*Este artículo fue publicado anteriormente por Diana Garrido el 15 de agosto del 2019 y ha sido editado
Si eres de oídos sensibles y delicado cuerpo, deberías mantenerte alejado de los shows de Marilyn Manson. Quédate en casa a contemplar gatos, a tejer o ver la televisión, pero no juegues con lo que no podrás controlar. Mantente alejado si no vas a tolerar ver volar Biblias incendiadas, botellas rotas sobre tu cabeza o cruces trozadas y usadas como cigarrillos. Si crees que saldrás limpio, olvídalo; seguro terminarás sangrando, con alcohol encima y probablemente te sientas ultrajado. No le des una oportunidad si tu idea sobre el cantante es la de un demente y oscuro metalero que le canta al diablo; créeme que Manson es mucho más que eso.
“El Reverendo” vive de la misma manera que realiza sus presentaciones. Seguro piensas que es un personaje y en efecto, lo es, pero se mantiene en él día y noche, dentro y fuera del escenario. Incluso de niño era un ser oscuro. Según sus padres, usaba menos delineador, era más temeroso y tenía un pasatiempo poco común: pintaba al óleo. El niño macabro era un talentoso pintorcito que plasmaba dibujos sencillos, pero muy profundos, de los cuales se deshizo cuando aprendió a hacerlo profesionalmente.
Cuando creció, siguió con su aura oscura hasta que entró a la Universidad a estudiar periodismo y arte dramático. En este lugar se movió con un perfil bajo, pero al terminar se dedicó al periodismo musical, a la actuación y al cine. Sin embargo, siempre se mantuvo fiel al performance. Al ver lo que sus compañeros hacían, definitivamente se negó a seguir la misma línea dulce y simpática de todos ellos, por lo que decidió conducirse por la oscuridad que sus compañeros no toleraban debido a su demoníaco nivel. De pronto, esto se convirtió en su modo de vida.
Siguió en la industria en la que ser sensible no tiene cabida, su música fue un escaparate para sus más oscuros pensamientos, pero se sentía incompleto. El pequeño creepy que habitó alguna vez en la casa de Charles Manson y pintaba muñecos sangrientos, seguía escondido dentro de él. Decidió guardarlo por varios años hasta poder sacarlo en 1999, cuando comenzó a pintar profesionalmente para plasmar en cada lienzo lo mismo que en cada acorde: brutalidad no apta para débiles.
La inspiración
¿En qué podría inspirarse un hombre oscuro que finge matar animales en pleno show? Pensarás que esto es exclusivo de las escenas más brutales del cine o las notas rojas de periódicos pero no, Manson saca todo de su retorcida cabeza y lo plasma en trazos igualmente grotescos. Pinceladas gruesas, brochazos difuminados y lienzos en blanco le dan a las pinturas del cantante un aire de terror, misticismo y su eterno satanismo del que forma parte como reverendo honorario.
Sus pintores favoritos son Francis Bacon, Salvador Dalí y Egon Schiele. De este último retoma la forma de dar las pinceladas y de lo grotesco que puede ser un cuerpo humano. De Dalí ha tomado prestado lo “degenerado” que surge cuando se lleva un pensamiento al lienzo para mostrar seres deformes, macabros y delirantes. Pero sin duda, la tendencia macabra es su sello personal. Ese que ha formado pintando y deformando sus sueños en pinturas surrealistas de rostros, senos, ateísmo y crítica social.
En 2002, fue su primera exposición en Los Ángeles. Los críticos lo elogiaron de tal modo que lo compraron con Schiele, lo que le incitó a crear muchas más pinturas que son testimonio de la sinceridad del músico. Es cuando entendemos que no es un cantante que se disfrace de tipo rudo y le cante al diablo únicamente por diversión. Lo hace porque en verdad siente que sus emociones empatan con las de aquella creencia.
«No quiero que esto se entienda como un hobby. Pintar para mí es tan importante o más que otras formas de expresión artística»
El temor de un hombre
No sólo pinta sus deseos más oscuros, sino que sus cuadros también son el reflejo del temor, dolor y odio que ha sentido desde muy niño, cuando pintar era un pasatiempo hasta el momento en el que se convirtió en una prioridad para él. Es también una vía de escape, puesto que no estamos frente a un artista convencional que recrea paisajes o flores, sino que es un pintor que deja los sentimientos negativos plasmados en los lienzos, se revela y se deja descubrir.
No es un artista que tenga obras digeridas, tampoco son un aliciente ante el espectador y mucho menos es un tranquilizante para el alma. Es un delirio del que Manson escapa y que deriva en lienzos y dibujos enmarcados por un artista vulnerable que al mismo tiempo se enoja e invoca a Satán. Ese mismo Manson que arroja sangre al público y que sale a escena en liguero y diminutas bragas.
Si tienes ojos delicados, mente cerrada y te asusta Marilyn Manson, mantente alejado del arte y no mires sus piezas o tal vez tengas pesadillas esta noche. Quizá te adentres en el enojo de un músico que está sumergido en sangre, enojo y talento que han hecho de los óleos del Reverendo una muestra que recorre el mundo exitosamente desde su creación y que aumenta cada vez con nuevos cuadros, piezas que Manson va a agregando a su colección la cual no deja de ser macabra, grotesca y tenebrosa.
Conoce más facetas del Reverendo como esta serie fotográfica con su papá y su recorrido por el satanismo con Alyester Crowley.
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