¿Estamos conformes con nuestro cuerpo o cambiaríamos algo? Nadie decide la fecha en que debe nacer, su país de origen, su familia, y mucho menos los rasgos físicos que llevará durante toda la vida. Es natural que en este enormísimo azar tengamos que lidiar con pequeños detalles que nos desagraden. Si nos tocó crecer con una familia de recursos limitados, podemos cambiar nuestro destino trabajando duro y esforzándonos en conseguir algo mejor, pero ¿qué pasa cuando la genética no nos favoreció? Aquello no lo podemos cambiar tan fácil.
Lo que hoy es feo, ayer fue bello y viceversa. Cada cultura impone los cánones que deberán seguir los estándares de belleza y fealdad, así como los valores positivos y negativos que rigen el mundo. Si la mayoría dice que el color azul simboliza la pureza y elegancia, entonces no hay modo de cambiarlo, y si queremos vestir siguiendo este sentido, no hay más remedio que optar por prendas de aquel color. De igual manera pasa con los rasgos físicos. Si la cultura decide que los pechos grandes, caderas estrechas y nalgas voluminosas son sinónimo de belleza, sólo las mujeres que cumplan con esto serán consideradas hermosas.
Si quieres conocer cuál es la belleza de las mujeres alrededor del mundo, da click aquí.
Con los hombres pasa lo mismo, aunque siendo sinceros, desde tiempos inmemorables, la figura masculina carece de belleza en mayor medida. Son las mujeres las que están constantemente luchando con encuadrar con lo que establecen los demás. Tal vez si antes de establecer lo que simboliza lo bello le preguntaran qué es lo que ellas consideran estéticamente agradable, los problemas de autoestima llegarían a su fin y el sentido de la libertad cobraría más fuerza.
“Si antes se elogiaba a los cabellos rubios, un momento después se preferían los cabellos negros. Si se enaltecían las pieles lisas y rosas, al poco tiempo se pintaban arrugas. Este movedizo actuar puede deberse al cambiante espíritu humano“.
Este fenómeno sobre lo bello y lo feo, fue estudiado por el recién fallecido Umberto Eco y plantea la incongruencia que tienen ambos términos con una simple suposición. Si un visitante del espacio visitara una galería de arte contemporáneo, viera rostros femeninos pintados por Picasso y oyera que los visitantes los consideran bellos, podría creer erróneamente que en la realidad cotidiana los hombres de nuestro tiempo consideran bellas y deseables a las figuras femeninas con cuerpos y rostros cubistas.
No obstante, Eco continúa preguntándose: aquel visitante del espacio podría corregir su opinión acudiendo a un desfile de moda o a un concurso Miss Universo, donde vería celebrados otros modelos de belleza. Así de contradictoria y escurridiza puede llegar a ser la belleza y la fealdad. Podría aplicarse el caso contrario, que alguno de nosotros tuviera la oportunidad de conocer otra cultura fuera de este planeta y se encontrara con algo que dice ser bello, pero a nuestros ojos parece un objeto sin forma y sin sentido.
Por eso nunca existirá un punto inmovible cuando se habla de estos temas. Puede ser tan contradictorio que incluso en la antigüedad, el arte
—que debe cumplir con ciertos caracteres estéticos
— se ocupó de retratar a la mujer fea. Entre la Edad Media y la época barroca muchas pinturas manifestaban la maldad interior y el nefasto poder de seducción de las mujeres. La historiadora Patrizia Bettella distingue tres fases en el desarrollo de la fealdad femenina. La primera etapa busca mostrar la decadencia física y moral con pinturas de “viejas”, en oposición al elogio canónico de la juventud como símbolo de belleza.
Durante el Renacimiento, la fealdad femenina se convirtió más en un objeto de diversión burlesca para darle nuevamente un giro irónico a lo establecido como bello. Finalmente, en la época barroca se llega a una revalorización positiva de las imperfecciones femeninas como elemento de atracción. Este hecho de abrazar artísticamente a las imperfecciones se puede apreciar más en la poesía, cuando los versos buscan enaltecer a la enana, la tartamuda y jorobada, las mujeres que son bizcas y con la cara picada por la viruela.
Si antes se elogiaba a los cabellos rubios, un momento después se preferían los cabellos negros. Si se enaltecían las pieles lisas y rosas, al poco tiempo se pintaban arrugas. Este movedizo actuar puede deberse al cambiante espíritu humano. En su libro “Crepúsculo de lo ídolos”, Nietzsche dijo que “en lo bello el hombre se pone a sí mismo como medida de la perfección. El hombre en el fondo se mira en el espejo de las cosas, considera bello todo aquello que le devuelve su imagen. Lo feo se entiende como la señal y síntoma de degeneración”.
Botero retrató la voluptosa belleza de las mujeres en sus coloridos cuadros, si quieres conocer más “imperfecciones” que terminan siendo la belleza de una mujer, da click aquí.
“Lo que hoy es feo, ayer fue bello y viceversa. Cada cultura impone los cánones que deberán seguir los estándares de belleza y fealdad“.
Este comentario antropomorfo dice que la belleza y la fealdad están definidas en relación con un modelo “específico”. O en otras palabras, lo feo y lo bello se definen a partir del estado de ánimo de una cultura. Si nos preguntamos cuál es el sentimiento de la sociedad actual, podría decirse que es el del abandono. Abandono de tener un criterio propio y reflexivo con el cual pueda establecer los límites de su realidad. En cambio, se están adoptando y enalteciendo los arquetipos que son creados por las industrias y el mercado.
Quien define los conceptos de bello y feo son los medios, el otro gobernante del mundo, aquel que no tiene rostro ni forma, sólo manipulación e ilusiones. Tú, como mujer, si quieres cambiar algo de tu cuerpo es porque tu autoestima está siendo atacada por múltiples imágenes que son sólo una ilusión. Decir que no eres bella es hacer caso de lo que dicen los demás.
Si contestaste que quieres cambiar alguna parte de tu cuerpo para sentirte mejor, quiere decir que te afecta lo que dicen los demás, en ese caso, lo mejor que puedes hacer es leer un artículo para que aceptes lo que eres y te ames o conocer 12 cosas que debes hacer cuando no te sientas segura. En el caso que te sientas bien contigo mismo, relájate aún más escuchando las mejores canciones para la gente exitosa.
