O “La adolescente que un día fue asesina y después autora de novelas de misterio”. O tal vez “La chica que no quería separarse de su mejor amiga y cometió matricidio para seguir a su lado”. Igualmente podría ser algo como “La autora que cometió un asesinato en la vida real y ahora cosecha una fortuna con crímenes ficticios”. La historia de Juliet Marion Hulme, mejor conocida en el mundo literario como Anne Perry, podría llevar muchos títulos. Todos ellos igual de escandalosos y amarillistas. Porque su trágica y sangrienta historia no es para menos.
Todo comenzó cuando Juliet arribó a Nueva Zelanda, en 1954, donde su padre había conseguido el puesto de rector de la Universidad de Canterbury. Juliet estaba enferma de tuberculosis y el clima neozelandés parecía apto para que sanara. Rápidamente trabó amistad con una chica igual de retraída que ella: Pauline Parker, poco agraciada, de gesto tosco y de constitución robusta, lo que le impedía hacer deporte.
Pauline Parker y Juliet Marion Hulme
Las chicas forjaron una amistad profunda y obsesiva a pesar de las evidentes diferencias entre ambas: Pauline provenía de una familia pobre mientras que la de Juliet gozaba de una buena posición económica. En su fuego juvenil descubrieron que se amaban y que querían permanecer juntas toda la vida para compartir su tiempo y sus sueños. Sin embargo, nadie es dueño por completo de sus vida y mucho menos del destino. Los padres de Juliet estaban en pleno proceso de separación y el padre de la chica volvería a Inglaterra. Pauline y Juliet vieron en ello la oportunidad de irse juntas y comenzar una nueva vida en la isla.
Las actrices Melanie Lynskey y Kate Winslet en la adaptación fílmica del caso de Pauline Parker y Juliet Marion Hulme
Sin embargo, Honora Mary Parker, de 45 años, madre de Pauline, una mujer de educación tradicional, al descubrir los planes de su hija, se opuso de manera tajante a que la abandonara. Entonces el mismo fuego juvenil que hizo que las chicas se enamoraran se volvió en odio profundo contra Honora Mary Parker y comenzaron a planear la mejor manera de deshacerse de ella. El 22 de junio de 1954 decidieron que sería la fecha para librarse del obstáculo. Pauline dejaría esta entrada en su diario como prueba de lo que planeaban hacer: «Mi madre ha destruido toda la belleza. Es uno de los principales obstáculos de mi camino. La próxima vez que escriba, ella habrá muerto. ¡Qué extraño sentimiento de placer!»
Pauline y Juliet invitaron a la madre de la primera a dar un paseo por uno de los parques de la comunidad de Christchurch. Ignorante de lo que estaba por ocurrirle, Honora Mary Parker disfrutaba del momento, el día era soleado, las aves cantaban en los árboles, cuando fue atacada por las chicas con un ladrillo como arma. Al darse cuenta que un solo golpe no bastaría para eliminarla, propinaron a su víctima 45 golpes hasta acabar con su vida. Para las asesinas fue complicado, ya que la señora luchó arduamente por su vida. Cuando por fin el cuerpo, bañado en sangre, la cabeza desecha, dejó de moverse, las chicas llamaron la atención de algunas personas que pasaban diciendo que la mujer había resbalado y su cabeza golpeado el pavimento.
Cuando la policía investigó lo ocurrido y revisó la escena del crimen, encontró un ladrillo ensangrentado envuelto en una media, a pocos metros de distancia de donde se hallaba el cadáver. Las chicas fueron halladas culpables por el crimen y condenadas a cinco años de prisión, ya que al ser menores de edad no podían ser ejecutadas. También se les impidió reunirse de por vida una vez que salieran de la cárcel. El caso fue llevado al cine por Peter Jackson, en 1994, en la producción Heavenly Creatures.
Al salir de su encierro, ambas cambiaron de identidad y Juliet regresó a Inglaterra donde se dedicó a trabajar como asistente de vuelo durante algunos años. Vivió en Estados Unidos, donde se unió a la iglesia mormona, y después regresó al Reino Unido para establecerse en el pueblo escocés de Portmahomack. En 1979, su vida dio un giro cuando su carrera como escritora profesional comenzó con la publicación de la novela El verdugo de la calle Cater, la primera de una larguísima lista de novelas adscritas al género policiaco que le han dado fama, dinero y renombre en todo el mundo. Sólo que estos libros no los publicó con el nombre de su adolescencia sino con el de su nueva identidad: Anne Perry.
Juliet Marion Hulme, en la actualidad mejor conocida por su nombre literario: Anne Perry
Una gran parte de su narrativa se concentra en el periodo victoriano. Es en él donde los crímenes y los misterios que sus personajes se ven obligados a resolver transcurren entre castillos, mansiones y callejuelas neblinosas. Algunas de sus novelas son protagonizadas por el investigador privado y amnésico William Monk, sobre el cual la autora dice: «Está obligado a descubrir cosas de sí mismo a través de lo que los demás le cuentan acerca de sus actos. Que otros te juzguen… ¡es duro! Porque todos nos juzgamos muy benévolamente a nosotros mismos, siempre creemos justificados nuestros actos». Anne Perry es obviamente cuestionada en numerosas entrevistas acerca de su negro pasado como lo demuestra el siguiente fragmento de una entrevista concedida por la escritora al diario El Periódico, donde habla con franqueza acerca de su historia:
¿Más que olvidar su crimen?
AP: ¡Aquello sucedió hace 54 años! Yo podría olvidarme absolutamente del tema si no me lo recordaran constantemente ustedes, los periodistas. ¿Sus amigos le recuerdan sus errores a cada momento?
El suyo no fue un error cualquiera.
AP: Yo era una niña enferma a la que trataron con medicina experimental. ¡Me dieron tres veces la cantidad indicada! A eso hay que sumarle la inmadurez de la edad y el que en tres días mi padre perdió su trabajo y se divorció de mi madre. Demasiadas cosas… Todos tenemos algo que olvidar. ¿Usted cree en el perdón?
Sí. ¿Se ha perdonado a sí misma?
AP: Sé que no debía haber hecho aquello. Pero culparse constantemente de lo malo que uno ha hecho es sumamente destructivo. Incluso diría que egocéntrico. Mi manera de avanzar ha sido intentar ser mejor persona. Mirar hacia fuera. ¿No cree que las personas que siempre se quejan resultan muy aburridas?
La pregunta surge de inmediato al conocer su historia: ¿Anne Perry escribe sobre crímenes porque es capaz de entender la mente de un asesino a sangre fría? Es uno de los misterios que rodean la vida de esta autora, pues la mente de un escritor suele ser un laberinto de oscuros pasadizos que nos conducen a respuestas en extremo terroríficas. «No pienso escribir sobre el crimen que cometí. Que cometimos. Ya se ha hablado suficiente. Y han pasado más de 60 años. No tendría ningún sentido», dice Perry para el diario El Mundo.
Anne Perry sigue siendo una de las escritoras en activo más notables del género policiaco. Si se animara a dejar un testimonio escrito de su caso, sin duda éste sería uno de los asesinatos más brutales narrados de manera explícita por sus autores y que conmoverían al mundo por sus repercusiones y características.