Cuando leemos el apellido Freud inmediatamente pensamos en el famoso psicoanalista. No obstante, cuando se trata del arte, su nieto es el principal referente. Lucian Freud es uno de los artistas más destacados de Inglaterra del arte contemporáneo y Sue Tilley una de sus grandes musas.
[Reflexión. Autorretrato, 1985.]
Incluido en la llamada Escuela de Londres, Freud fue contemporáneo de artistas como Michael Andrews, Francis Bacon —de quien fue amigo— y David Hockney, que tendían hacia el realismo figurativo. Este afán por representar con fidelidad la realidad llevó a que Freud alcanzara un grado de obsesión por representar la carne humana, incluso que la pintura fuera carne propia, y eso es posible encontrarlo en las pinturas para las que Sue Tilley modeló.
[Sue Tilley posando frente Sleeping in the Lion Carpet.]
En las obras de Freud, el sujeto suele mostrarse en un lugar de vulnerabilidad que también mueven al espectador a tocar las fibras más sensibles, cuestión que podría hacer sentir a más de uno incómodo con la experiencia estética. Cameron Laux en BBC Culture ahonda sobre esta cuestión:
«La tarea del artista es hacer sentir al ser humano incómodo, y aún así nos sentimos atraídos a grandes obras de arte por una química involuntaria, como un sabueso obteniendo un aroma; el perro no es libre, no puede hacer otra cosa, obtiene el aroma y el instinto hace el resto».
[Benefit Supervisor Sleeping]
Freud logró plasmar la personalidad de Tilley en su obra a pesar de que ella aparezca dormida, como en el caso de Benefits supervisor sleeping (1995). La musa posó por meses para Freud, tiempo en el que surgieron obras como Evening in the studio (1993), Benefits supervisor Resting (1994) y Sleeping in the Lion Carpet (1996). Su personalidad, así como su figura son ese aroma que el sabueso huele y que nos atrae irremediablemente al trabajo del artista inglés.
[Sue Tilley posa frente Sleeping in the Lion Carpet y David and Eli.]
Si bien Tilley obtuvo un pago diario por modelar —alrededor de 33 libras esterlinas al día—, lo cierto es que como buena musa su mayor recompensa en estas obras ha sido el reconocimiento como tal, en particular cuando con la primer obra (Benefits…) alcanzó una cifra récord, convirtiéndose en la pintura más cara vendida por un pintor vivo en 33.6 millones de dólares en el 2008 y de manera póstuma, en el 2011 se volvió a subastar en 56.2 millones de dólares.
[Evening in the studio]
El contacto entre Tilley y Freud sucedió después de que Leigh Bowery, una artista australiana —de quien Tilley es biógrafa con la obra Leigh Bowery, The Life and Times of an Icon—, la presentará con el pintor en 1990, quien a su vez era conocido por retratar sólo a sus más allegados. Cuando posó para el artista, ella jamás habría imaginado que sería la protagonista de su pintura más cara.
[Sleeping in the Lion Carpet]
«Es raro, nunca esperé ser la modelo de la pintura más cara en el mundo. […] No me podía importar ser pintada desnuda. No creí que alguien las vería».
Y cuán equivocada estaba Tilley, pues no pasó más de una década para que la serie de pinturas le diera al mundo retratando una nueva faceta de la belleza femenina, así como del erotismo del cuerpo y la carne, fueran reconocidas como auténticas obras maestras.
[Benefits Supervisor Resting]
Con el paso del tiempo Sue Tilley también hizo su propia incursión en el arte, al grado que sus diseños fueron elegidos para la colección Primavera/Verano del 2018 de Fendi, posó para otros diseños y bosquejos, ha sido un personaje relevante en algunas obras de teatro y según una entrevista con The Guardian, hasta una película sobre su vida está por producirse, creando de esta forma una trayectoria propia que va mucho más allá de su labor como modelo y musa de Lucian Freud.
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