La romántica historia de la institución de los Premios Nobel a las contribuciones más importantes a la humanidad es parte de un proceso cerrado, inaccesible para el resto de la humanidad que no pertenece al comité de instituciones responsables de la entrega del galardón.
La entrega del Nobel no está exenta de polémica, especialmente en lo que respecta a los premios de ciencias económicas, literatura y paz. Desde Henry Kissinger a Milton Friedman o Barack Obama, los laureados en ocasiones representan justo lo opuesto a su galardón. En el campo de las letras, monstruos literarios de la talla de Proust, Joyce, Borges, Nabokov o Virginia Woolf fueron relegados del premio sin justificación alguna más que la subjetividad de los miembros de la academia.
En este año, las predicciones de la crítica especializada se decantan por autores que a pesar de haber sido los favoritos no han tenido suerte en las ediciones anteriores, otros menos visibles, algunos en retiro y otros más que se alejan de la tradición occidental y por cuestiones geopolíticas, son una posibilidad latente para hacerse con el prestigioso galardón. Aquí los seis escritores mejor perfilados para llevarse el Nobel de Literatura en 2016:
Haruki Murakami
El favorito para llevarse el galardón desde hace un lustro es el autor de “Tokio Blues” (1987), referente de la literatura contemporánea y sólido best-seller alrededor del globo. Si bien la narrativa de Murakami se suscribe al relato posmoderno, lleno de referencias a la cultura pop y hechos surreales, se trata de un autor que es esperado por sus seguidores en todo el mundo y conecta a través de sentimientos propios para todos como la soledad, la sexualidad o la tristeza.
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Ali Ahmad Said Esber (Adonis)
A pesar de la poca influencia en América del poeta franco-sirio nacido en 1930, su trayectoria como ensayista, promotor de la poesía árabe moderna en el mundo occidental – y viceversa–, además de crítico literario, le ha valido estar entre los nombres más barajados cada octubre para hacerse con el galardón de la Academia Sueca. Adonis vive en París y su inspiración son ciudades cosmopolitas como Nueva York y más recientemente México, que visitó en 2012 y le inspiró a escribir “Zócalo” (2013).
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Philip Roth
El norteamericano retirado en 2012, autor de “Pastoral Americana” (1997) y “La mancha humana” (2000) puso fin a una brillante y multifacética producción literaria que abarcó desde novelas autobiográficas, cuentos y la famosa trilogía americana. Para un gran sector de la crítica especializada, Roth tiene amplias posibilidades de unirse a la lista que integran gigantes de las letras que nunca se hicieron del galardón como Proust, Kafka o el mismo Borges.
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Joyce Carol Oates
¿La carrera literaria de la escritora neoyorquina cuenta con las credenciales para llevarse el Nobel? Las encuestas al público, casas de apuestas y la crítica especializada responden positivamente a esta cuestión. El estilo oscuro, realista, crítico, siempre violento y punzante de Oates responde a una realidad que reaviva los conflictos en la decadencia de la sociedad moderna. La novela “Black Water” (1992) basada en el accidente que sufrió Ted Kennedy, es considerada uno de los libros indispensables de la literatura norteamericana en el último siglo.
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Ngugi Wa Thiong’o
El autor keniata, conocido por su activismo y orientación política que le valió un año en la cárcel después de la publicación de su principal obra “I Will Marry When I Want” (1977), es un candidato que se contempla desde hace un par de años. La influencia de sus obras con mensaje político, su intención de reanimar el teatro y el interés por escribir en suajili y gikuyu lo perfilan como uno de los finalistas al Nobel de este año.
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Ismail Kadare
A través de la tradición mitológica de los Balcanes -sobre la que descansan cantos homéricos y leyendas que forjaron Occidente- el escritor albanés mantiene un hilo argumentativo e histórico en su temática sobre el conflicto de la península. “El palacio de los sueños” (1981) recoge la mejor forma de su narrativa en una crítica con tintes kafkianos sobre un régimen que utiliza los sueños para clasificar a las personas por su peligrosidad. Su nombre sonó con fuerza para el galardón después de hacerse del Príncipe de Asturias en 2008 y aún hoy sigue siendo una apuesta de bajo perfil.
Como siempre, nada está dicho en un proceso que se mantiene en total hermetismo y en el cual siempre hay espacio para una sorpresa. Apostando por el carácter políticamente correcto de la Academia Sueca y el contexto internacional en la actualidad, no sería una gran sorpresa que Adonis se hiciera del premio, dada su popularidad en Europa. Al igual que en el Cónclave del Vaticano, los candidatos finales son un total secreto y no será hasta la salida del humo blanco, el próximo 13 de octubre desde la sede de la Academia Sueca, que el mundo sabrá quién ostenta el galardón de literatura en 2016.
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