Proveniente de una tradición en la que el trabajo andino en cuero se entrecruzó con la costumbre española durante la colonia. En la actualidad los Toaquiza incorporan el imaginario colectivo y habilidades locales para trabajar sus piezas; tradiciones lejanas que se enraizaron y fortalecen con el tiempo, renacen y se acoplan a una realidad distinta.
Tigua-Cotopaxi, Ecuador, es una comunidad artística que gracias a la recuperación de la pintura en cuero y la creación de talleres pictóricos familiares, ha llevado el arte de la zona al terreno internacional.
La pintura en cuero renace en Tigua en los años 60 gracias a Julio Toaquiza quien, interesado en recuperar la tradición plástica prehispánicas y enaltecer a los pueblos indígenas actuales, busca transmitir las vivencias del pueblo a partir de la pintura sobre la historia, tradiciones, costumbres, pensamiento y el sentir indígena del Ecuador.
Cuero pergamino de borrego montado en bastidores de tiras de eucalipto, pintado con materiales sintéticos y pinceles de vello de animales, fueron las herramientas para comenzar a expresarse. Con el tiempo Luis Toaquiza, hermano de Julio, aprendió a pintar y enseño a sus hijos, así poco a poco se contagió a la comunidad entera para encontrar en el arte una herramienta de vida y así perpetuar sus tradiciones.
Actualmente la familia Toaquiza vive de la labor artística y trabaja en un taller integrado por Luis Toaquiza, sus hijos José Luis, Victoria, David, Luz, Abel y su yerno Andrés Pallo, quienes pintan temas sobre la historia del pueblo, historia y rituales indígenas que incluyen en sus obras escenas cómicas y distintas reflexiones sobre el respeto al entorno, los indígenas, el amor, interpretaciones de pasajes bíblicos trasladados al contexto local; todo esto basado en la naturaleza y en su concepción de la “belleza”.
José Luis Toaquiza nos explica que “la belleza es algo que siente, que se puede expresar de manera física y no material”. Por medio de la pintura buscan interpretar la belleza en las cosas y darla a conocer por medio de imágenes en las que “buscan contar historias siempre por medio del arte” y el apego a la realidad por medio de los detalles.
Es importante mencionar que la visibilidad del arte de la comunidad de Tigua comienza a cobrar importancia en los años 80, pues es a partir de esa época que espacios de exhibición ecuatorianos e internacionales dan lugar a esta manifestación local y la proyectan al exterior. Algunos de los espacios que podemos destacar son: el Palacio Nacional de Gobierno, la Embajada de los Estados Unidos y Brasil en Ecuador, Galería Olga Fisch, Ecuador, Casa de la Cultura ecuatoriana en Kentucky, Estados Unidos, y la representación de los Toaquiza en Israel por Gina Gallery.
En 2004 Luis Toaquiza y sus hijos José Luis y Victoria Toaquiza participaron en el libro Arte de Tigua, una reflexión de la cultura indígena en Ecuador de Jean Colvin y José Luis está por publicar La vida de los pueblos indígenas de Tigua y Zumbagua en el tiempo de la esclavitud y después de la esclavitud, en el que cuenta la historia de la región a través de aproximadamente 60 pinturas.
Actualmente podemos ver la obra de los Toaquiza, representada por una pintura de José Luis en la Primera Bienal Continental de Artes Indígenas Contemporáneas que se presenta en el Museo Nacional de Culturas Populares de la Ciudad De México hasta el próximo 14 de octubre de 2012, y del 1 al 4 de noviembre en el Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP), Ecuador.