“Hay que estar siempre borracho. Para no sentir el horrible fardo del Tiempo hay que emborracharse sin tregua. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, a vuestro gusto. Pero emborrachaos”.
–Charles Baudelaire
El alcohol acompaña la vida de los escritores como el aroma de las flores al jardín o los sueños al surrealismo. Un castigo no tan doloroso que desinhibe la creatividad y aletarga al sufrimiento. Desde la época romántica, el alcohol y la literatura se han relacionado tan estrechamente que su unión se considera un estereotipo del escritor bohemio. Los más grandes escritores tuvieron una estrecha conexión con el alcohol. Baudelaire comenzó con la después larga lista de escritores alcohólicos que no sólo lo eran, sino que escribían de sus problemas con la bebida; según él, el alcohol es lo que permite al simple mortal satisfacer sus ansias de infinitud, y probablemente por esto sea tan popular en todos lados.
Es el remedio de las tristezas, el alentador de la alegría, el compañero en momentos difíciles y el sabor de los fines de semana. Cuántas cosas no podrán ser escritas sobre el alcohol y sus mágicas virtudes que como si fuera un ensueño atrapan a los que lo prueban. Benéfico y perjudicial, bueno y malo, positivo y negativo, el alcohol es tan polifacético que en su vid, un individuo puede ver todas sus caras, y que el licor sea su mejor amigo y su peor enemigo.
Escritos de un viejo indecente, Charles Bukowski
Bukowski habla con una maestría absoluta de los temas triviales de un viejo indecente. Directo contundente y salvaje. Irreverente y sin ninguna convención y con la única convicción de no ser un escritor tradicional, de no encajar en ninguna parte. Conoce las calles y sabe cómo hablar sobre encuentros sexuales, vodka, vino, cigarrillos y bares para mostrarnos la visión cruel y depresiva del señor Hank para recordarnos los valores artificiales que el mundo globalizado nos entrega.
Los relatos que tiene este libro fueron escritos para la revista Open City y llevaron a Bukowski a ser una leyenda viviente. Escritos de un viejo indecente parece que una que cuenta las andanzas del escritor por las grandes ciudades, donde no importan las creencias políticas ni la vida diurna. Importa el alcohol y lo que este traiga.
Sobrebeber, Kingsley Amis
El alcohol en sus múltiples variedades es el protagonista del autor británico. Este libro de Amis conjuga tres relatos que versan sobre el alcohol: Sobre el beber, El trago nuestro de cada día y El estado de tu copa. Sus relatos son divertidos y tienen un gran sentido del humor plagado de reflexiones irreverentes.
Desde su juventud, Amis era aficionado a la bebida. Con este libro alaba al alcohol desde el mundo pasado mientras brinda consejos más divertidos que filosóficos, más irreverentes que sabios.
Bajo el volcán, Malcolm Lowry
Esta novela le tomó a Lowry diez años. Es considerada como su obra maestra y una de las mayores obras literarias de todos los tiempos. Cuenta la historia de Goefrey Fimin, un excónsul británico alcohólico que se encuentra en Cuernavaca mientras transcurre la celebración de día de muertos en compañía de Yvonne, su exmujer y su hermanastro Hugh.
En este libro se manifiestan la soledad, la muerte y el alcohol de una manera intensa. Con gran fuerza que refleja muestra altibajos emocionales sorpresivos.
El diario del ron, Hunter S. Thompson
Un periodista bebedor de ron abandona Greenwich Village para ir a Puerto Rico para trabajar en San Juan Daily News. La triada ron, sexo y sol se convierten en prolongadas borracheras, peleas y fiestas de días enteros donde la sexualidad acompaña a los asistentes. La vida del periodista transcurre en la isla, mientras se da cuenta que la corrupción y las alianzas políticas son las que mueven al país.
El perseguidor, Julio Cortázar
Es uno de los cuentos más emblemáticos del autor y un clásico de la literatura. Los últimos días del virtuoso saxofonista Johnny Carter ocurren entre la autodestrucción y la grandilocuencia. Cortázar, uno de los escritores más involucrados en el mundo del jazz, hace este homenaje a Charlie Parker.
El peculiar estilo de vida de Parker entre habitaciones de hospitales mentales y hoteles. Entre la vida del jazz actual y el jazz atemporal. Con esta obra, Cortázar nos muestra todos los matices del personaje y le da una nueva dimensión a la vida del líder de la revolución musical de finales de los 40.
Tristessa, Jack Kerouac
Ambientada en la Ciudad de México, esta novela retrata la relación del autor con una prostituta mexicana llamada Tristessa. Kerouac narra cronológicamente la vida de Tristessa y su adicción a la morfina mientras la belleza e inocencia de la chica poco a poco se destruyen. Jack Duluoz, su alterego, vive su aventura sumergido en el alcohol, las drogas. Triste y enloquecido de amor y culpa.
Fiesta, Ernest Hemingway
Los personajes de esta novela tienen grandes problemas con el alcohol. Viven como si fuera su trabajo; de hecho, Mike, uno de los personajes, se distingue por su habilidad por permanecer borracho por días y tal vez años. El alcohol les brinda la capacidad de escapar de la realidad, de escapar de sus dudas y miedos y renuncia a la responsabilidad que conllevan sus acciones.
Hemingway comenzó a escribir su novela el 21 de julio de 1925 en su cumpleaños, basándose en un viaje que realizó a España ese mismo año, por lo que la aventura se centra en el viaje de unos amigos para ver el festival de Pamplona. Los personajes se basan en gente real del círculo de amigos del autor. En la novela, Hemingway presenta su visión de la “Generación perdida”, aquella que será decadente, irremediablemente dañada y desenfrenada.
Conversación en la catedral, Mario Vargas Llosa
Santiago Zavala es un periodista de clase media alta y Ambrosio es un viejo que se dedica a matar perros en la perrera municipal. Ambos se reencuentran después de muchos años en un bar ubicado sobre el Río Rímac. El diálogo dura cuatro horas que sirven como hilo conductor de cuatro historias.
Todo comienza cuando se preguntan en qué momento se había jodido Perú. Y mientras toman una cerveza tras otras, las historias son contadas en el bar conocido como La Catedral.
Llega el hombre de hielo, Eugene O’Neill
Escrito de 1929, la que sería una reconocida obra de Broadway, se centra en un grupo de jóvenes que gastan su tiempo bebiendo, durmiendo y soñando con el mañana, cuando, creen, llegará un hombre llamado Hickey para que cambie sus vidas.
Esta obra, junto Largo viaje hacia la noche, le dieron a O’ Neill el título del padre del drama de América, ganó el premio Pullitzer y el Nobel de literatura.
El almuerzo desnudo, William Borroughs
Las experiencias de Borroughs, caracterizado como William Lee, con el alcohol y las drogas, son escritas en las páginas de este libro sin un orden lineal. Cada uno de los capítulos está conectado vagamente, por lo que el mismo Borroughs declaró que podía ser leído en desorden.
El adicto William Lee viaja de Estados Unidos a México. Borroughs imprime un tono satírico y caricaturesco de la sociedad norteamericana que vive después de la Segunda Guerra Mundial, burlándose de las instituciones, el gobierno, la Iglesia y los estereotipos.
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