Se puede decir que Salvador Novo, sin ser un escritor popular, sí es un secreto a grandes voces, y que, además, el personaje se ha implantado como una figura de época y celebración de lo marginal. Así describió Carlos Monsiváis el trabajo del ensayista, dramaturgo, traductor y poeta: Salvador Novo, quien en 1967 recibió el Premio Nacional de Literatura, galardón con el que coronó su importante obra de creación literaria y su contribución teórica a los diferentes aspectos de las letras mexicanas.
La ciudad de México fue el lugar de nacimiento del poeta que “nacionalizó” el humor de vanguardia: sus poemas manifiestan la burla del sentimiento modernista y la apertura hacia el paisaje de la primera posguerra: urbano, industrial, publicitario. En las letras inglesas descubrió su auténtica voz, considerado, incluso: el “Oscar Wilde mexicano”, pues sus breves e irónicas composiciones, fijan con distancia crítica, imágenes de la infancia perdida.
“Formó parte del movimiento de ´los contemporáneos´, el que representa, en grados muy diversos según la personalidad de sus exponentes, la influencia que habiendo partido de Francia casi simultáneamente, estarían destinadas a no encontrarse más que en un punto situado en el infinito: la poesía pura y el surrealismo.
Con el surrealismo culminan las posibilidades de la ´imagen poética´, es decir, las posibilidades que la poesía tiene de estimular la producción de cosas visibles con los ojos cerrados; en la poesía pura culmina la posibilidad de producir cosas ´pensables´por medio de la poesía. La poesía pura es el punto más alto, final de la poesía de la inteligencia, como el surrealismo lo es de la sensación.
El trabajo de Salvador Novo (1904-1974) dentro de este grupo representa la expresión más variada y la obra más rica; ésta abarca desde poemas escritos a los once años, en los que ya es visible uno de los elementos más representativos de su poesía: la ironía, que será, a su vez, una de las constantes más interesantes de la poesía mexicana más reciente que fructifica en el género del epigrama.
Novo introdujo el humor y la sátira en el curso de nuestra poesía, como consecuencia de su conocimiento de la poesía inglesa. Dentro de la concepción de sus letras, Novo es esencialmente un poeta desencantado en quien la ironía y la desilusión están dirigidos hacia la banalidad de la sociedad contemporánea cuya vida ha sido el tema de su obra durante los últimos años.
Su ardiente defensa de la identidad y los valores mexicanos trascendió la actividad artística y docente para concretarse en un compromiso político que lo llevó a participar en la fundación del Partido Popular Socialista, pero su cauce de expresión fue siempre fundamentalmente literario y, en 1946, dio a la imprenta una de sus grandes obras en prosa, Nueva grandeza mexicana, que le hizo merecedor del título de “cronista de la Ciudad de México”.
La existencia del poeta se extinguió en la ciudad de México el 14 de enero de 1974. Entre sus obras se encuentran obras de teatro, ensayos, prosa y poemas que, además, se vincularon a la vida política.
Salvador Novo publicó 11 libros de poesía. Su obra trata temas como la llegada de un provinciano a la capital, los inventos modernos de inicios del siglo XX, el amor y la modernidad. La magistral poética de sus versos, las temáticas de sus crónicas, el anacronismo de sus memorias y su polémica vida, hicieron de Salvador Novo un referente de la literatura mexicana de la primera mitad del siglo XX.
“Amor”
Amar es este tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo.
Amar es aguardarte
como si fueras parte del ocaso,
ni antes ni después, para que estemos solos
entre los juegos y los cuentos
sobre la tierra seca.
Amar es percibir, cuando te ausentas,
tu perfume en el aire que respiro,
y contemplar la estrella en que te alejas
cuando cierro la puerta de la noche.
Fuente: Los contemporáneos y sus contemporáneos, por Salvador Elizondo, UNAM