me entrego al goce o me echo a la cama a llorar por desamor. Evidentemente, no puedo decidir.
Hace un tiempo habría pasado tres horas encerrada en el baño depilando mis piernas, arreglando mi cabello, poniendo rímel en las pestañas y aplicando labial barato para recibirte con pantis nuevas y un aroma a fresas en el cuerpo. Pero ¿cuál es el fin? Sexo falso, claro está. Por eso dejé de preocuparme por verme bien, sólo quiero gozar un rato sin que te importen mis vellos en las piernas, los rollos en mi abdomen y las cicatrices de mis rodillas, porque ya me cansé de intentar ser perfecta.
Para que haya amor, debe haber perfección, lo cual me ata a un ideal falso y sin sentido que me hace llorar, me mutila los sentimientos y me convierte en zombie que mendiga un pequeño beso como si de limosna se tratara. Sin embargo, el sexo casual y lascivo me levanta el autoestima momentáneamente, aunque en la mañana el desamparo se sienta en el estómago al ver al desconocido irse sin decir adiós.
Vee Vees, me entiende, nos entiende. Es el alias de Virginia Zamora, una ilustradora que tiene muy claro que el sexo y el amor ya no van de la mano. El amor es capaz de mover el mundo y el sexo es divertido, pero no siempre son la respuesta a las crisis existenciales que llegamos a tener. Tú, yo, ella, todos en el mundo tenemos la necesidad de afecto que en algún momento muta a hartazgo y a cansancio, pero el sexo casual y sin compromiso —aún con desamparo—puede ser la solución.
Con líneas sencillas que parecieran acuarela, los dibujos de Vee Vees plantean situaciones en las que las mujeres disfrutan de su vida, dejan de preocuparse por ser amadas y le dan al mundo la mejor versión de sí mismas, no en el sentido de un buen comportamiento, sino de una persona libre y auténtica que no se depila, que no se ejercita ni se inhibe ante nada. Sólo goza y se replantea la felicidad una y otra vez.
Vee Vees tiene claro que las mujeres reales no añoran un romance como el de las películas o libros, sólo desean ser queridas y amadas por alguien consciente de que la libertad y el erotismo suelen ir de la mano. Pero a veces ser libre también cansa. Esta ilustradora se cuestiona hasta qué punto es bueno para el alma dejarse llevar y cuál es la diferencia entre libertinaje, aburrimiento y necesidad de afecto.
Sus creaciones son dominadas por mujeres que se sienten solas y desamparadas. Que se conforman con un abrazo, pero al mismo tiempo piden mucho más que un acompañante momentáneo. Quieren comprensión y cariño, así como aprobación, hasta que entienden que sólo requieren ser aceptadas por ellas mismas, amarse, quererse, sentirse y atenderse. Vee Vees muestra su día a día y lo que le molesta de la sociedad y los estereotipos. Sus mujeres son únicas, guapas, sensuales y perfectas; todas con una concepción distinta y subjetiva, jamás objetiva.
El arte de la diseñadora nos enseña que no hay motivo para avergonzarse de lo que somos, finalmente, un beso con sabor a cerveza en medio de la fiesta, una caricia con apretón de cintura, una lengua mezquina y una noche de amor falso son el día a día de nuestra generación, pero aunque sea momentáneo, nos cura las heridas y nos soba los golpes que nos ha dejado la vida y el amor. Por ello, aunque no sienta nada cuando me coges, me da gusto saber que estás aquí.
Conoce más del trabajo de Vee Vees en su cuenta de Instagram.
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Si quieres cumplir tus fantasías, no te intimides ni sufras por amor. Goza de tu cuerpo y tu libertad.