Are the apple trees sunlit memories
where the hammock swung on our backs sweet lie,
looking at the sky ‘till the stars were strung.
Only last July, when the world was young.
‘When the World was Young’. Aretha Franklin
Hemos avanzado un gran camino como seres humanos desde que comenzamos a perfeccionar nuestro lugar para dormir. Pasamos por simples pieles amontonadas, camas, literas, futones hasta sofá-camas y en cada una de ellas (incluso en las pieles) encontramos la forma de dotarlas de personalidad. Así como elegimos la ropa, a algunas personas podría interesarles poco, mientras que para otras es una forma de expresar un lado de nuestra persona.
Así como el futón en el piso tomó fuerza durante los últimos años, por su facilidad de posicionamiento, de uso y de integración con la vida diaria, las hamacas ahora se convierten en un elemento común en las casas, no sólo como un spot de descanso o comodidad, sino también como ornamenta para el diseño de interiores.
Se ha afirmado que las hamacas surgieron en la cultura maya y se llaman de esta forma porque las antiguas se creaban usando la corteza del árbol de Hamack. Después ese material se reemplazó por el sisal, ya que su planta era más abundante en Centroamérica, además de que la elasticidad y suavidad lo hacían la mejor materia para crearlas. Las que conocemos actualmente se hacen de algodón y llevan haciéndose así desde hace aproximadamente 60 años.
Esta forma de descanso es ideal para quien busca un respiro o para los viajeros que necesitan una forma de dormir accesible y fácil de utilizar. Disfrutar un momento a solas o acompañado, es invaluable, por eso existen distintos tipos de hamaca. Se puede elegir el diseño que más convenga a las condiciones de lugar o espacio, además de considerar la personalidad de cada individuo.
Ya que las hamacas tienen distintos estilos que van desde el tipo de tela, diseño de origen, hasta el tamaño o de uso, enfocaremos la atención simplemente a los espacios externos e internos en los que se puede implementar este “mueble colgante”.
Exterior
Una hamaca individual, hasta una familiar, es ideal para el exterior. Además de que permite un asiento que te acerque más a las personas con las que la compartirás. El único inconveniente con estas hamacas, es que si no tienes un lugar de dónde colgarlas, prácticamente estás perdido. Pero si tienes un espacio fuerte (como vigas) que sostenga mucho peso, puedes prepararte para pasar varios días bajo la luz del sol o de la luna y disfrutar simplemente mirar el cielo.
Existe también las silla-hamacas, la mejor opción para aquellos que busquen ahorrar espacio y tener un lugar cómodo para leer o interactuar con la T.V. Si buscas algo minimalista, opta por las hamacas clásicas, pero si no te importa lo ostentoso, puedes adquirir alguna de las que incluye cojines y otros adornos colgantes.
Interior
Las hamacas para interior pueden ayudar en distintas situaciones. Pueden ahorrar espacio dependiendo de dónde sean colocadas, e incluso le añade cierto elemento llamativo al lugar donde esté ubicada. Algunos optan por usarlas para dormir, lo cual puede ser bastante cómodo si está colocado de la forma correcta, y otros por un lugar para leer en sus salas comunes. Es normal ver que unas personas ya comenzaron a reemplazar los sillones por silla-hamacas o por hamacas completas.
Si tienes un decorado minimalista basado en los blancos, negros y tonos nude, lo mejor es escoger uno de esos colores sólidos o tonos carne o grises para la hamaca. Además de que le añade estilo a la habitación, puedes agregar distintos adornos como cojines o distintas cobijas que harán que se vea aun más cómodo.
Pero si tienes habitaciones muy coloridas, lo mejor es que vayas con tu instinto y elijas algo que consideres combine con el área y le añada un extra que lo definirá como un lugar definitivamente cómodo.
Aunque el mundo cambie constantemente, hay elementos de la historia que seguimos viendo debido a su practicidad. La hamaca no sólo ofrece un lugar para descansar, sino existe algo en la magia que le atribuimos a este tipo de objetos que los convierten en un símbolo romántico de conexión al pasado, además de que compartir junto a alguien un lugar donde no hay mucha separación, es mejor para cualquiera.