Es hermosa, inteligente y letal. Sus ojos despiden un aura mística y su cuerpo impregnado de diseños enigmáticos que deslumbran la mirada se mueve sensual y amenazadoramente en búsqueda de una presa.
No, no hablamos de las mujer más hermosa del mundo…
Estas palabras están dedicadas a la serpiente, un animal estigmatizado, adorado y temido por mujeres y hombres de diversas culturas. Su aparición en la Tierra se dio en el periodo Cretácico –división de la escala temporal geológica que pertenece a la Era Mesozoica– y a partir de ahí su lento arrastrar y letal ataque han infundido veneración y temor en el mundo. Ningún otro animal ha tenido una dualidad tan definida, pues ésta simboliza tanto la vida como la muerte. Algunas inyectan veneno en sus presas antes de devorarlas, como las cobras; otras –como es el caso de las boas y pitones– prefieren estrangular a sus presas envolviendo sus cuerpos y apretando con tremenda fuerza hasta quitarles la vida.
Países de África como Egipto y naciones asiáticas como India vieron en ella un símbolo sagrado y con significados ambivalentes. Apofis fue en la cosmogonía egipcia el dios maligno que gobernaba en el Duat (Inframundo). Su apariencia era precisamente una serpiente y era hijo de la diosa Neith, quien creó a Apofis mediante el escupitajo que arrojó a las aguas del Nilo.
En India se celebra cada año el festival Nag Panchami, en el que las serpientes son las principales atracciones, pues la festividad se dedica a ellas. Los encantadores de serpientes que abundan a lo largo de toda India atrapan a estos animales en los bosques, los cuidan durante los meses previos al festival y los liberan en las cercanías del río Ganges mientras se entonan mantras como un acto de promesa de dejar vivir a las serpientes en su hábitat natural.
Una de las principales curiosidades de este festival es que los encantadores privan de alimento a las serpientes durante sus meses de cautiverio para que el día de Nag Panchami los animales beban leche ávidamente ante la mirada de los visitantes. Tan sólo en India existen unas 250 especies de serpientes, la mayoría no venenosas, lo que nos indica el porqué de su veneración.
«En la serpiente se compendia toda la filosofía del universo», escribió H. P. Blavatsky en su libro Isis sin velo, una de las obras fundamentales de una de las místicas más reconocidas en la historia de la humanidad. Reflejo de las palabras de Blavatsky, en las culturas mesoamericanas como la olmeca, la tolteca, la azteca y la maya existió uno de los dioses serpiente más enigmáticos de todos los tiempos, nos referimos a Quetzalcóatl, símbolo de fertilidad, conocimiento y vida. La “Serpiente Emplumada” se apareció ante los hombres para compartir su luz y conocimiento con el objetivo de que prosperaran en la Tierra.
Gracias a él, los hombres dominaron el arte de la siembra, el trabajo con metales y la astronomía. Cuando se percató de que estas culturas practicaban los sacrificios humanos en nombre del dios Tezcatlipoca (hermano de Quetzalcóatl), prohibió el derramamiento de sangre y en su lugar les enseñó la doctrina del dolor propio: mientras él estuviera a su lado, los hombres se lacerarían el cuerpo con espinas de maguey.
En la cultura vikinga existió otra serpiente gloriosa, Jörmundgander, un monstruo de proporciones colosales que rodeaba por completo el Midgard, el plano terrenal donde los hombres vivían, según las creencias vikingas. Jörmundgander era hijo del dios Loki y la giganta Angrboda, y fue arrojada a las aguas por el poderoso Odín hasta la llegada del día final o Ragnarök.
Los sacerdotes celtas que vivieron en la actual Gran Bretaña tuvieron conocimiento de las serpientes pese a que en su territorio no abundaban. Eso no les impidió tenerlas en alta consideración y crear amuletos llamados gloine nathair (serpiente de cristal) hechos con los huevos de este animal. Dichos amuletos proveían protección, concedían buenos deseos y eran tomados en cuenta como objetos mágicos.
Si te has fijado, las serpientes suelen estar la mayoría del tiempo sacando la lengua. Esto lo hacen para oler el ambiente y detectar sustancias químicas (feromonas o el rastro de alguna presa o posible pareja). Al carecer de oídos, se creía que las serpientes no podían percibir sonido alguno; sin embargo, esto es incorrecto, ya que a través de vibraciones captadas con un hueso llamado columella ellas pueden captar sonidos.
De notable belleza natural y una presencia que puede causar tanto fascinación como asco, la serpiente es una de las especies vivas más complejas que la Tierra ha visto en su larga vida. Tatuarte una de ellas tiene una fuerte carga simbólica, como acabas de ver, pero tú le puedes adjudicar el significado que quieras. Tienes una gran ventaja al tatuarte esta imagen: se adapta a muchas zonas del cuerpo y puedes jugar con los tamaños, así como con los colores. Como quieras hacerlo, lucirá estupenda y tendrá un significado muy poderoso para tu vida.