“Ya ve que ni poseo la lengua de Cervantes, ni la aptitud ni genio poético o descriptivo, pero usted es un hacha para entender mi lenguaje relajiento”.
–Frida Kahlo
Frida Kahlo es una de las pintoras mexicanas más importantes y populares, no sólo en México sino a lo largo del mundo. Su vida estuvo marcada por la tragedia y el dolor: sufrió un accidente que destrozó su columna y la postró por largos periodos de tiempo a la cama. Desde pequeña tuvo polio y muchos niños se burlaban de su enfermedad, sin embargo, Frida aprendió a vivir rodeada por la tragedia. Su sentido del humor era agudo y vivaz, mismo que demuestra en algunas de sus pinturas y frases.
Una de las mejores puntadas que tuvo la hizo con su cuadro El suicidio de Dorothy Hale. Dorothy fue una joven que intentaba hacer carrera como actriz en Broadway, pero que tras varios fracasos se suicidó al saltar del edificio Hampshire House, donde vivía. La editora de Vanity Fair, Claire Boothe Luce le encargó a Frida Kahlo un retrato de su amiga para regalarlo a su madre, sin embargo, Frida le entregó un cuadro en el que se mostraba a Dorothy Hale lazándose de su departamento y otra imagen abajo en la que yacía muerta. En la parte inferior, escribió: “En la ciudad de Nueva York el día 21 del mes de octubre de 1938, a las seis de la mañana, se suicidó la señora Dorothy Hale tirándose desde una ventana muy alta del edificio Hampshire House. En su recuerdo [….] este retablo habiéndolo ejecutado Frida Kahlo”.
Cuando Claire Boothe recibió la pintura tenía ganas de romperla por el horror que sentía al verla, sin embargo, sus allegados la hicieron recapacitar y decidió regalarle esta pintura a su amigo Frank Crowninshield.
Otro de sus cuadros que demuestran su ácido sentido del humor es Unos cuantos piquetitos. Mientras veía un artículo en el periódico que se trataba de un hombre que asediado por la ira y los celos asesinó a su esposa y declaró ante el juez “sólo fueron unos cuantos piquetitos”, decidió pintar una de sus obras más importantes tituladas como la declaración del hombre.
En el cuadro se ve una mujer desnuda recostada en la cama apuñalada por todo su cuerpo. Al lado se encuentra un hombre con la ropa ensangrentada y un sombrero y arriba, la inscripción “unos cuantos piquetitos!”
Muchas de sus frases también muestran ironía y humor negro:
“Y tú bien sabes que el atractivo sexual en las mujeres se acaba voladamente, y después no les queda más lo que tengan en su cabezota para poderse defender en esta cochina vida del carajo”.
Cuando Diego fue a trabajar a San Francisco, ella lo acompañó, pero el ambiente de la ciudad no le gustó para nada; extrañaba México, su cultura y su gente, por esta razón, sus frases se enfocan a cómo ocurre su vida del otro lado de la frontera y cómo es la gente allá.
“Hay en México ladrones jijos de la chingada, cabrones, etc., etc., pero, no sé por qué, aun las más grandes cochinadas las hacen con un poco de sentido del humor; los gringos, en cambio, son sangrones de nacimiento”.
“El gringuerío de San Francisco no me cae del todo bien. Son una gente muy sosa y todos tienen cara de bizcochos crudos (sobre todo las viejas)”.
“…me lleva el tren, me lleva la pelona, me lleva la recién casada, me lleva la tía de las muchachas…; desde que llegué me fue de la purita chifosca; me siento completamente bocabejada y pendeja, agotada y dada a la chingada, con un frío del carajo; olvidada de la manopla de Dios; dada a la miér—coles de ceniza; ya parezco un chicle mascado y jo—ven”.
En estas frases y pinturas la sátira e ironía resaltan ante el desencanto y tristeza que rodeaba su vida. Probablemente no siempre estaba feliz, pero su actitud no dejaba de ser positiva ante la adversidad.