Su verdadero apellido era Falkner, pero decidió cambiarlo durante su juventud, justo antes de abandonar la secundaria y decidir trabajar en el banco de su abuelo. Pasaría a la historia como William Faulkner, escritor norteamericano quien, a través de su prosa, revela características cruciales de la naturaleza y la tragedia humana de todos los tiempos.
Dibujo de la mujer y el hombre calvo: introducción de una sección de Actividades Sociales
Probablemente, William Faulkner sea uno de los mayores innovadores de la narrativa anglosajona del pasado siglo XX. El mito presenta al autor como un escritor compulsivo, que trabajaba de noche y en largas sesiones, mito que cultivó él mismo y que se refleja perfectamente en su estilo, construido a partir de frases extensas y con mucha potencia expresiva. Su trabajo fue criticado por su carácter excesivo, pero gracias a la fascinación de sus personajes y el escenario que eligió para cada uno de estos logró posicionarlo en la admiración de los críticos.
Antes de alcanzar la fama literaria, Faulkner trabajó como contrabandista de ron, bombero, pintor y cartero en la Universidad de Oxford, fue allí donde comenzó su experimentación literaria y de donde lo echaran por su costumbre de leer la correspondencia antes de entregarla). En 1924 publicó su única colección de poemas: El fauno de Marmol, con la que no obtuvo mucho éxito y decidió dedicarse a su segunda gran pasión: el dibujo.
Miembros de la Red and Blue Club, una sociedad de baile.
Entre 1916 y 1925, la Universidad de Mississippi, a la que Faulkner asistió durante tres semestres, gracias al servicio militar que ofreció durante la Primera Guerra Mundial, antes de abandonarla definitivamente en 1920, pagó al futuro premio Nobel por los dibujos que publicó en el periódico escolar: Ole Miss y su revista de humor: El grito. Algunos de sus dibujos muestran la influencia del arte-deco, así como del de ilustrador inglés Aubrey Beardsley, uno de los más notables críticos de la sociedad victoriana, satírico e implacable, cuya obra despertó admiración y escándalo durante los últimos años de 1880.
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Su carrera como dibujante terminó pronto. Junto al alcohol, William encontró su amor por la literatura; bebía siempre y por varios días. Sus borracheras fueron legendarias y envidiables. Faulkner bebía hasta cuando escribía. Dicen que por eso sus frases se hacían cada vez más largas. Ese es un signo de su estilo, lo cual demuestra la virtud de los vicios para la literatura.
Faulkner es considerado uno de los maestros de la literatura moderna norteamericana, y a cada una de sus novelas y cuentos nos encontraremos con su genialidad habitual retratando la crudeza, crueldad, brutalidad y ternura que habita en la especie humana. Sin duda, uno de los escritores más prolíficos y envidiados de su época, aunque con la ilustración y la poesía no sucediera lo mismo.