El Principito no es sólo un libro, es una de las obras más celebradas y analizadas, un clásico que ha cautivado a decenas de generaciones gracias a su entrañable historia, diversas interpretaciones y análisis que surgen a partir de este libro escrito en 1943 por Antoine de Saint-Exupéry.
Análisis de El Principito
Se trata de una obra de ficción dedicada a un público infantil apoyada con algunas singulares ilustraciones que acompañan una historia simple cargada de profundas reflexiones filosóficas de una manera muy llevadera, pero existe una lectura entre líneas mucho más profunda.
Foto: RTVE
El Principito es un libro de sabiduría, pero no actúa como una solución a los problemas de la vida. Eso es porque la verdadera sabiduría significa comprender que los problemas de la vida no tienen un remedio fácil. Una constante crítica de la literatura infantil es que moraliza, en lugar de revelar la complejidad de las situaciones. Muchos padres y educadores defienden la práctica de moralizar debido a la incapacidad de la mente del niño para manejar la ambigüedad moral. Este es un argumento atractivo y en parte cierto, sin embargo, es deshonesto presentar un mundo simplista a los niños. Parte del regalo de la escritura de Antoine de Saint-Exupéry es que no le dice al lector cómo comportarse. Libre de las cadenas de la moralización, El Principito anima al lector a cuestionar, en lugar de dar una conferencia sobre cómo debe ser o no la vida.
Los mejores textos filosóficos no nos dicen qué pensar. Tampoco nos dicen cómo actuar. La verdadera filosofía debe tener una comprensión sofisticada de la vida y sus matices. Aunque no existe una manifestación material de amor y cuidado, el lector comprende que lo que importa es lo que el corazón puede ver. Por eso, El Principito argumenta a favor del significado.
El Principito anima a dar sentido a la vida. Aboga por una filosofía profunda y matizada, tanto para adultos como para niños. Esa es la máxima filosofía de El Principito: que no necesitas la vista física para que algo exista o importe. Eso no solo fomenta una discusión profunda sobre el simbolismo y cómo los humanos crean significado, sino que también sugiere honestidad y verdad.
Significado de El Principito
El aviador se encuentra por primera vez con el Principito después de estrellarse su avión en el desierto. Sabe que si no puede arreglar su avión rápidamente, morirá expuesto. Al principio, como lo haría cualquier adulto, se concentra en reparar la máquina e incluso está un poco molesto con este extraño viajero que aparece de la nada y no parece compartir su preocupación por su muerte inminente. En cambio, el Principito habla sobre el deseo de tener una oveja y los volcanes extintos en su planeta de origen y su rosa.
El Principito conoce un secreto. Sabe que ahí fuera, en medio del paisaje bañado por el sol, hay un pozo. En ese pozo está toda el agua que necesitan. Para él, el desierto no se trata de las duras realidades de la supervivencia o de lo que el ojo puede ver. No se fija en el implacable sol ecuatorial y la extensión sin fin, ve el pozo oculto. El desierto es un lugar de belleza porque en algún lugar escondido entre los montones de arena hay un manantial, y esta agua escondida a su vez otorga belleza, vida y amor a los cansados náufragos.
Una metáfora que se usa con frecuencia para nuestras propias vidas aquí en la tierra es que habitamos un desierto que hay que atravesar. El secreto es contemplar cómo esta realidad está imbuida de otra realidad perfecta. Este es un desierto, pero es hermoso. Así son todas y cada una de las personas y cosas bajo el sol. En algún lugar se esconde una fuente de vida que hace que todas las cosas sean nuevas.
Foto: El Principito, SensacineEl dibujo de un sombrero revela que en realidad es una boa constrictor con un elefante adentro, e incluso los climas más duros y prohibidos revelan su gloria oculta. El desierto es un lugar mortífero, árido e inhóspito y, sin embargo, incluso el desierto guarda un secreto que lo vuelve hermoso.
La rosa, para Saint-Exupéry, representa el amor, la forma en que nos domesticamos y nos dejamos domesticar. Es esta virtud invisible la que hace que una sola rosa sea especial. No es la flor en sí, después de todo, hay campos y campos de rosas por ahí. Por apariencias externas, una rosa es como cualquier otra rosa. Entonces, ¿en qué se diferencia? Es el lazo invisible del amor. El costo de no atreverse a amar es perder por completo el sentido de nuestra existencia. Es ver un campo de rosas, objetos bastante bonitos pero bastante comunes. Cada rosa es única por el amo que se le da. Este significado se extiende a la totalidad del mundo y sus elementos.
El Principito, como todos los grandes libros, nos cuestiona y recuerda quiénes somos y qué es exactamente lo que nos hace tan especiales. Un libro dedicado a la infancia pero disfrutable a cualquier edad.
Foto: Corazón Films