Soren Kierkegaard fue un filósofo y teólogo que nació en Copenhague, Dinamarca, el 5 de mayo de 1813. Sus intereses intelectuales siempre estuvieron enfocados en las doctrinas religiosas y la filosofía, área en la que fue un pensador existencialista, considerado el padre de ésta. Fue autor de “O lo uno o lo otro” (1843), “Temor y temblor” (1843), “Diario de un seductor” (1843), “El concepto de la angustia” (1844) y “La enfermedad mortal” (1849). A continuación te compartimos algunas de sus frases sobre existencialismo.
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El ser humano es una síntesis de lo temporal y lo eterno, de lo finito y lo infinito.
Debo encontrar una verdad que sea verdad para mí.
La angustia es el vértigo de la libertad.
La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada.
La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante. Si te casas lo lamentarás. Si no te casas, también lo lamentarás.
Me siento como si fuera una pieza en una partida de ajedrez, cuando mi oponente me indica: esa pieza no puede ser movida.
Vivir en el recuerdo es el modo de vida más perfecto que se pueda imaginar.
Los dioses no regalan grandezas. Nada verdaderamente grande se obtiene gratis.
La gente exige la libertad de expresión como una compensación por la libertad de pensamiento, que rara vez utilizan
Los recuerdos, con el tiempo, se vuelven un precioso tema de conversación y en su alma causará más efecto aquello que conmovió tan profundamente su sentir.
Que otros se lamenten de que los tiempos son malos; yo me quejo de su mediocridad, puesto que ya no se tienen pasiones.
Dejemos con toda tranquilidad a la gente sabia el orgullo de no caer nunca en contradicción.
Para que la puerta de la felicidad se abra hacia dentro, es necesario retirarse un poco para poder abrirla: si alguien la empuja, cada vez la cierra más.
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El tirano muere y su reino termina; el mártir muere y su reino comienza.
Debo encontrar una verdad que sea verdad para mí.
El ser humano es una síntesis de lo temporal y lo eterno, de lo finito y lo infinito.
La fe es la pasión por lo posible y la esperanza es el acompañante inseparable de la fe.
Cuando al hombre se le pone como medida de todas las cosas, se le convierte en esclavo de su propia finitud.
Cuando el cristianismo se convierte en instrumento del nacionalismo, queda herido en su corazón y se convierte en estéril.
Cuando la muerte se prevé inminente e inevitable, se puede en conciencia renunciar a unos tratamientos que procurarían una prolongación precaria y penosa de la existencia.
Cuando oréis, no seáis charlatanes como los paganos, que creen ser escuchados en virtud de su locuacidad.
De todas las cosas sin importancia, el fútbol es, de largo, la más importante.
Debemos perdonar siempre, recordando que nosotros mismos hemos necesitado el perdón. Tenemos necesidad de ser perdonados mucho más a menudo que de perdonar.
El desarrollo es el nuevo nombre de la paz.
El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda vida humana. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad.